El actual gobierno de Javier Milei ha dejado en evidencia, desde su asunción, que no está dispuesto a gobernar para todos los argentinos. Bajo una fachada de “libertad”, impone un régimen autoritario, clasista, violento en su lenguaje y sus actos, y brutal en su política económica. Es un régimen conservador liberal-libertario que desprecia al pueblo trabajador, que ataca los derechos conquistados, y que insulta de forma sistemática a quienes piensan distinto. Su visión de la libertad se limita a la desregulación salvaje de la economía, y a su financiarización.
Todo en favor de unos pocos; despreciando la forma representativa republicana federal, según establece la Constitución Nacional. Para Milei, los que no se alinean con su visión ultraliberal, anarco-capitalista y elitista son “zurdos de mierda”, “parásitos”, “colectivistas”, “chorros”, “ñoños republicanos”, “kukas”, “planeros”, “empobrecedores seriales” o “larvas”. No son simples exabruptos: es una estrategia comunicacional para deshumanizar al otro, eliminar el disenso y justificar el saqueo y la represión. Porque, si los que defienden la industria nacional, la soberanía, los derechos sociales y un rol activo del Estado son “enemigos”; en su perversa concepción, cualquier atropello sobre ellos se volvería legítimo.
Básicamente el régimen conservador-liberal-libertario de Milei se ha asentado sobre una lógica brutal: dividir a la sociedad entre los que piensan como él -los que denomina “gente de bien”- y los que se atreven a disentir. Eso le permite, en la práctica, gobernar con un 30% de fundamentalismo libertario, a lo que agrega el colaboracionismo de otros sectores. En nombre de “su batalla cultural”, este gobierno viene destruyendo sistemáticamente el entramado productivo nacional. Cierra fábricas, paraliza la obra pública, abre indiscriminadamente las importaciones, deja caer el consumo interno, y destruye miles de empleos.
Es un régimen prevalentemente financiero-especulativo, obsesionado con los números del Excel y los dictados del FMI; y despreocupado por la vida real de las familias argentinas. Se endeuda en dólares mientras dice que hace “déficit cero”. En realidad, hay un brutal traspaso de recursos desde, los perjudicados sectores populares, en beneficio del poder económico concentrado. Este modelo no tiene futuro. Porque no produce, no incluye, no genera riqueza genuina. El único “milagro económico” que promete es el de unos pocos ganando en la timba financiera, mientras millones caen en la pobreza.
La industria nacional, la ciencia, la educación pública, la salud y la cultura son vistas como “gastos” o “curros” por un patológico entendimiento que odia al Estado y al pueblo que se organiza. Para el grupo OND, frente a este escenario devastador, es urgente seguir impulsando y trabajando por una alternativa de Nación basada en la industrialización con justicia social. Industrializar no es un capricho ideológico. Es la única vía seria para generar trabajo digno, valor agregado, desarrollo regional, soberanía económica y estabilidad a largo plazo.
La industria es el corazón productivo de un país. Implica encadenamientos productivos, inversión en tecnología, puestos de trabajo, integración social, fortalecimiento del mercado interno y protagonismo geopolítico. Un país industrializado con justicia social no se arrodilla ante el dólar ni vive del monocultivo, o la especulación. Tiene empresas, trabajadores registrados, sindicatos activos, universidades comprometidas con ese desarrollo, políticas públicas orientadas al bien común. Tiene, en definitiva, proyecto de presente y de futuro.
Por eso, decir basta a un régimen de odio, ajuste y destrucción no es una mera consigna militante, es una necesidad vital para quienes creemos en una Argentina para todos, no para unos pocos privilegiados. Hay otro camino posible. Empieza por recuperar la política como herramienta de transformación; con el Estado armonizando y articulando la relación entre trabajo y capital. Una comunidad organizada que refleje la internalización de un proyecto de Nación. Proyecto que, desde el grupo OND, sintetizamos en: “Industrialización con Justicia Social”.
*Abogado laboralista. El texto presente fue elaborado con el conjunto de los integrantes del espacio: Grupo Ofensiva Nacional Democrática.
*Por Mario Gambacorta