La OIT aseguró que la desigual distribución de la riqueza impide la expansión de la Justicia Social

Por Redacción

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que, aunque el mundo registró avances en educación, reducción de la pobreza y productividad en las últimas tres décadas, las desigualdades estructurales y la falta de confianza en las instituciones  limitan los avances de la justicia social.

El informe La situación de la justicia social: Progresos en curso, difundido antes de la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Doha durante el mes de noviembre,  concluyó que la población mundial es más rica, sana y educada que hace 30 años, pero los beneficios no se distribuyeron equitativamente y la reducción de desigualdades se estancó.

Desde 1995, la tasa de trabajo infantil cayó del 20 al 10 %, la pobreza extrema descendió del 39 al 10 %, la finalización de la primaria aumentó 10 puntos y más de la mitad de la población mundial accede a algún tipo de cobertura de protección social. No obstante, a pesar de estos datos, el informe reveló déficits graves: el 71 % de los ingresos depende del lugar de nacimiento o del sexo, la informalidad laboral afecta al 58 % de los trabajadores, la brecha de participación laboral entre hombres y mujeres sigue en 24 % y al ritmo actual se necesitará un siglo para cerrar la brecha salarial de género.

Gilbert F. Houngbo, Director General de la OIT, aseguró que «el mundo ha progresado de manera innegable, pero no podemos ignorar que millones de personas siguen excluidas de la oportunidad y de la dignidad en el trabajo. La justicia social no es solo un imperativo moral: es esencial para la seguridad económica, la cohesión social y la paz».

Por otro lado, el informe aseveró que la confianza en las instituciones cayó de manera global desde 1982, reflejo de la frustración por la falta de reconocimiento justo del esfuerzo, y alertó que esta erosión puede poner en riesgo la  legitimidad de los sistemas democráticos y la cooperación internacional si no se refuerza el contrato social.

La OIT destacó que los cambios ambientales, digitales y demográficos transforman los mercados laborales y, sin políticas adecuadas, podrían aumentar las desigualdades. Inversión en capacidades, protección social, sistemas salariales justos y empleo activo son medidas esenciales para convertir estas transiciones en oportunidades de inclusión y resiliencia.

En tal sentido, la organización demandó a los gobierno una acción urgente para garantizar distribución equitativa de los beneficios económicos, reducir desigualdades y situar la justicia social en el centro de todas las políticas públicas. Las conclusiones servirán de base para la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y respaldarán la labor de la Coalición Mundial por la Justicia Social, plataforma de la OIT que reúne a gobiernos, empleadores, sindicatos y otros actores para promover sociedades más justas.

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