Por Redacción
El Papa León XIV encabezó el último jueves, en Roma, el V Encuentro Mundial de los Movimientos Populares. En ese contexto, recordó el pensamiento de Francisco y aseguró que «tierra, techo y trabajo» son «derechos sagrados». El Pontífice habló para cerca de 2.000 personas que se congregaron en Aula Pablo VI, y destacó que lo importancia de la organización popular como antídoto contra la indiferencia.
Dirigiéndose a los presentes, León XIV expresó: «Es la primera vez que tengo la alegría de encontrarme con ustedes, continuando el camino iniciado por el Papa Francisco , quien, en estos años, ha dialogado frecuentemente con la realidad de ustedes, destacando su importancia profética en el contexto de un mundo marcado por problemáticas de diversa índole».
Del mismo modo, sostuvo: «¿Pedir tierra, casa y trabajo para los excluidos es una “cosa nueva”? Vista desde los centros del poder mundial, ciertamente no. Quien tiene seguridad económica y una casa confortable puede considerar estas peticiones como algo que ya ha sido superado. Las cosas verdaderamente “nuevas” parecen ser los vehículos autónomos, los objetos o prendas de última moda, los teléfonos móviles de alta gama, las criptomonedas y otros inventos semejantes».
El Santo Padre añadió que «sin embargo, desde las periferias, las cosas se ven de otro modo; el estandarte que ustedes levantan es tan actual que merece un capítulo entero en el pensamiento social cristiano sobre los excluidos del mundo de hoy. Esta es la perspectiva que deseo transmitirles: ver las cosas nuevas desde la periferia y valorar el compromiso de ustedes, que no se limita a protestar, sino que busca soluciones».
En tal sentido, ratificó: «Las periferias claman por justicia, y ustedes gritan no “por desesperación”, sino “por deseo”: su grito es un grito que busca soluciones en una sociedad dominada por sistemas injustos. Y ustedes no lo hacen con microprocesadores o biotecnologías, sino desde lo más elemental, con la belleza del trabajo artesanal. Y eso es poesía: ¡ustedes son “poetas sociales”!».
León XIV, remarcó que «como obispo en Perú, tuve la dicha de experimentar una Iglesia que acompaña a las personas en sus dolores, en sus alegrías, en sus luchas y en sus esperanzas. Esto es un antídoto contra una indiferencia estructural que se va extendiendo y que no toma en serio el drama de los pueblos despojados, saqueados y reducidos a la pobreza».
Al mismo tiempo, añadió que «a menudo nos sentimos impotentes ante todo esto; sin embargo, frente a lo que he definido la «globalización de la impotencia», debemos comenzar a oponer una «cultura de la reconciliación y del compromiso». Los movimientos populares llenan este vacío nacido de la falta de amor con el gran milagro de la solidaridad, fundada en el cuidado del prójimo y en la reconciliación».
Por otro lado, refiriéndose al impacto tecnológico en la condición humana, puntualizó que «todos compartimos la misma humanidad, debemos asegurarnos de que las “novedades” sean tratadas adecuadamente. La cuestión no debería quedar en manos de las élites políticas, científicas o académicas, sino que debería interesarnos a todos. La creatividad con la que Dios ha dotado a los seres humanos y que ha generado grandes avances en muchos ámbitos, aún no ha logrado afrontar de manera óptima los retos de la pobreza y, por lo tanto, no ha conseguido invertir la tendencia de la dramática exclusión de millones de personas que permanecen al margen. Este es un punto central en el debate sobre las “cosas nuevas».
El Papa destacó que «cuando mi predecesor León XIII escribió la Rerum novarum a finales del siglo XIX, no se centró en la tecnología industrial ni en las nuevas fuentes de energía, sino más bien en la situación de los trabajadores. Ahí reside la fuerza evangélica de su mensaje: la atención se centraba principalmente en la situación de los pobres y oprimidos de aquella época. Y, por primera vez y con absoluta claridad, un Papa dijo que las luchas cotidianas por la supervivencia y la justicia social eran de fundamental importancia para la Iglesia».
Para Obispo de Roma, «cuando hablamos de exclusión, también nos encontramos ante una paradoja. La falta de tierra, alimentos, vivienda y trabajo digno coexiste con el acceso a las nuevas tecnologías que se difunden por todas partes a través de los mercados globalizados. Los teléfonos celulares, las redes sociales e incluso la inteligencia artificial están al alcance de millones de personas, incluidos los pobres. Sin embargo, aunque cada vez más personas tienen acceso a internet, las necesidades básicas siguen sin verse satisfechas. Asegurémonos de que, cuando se satisfagan las necesidades más sofisticadas, no se descuiden las fundamentales».
Aseveró que «la Iglesia apoya sus luchas justas por la tierra, la vivienda y el trabajo. Al igual que mi predecesor Francisco, creo que los caminos justos parten de abajo y desde la periferia hacia el centro. Sus numerosas y creativas iniciativas pueden transformarse en nuevas políticas públicas y derechos sociales. La de ustedes es una búsqueda legítima y necesaria. Quién sabe si las semillas de amor que siembran, pequeñas como semillas de mostaza , podrán crecer en un mundo más humano para todos y ayudar a gestionar mejor las “cosas nuevas”».
Por último, León XIV, subrayó: «la Iglesia y yo queremos estar cerca de ustedes en este camino. Seguimos elevando nuestras oraciones a Dios Todopoderoso. Junto con ustedes, en la oración, imploramos al Padre de toda misericordia que los proteja y los llene de su amor inagotable. Que Él, en su infinita bondad, les dé el valor de una profecía evangélica, la perseverancia en la lucha, la esperanza en el corazón, la creatividad poética. Los encomiendo a la guía maternal de María Santísima. Y desde lo más profundo de mi corazón los bendigo».