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ONU: “Los choques y factores estresantes económicos continúan impulsando el hambre aguda en casi todos los puntos críticos”

Por Redacción

La Organización de Naciones Unidas alertó, en un reciente informe, que la inseguridad alimentaria aguda puede incrementarse de manera exponencial 18 puntos críticos que abarcan un total de 22 países. Según un nuevo informe de alerta temprana de las Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación  y el Programa Mundial de Alimentos, advirtió que las situación económica internacional ha tenido impactos negativos en las naciones de bajos y medianos ingresos lo que profundiza la crisis.

De acuerdo al documento elaborado por la ONU países como Afganistán, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen se sostienen en el nivel más profundo de situación crítica. En tanto, Haití, la región de Sahel que comprende a Burkina Faso y Malí, junto a Sudán, han elevado el estado de alerta en relación a la aguda crisis alimentaria que atraviesan producto de la inestabilidad política y la violencia tanto bélica como económica.

En tal sentido, el informe remarcó que “todos estos puntos críticos tienen un gran número de personas que enfrentan una inseguridad alimentaria aguda crítica, junto con factores agravantes que se espera que intensifiquen aún más las condiciones que amenazan la vida en los próximos meses. El Líbano se ha agregado a la lista de puntos críticos, uniéndose a Malawi y América Central (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua), que continúan siendo puntos críticos”.

El documento, titulado “Puntos críticos de hambre: advertencias tempranas de la FAO y el WFP sobre la inseguridad alimentaria aguda”, publicado este último miércoles, llamó a “la acción humanitaria urgente para salvar vidas y medios de vida, y prevenir la hambruna y la muerte en los puntos críticos donde el hambre aguda corre un alto riesgo de empeorar de junio a noviembre de 2023”.

QU Dongyu, Director General de la FAO, aseguró que “las trayectorias habituales ya no son una opción en el panorama de riesgos actual si queremos lograr la seguridad alimentaria mundial para todos, asegurando que nadie quede rezagado”.

Al mismo tiempo, remarcó: “Necesitamos proporcionar intervenciones agrícolas inmediatas y sensibles al tiempo para sacar a las personas del borde del hambre, ayudarles a reconstruir sus vidas y brindar soluciones a largo plazo para abordar las causas fundamentales de la inseguridad alimentaria. Invertir en la reducción del riesgo de desastres en el sector agrícola puede generar importantes beneficios de resiliencia y debe ampliarse”.

Por su parte, la Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), Cindy McCain, manifestó que “no solo hay más personas en más lugares del mundo pasando hambre, sino que la gravedad del hambre que enfrentan es peor que nunca”.

“Este informe deja en claro: debemos actuar ahora para salvar vidas, ayudar a las personas a adaptarse a un clima cambiante y, en última instancia, prevenir la hambruna. Si no lo hacemos, los resultados serán catastróficos”, recalcó la funcionaria.

Como si esto fuera poco, el informe remarcó que existe un gran riesgo que la situación  empeore dadas las condiciones climáticas. El fenómeno de El Niño, que diversos meteorólogos anuncian puede desatarse para mediados de 2023, puede tener una alta incidencia en la profundización del estado de situación.

Asimismo, “el cambio esperado en los patrones climáticos tendrá implicaciones significativas para varios puntos críticos, incluidas lluvias por debajo del promedio en el Corredor Seco de Centroamérica, y plantea el espectro de eventos climáticos extremos consecutivos que afectan áreas del Sahel y el Cuerno de África”.

Para la ONU “los choques y factores estresantes económicos continúan impulsando el hambre aguda en casi todos los puntos críticos, reflejando las tendencias globales que se arrastran desde 2022, cuando los riesgos económicos estaban generando hambre en más países y para más personas que los conflictos. Estos riesgos están en gran medida relacionados con las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de COVID-19 y el efecto dominó de la guerra en Ucrania”.

“Se espera que el año 2023 traiga una desaceleración económica global debido al endurecimiento monetario en los países de ingresos altos, lo que aumentará el costo del crédito, debilitará las monedas locales y agravará aún más la crisis de la deuda en las economías de ingresos bajos y medianos”, precisó el informe.

En esos términos, según se desprende del documento: “El Fondo Monetario Internacional pronostica un crecimiento del PIB mundial del 2.8% en 2023, el nivel más bajo en 10 años además de la caída inducida por la COVID-19 en 2020. El PIB de África subsahariana también crecerá un 0.3% menos que en 2022. Se espera que los países de ingresos bajos y medianos sean los más afectados por la proyectada desaceleración en sus principales mercados de exportación, junto con el aumento de las tasas de interés en las economías de ingresos altos”.

De este modo, “con precios mundiales de alimentos que probablemente se mantendrán elevados en comparación con los estándares históricos en los próximos meses, las presiones macroeconómicas en los países de ingresos bajos y medianos no disminuirán. Esto significa que la subsiguiente disminución del poder adquisitivo afectará negativamente el acceso de las familias a los alimentos en los próximos meses en muchos puntos críticos”.

Por último, la ONU distinguió que “la acción humanitaria será fundamental para prevenir la inanición y la muerte, especialmente en los puntos críticos de alerta más alta. Sin embargo, el informe señala cómo el acceso humanitario se ve limitado por la inseguridad, barreras burocráticas y restricciones de movimiento, lo que representa un gran desafío para los actores humanitarios en todo el mundo”.

 

 

 

 

 

 

1/6/2023

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