Opinión

Macri entre el hambre del pueblo y su odio a la clase trabajadora

Por Gustavo Ramírez

Al asumir como Presidente de la Nación el empresario Mauricio Macri no hizo su juramento por la Patria. Desde el principio quedó claro que su sentir nacional estaba supeditado a los mandatos de esa abstracción de poder que es  la entelequia del “mercado”. Este 20 de Junio el actual Presidente, agente político de las corporaciones financieras, montó una escena teatral en Rosario con la intención de realizar un acto por el Día  Nacional de la Bandera.

La política económica de la gestión Cambiemos es, entre otras cuestiones, el significante de representación de la ideología elitista que burdamente se identifica con los históricos enemigos de la Patria. De esta manera la política estatal sirve a los intereses económicos de países como Estados Unidos, Inglaterra e Israel, quienes en su núcleo central concentran la mayor envergadura de capital especulativo.

Con 2 millones de trabajadores desocupados el Presidente volvió a demostrar la falta de sensibilidad social de su gobierno y culpó de los males económicos, que su administración gestó, a la organización sindical de Camioneros. Sin eufemismos, el insensible  Ingeniero, tildó de mafiosos a los dirigentes Hugo y Pablo Moyano. De estas manera Macri  desnudó su franca ideología que desprecia abiertamente a la clase trabajadora a la cual considera  criminal. En este sentido el gobierno pretende avanzar contra las organizaciones sindicales que son las custodias de la Justicia Social en la que, obviamente, el Empresario no cree.

No es una exageración cuando desde estas líneas sostenemos que Mauricio Macri es enemigo de la clase trabajadora y pretende llevar a esta a un estadio pre peronista. Su concepción es abiertamente thatcherista en ese sentido y pro Británica. No hay que olvidar, en ese sentido, que  el actual Primer Mandatario se identifica  con el pensamiento de Wiston Churchill quien no ha ocultado su odio al peronismo y a Perón.

Para el pensamiento llano de Macri trabajadores con conciencia social y delincuencia son sinónimos. Sin dudas esta matriz ideológica tiene arraigo en una cultura que ve a la clase trabajadora como mano de obra esclava. Basta con ver como el servil Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, persigue sistemáticamente a los trabajadores ambulantes con mega operativos policiales.

La proposición de Macri es realmente absurda y solo busca afianzar a su núcleo duro. Incapaz de mostrar índices favorables para los más pobres culpa a estos por su magra política económica. ¿Hasta dónde es creíble? Solamente en su entorno. No es casual que en Rosariao, a su espalda, estuviera plantada como un muñeco de torta la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich otra de las piezas claves de la expresión del odio contra la clase trabajadora.

 

 

En un día histórico, donde la mayoría de los argentinos honramos a Manuel Belgrano, como el hombre que fue, que amó a su Paria y a los más humildes, vale hacer una reflexión también histórica para comprender lo que implicó, para los trabajadores, la irrupción social del peronismo:

Tal como referencia el abogado laboralista Damián Descalzo en su libro, Hagamos Justicia Juntos, el 27 de noviembre de 1943 mediante el decreto-ley 15.074/43 se dio vida a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Cita el autor a Frayt: “En diez meses la Secretaría de Trabajo y Previsión incorporó mediante decretos a 2 millones de personas en los beneficios del régimen jubilatorio y creó desde los Tribunales del Trabajo hasta el Estatuto del Péon. Era incuestionable que las mejoras sociales eran producto de la participación obrera, que esas mejoras beneficiaron a la clase obrera y que la oposición de la fuerzas patronales a esas mejoras y beneficios sirvió para definir a favor de Perón  la adhesión de la mayoría de los dirigentes. Éstos, a partir de entonces, obraron convencidos de que el defender a Perón y a la  Secretaría de Trabajo defendían verdaderamente los intereses de la clase trabajadora”. 

El discurso actual del Presidente fue una corrida socorrista para defender la postura de Coto que intenta doblegar al gremio de Camioneros para pulverizar su convenio colectivo de trabajo. Una estrategia de extorsión que pretende acorralar a los trabajadores en las negociaciones paritarias: “Si quieren ganar más deben aceptar menos derechos”.

Las comparaciones denotan como el actual gobierno eligió como enemigos a los trabajadores. Si la estrategia de campaña es negar la crisis actual – causada por un mandatario que vive arrodillado ante sus socios de Wall Street, que entrega soberanía económica y política a Gran Bretaña, que sucumbe a la política de negocios de seguridad de Israel-  se verá en serios problemas para sostener el poder que ostenta. Su complacencia con el Círculo Rojo no es determinante en la calle donde la política no se dirime por medio de discursos de distracción.

Macri y su gestión representan el atraso general de un país pujante. Son las caras insensibles de odio de clase. Herederos de los “Libertadores” del ’55. Macri miente, no estamos bien. Estamos muy mal y vamos cada vez peor. Sin dudas, los trabajadores hemos vuelto al pasado, a ese pasado más oscuro donde los derechos eran solo para la clase gobernante. Macri es el portador de la desgracia nacional.

 

 

 

*Director Periodístico de AGN Prensa Sindical

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