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En el camino de la esperanza

Por Gustavo Ramírez

Fue un domingo atípico. Desde las primeras horas de la mañana las cercanías del Congreso Nacional se vieron cercadas por el vallado policial. Las calles cristalizaron la neutralidad monótona del fin de semana con los bombos que alucinaron al día de descanso. Una vez más el movimiento obrero salió a la calle. Esta vez, para acompañar y apoyar a un Presidente que, por el momento al menos, siente cercano.

Alberto Fernández inauguró el período 2020 de Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional, flanqueado por Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner. No muy lejos de ellos, en uno de los palcos, se pudo observar la presencia de la actual conducción de la CGT junto a Hugo Moyano. Mientras tanto en las calles el sol hostigaba persistente a los militantes que no dejaban de celebrar el momento.

El capital político de Alberto se cimienta en las esperanza, más allá  de las políticas urgentes que se implementaron en estos dos meses de gestión  para paliar la situación de extrema vulnerabilidad que atraviesan millones de compatriotas. El apoyo de la clase trabajadora aun cuando el mensaje gubernalmental no la interpele de manera directa. De hecho, al calor del verano que comienza a despedirse, la militancia  sindical  entonaba la marcha peronista, mientras que en el recinto el Presidente citaba a Raúl Alfonsín.

El discurso del Presidente prescindió de la ostentación discursiva, fue mesurado pero firme y buscó integrar a la mayoría de los sectores con clara intensión de integrarlos al compromiso del desarrollo social en conjunto. Por eso no resulta casual que haya dicho, en un pasaje de su mensaje que “frente a esta situación dramática de destrucción, hemos elegido a la solidaridad como viga maestra de la reconstrucción nacional”. 

“Al mismo tiempo, estamos dejando atrás una política económica centrada en la especulación para volver a poner el foco en el trabajo y la producción”, sostuvo el Primer Mandatario sobre el inicio de su discurso y una vez que enumeró detenidamente los ejes de la destrucción promovida por la gestión de Cambiemos.

Fernández destacó que la prioridad de su gobierno es combatir al hambre. En ese sentido recordó que “el Plan Argentina contra el Hambre, así lo hemos llamado, es también una herramienta para motorizar la economía de abajo hacia arriba. Una cadena virtuosa, que acerque a productores y consumidores en comercios de proximidad, para que la inyección de más de 70 mil millones de pesos anuales (más de 1.000 millones de dólares) que representa la tarjeta AlimentAR quede en los pueblos de nuestra Patria”.

“Vamos a exigirles total responsabilidad a los formadores de precios. Argentina no resiste más el abuso de quienes “preservan” su rentabilidad a costa de consumidores condenados a pagar sus “excesos preventivos”. Debemos terminar con la Argentina de los “vivos” que se enriquecen a costa de los pobres “bobos” que estamos condenados a pagar lo que consumimos”, precisó.

Por otro lado destacó que los encuentros con funcionarios del FMI son “constructivos” al tiempo que indicó: “Preferimos una resolución ordenada a la crisis de la deuda y estamos caminando en esa dirección. Pero lo más importante es que el acuerdo al que lleguemos con los acreedores sea sostenible. Necesitamos un acuerdo que le permita a Argentina ponerse de pie y no volver a caer. Eso es innegociable”.

El presidente insistió en que “Argentina tiene que reconstruir su sistema productivo para evitar las crisis macroeconómicas que provienen del sector externo. La política industrial del siglo XXI va a tener como ejes a las universidades y centros tecnológicos calificados”. 

Al respecto Fernández profundizó al sostener que “somos un gobierno con científicos, no con CEOS. Un gobierno con la convicción de que el conocimiento es clave para las políticas públicas y para el desarrollo”. 

Lo que vendrá en corto plazo tendrá que ver con proyectos de ley que buscan afianzar el desarrollo democrático del Estado pero que no hacen a las necesidades urgentes del pueblo. Si bien esto busca reformar el sistema judicial en profundidad y federalizar la estructura administrativa del gobierno está lejos de los ejes de producción y trabajo. El discurso presidencial evidencia que mucho de lo que se pueda hacer dependerá de la negociación de la deuda, lo cual nos lleva a pensar, como bien sostiene un amigo laboralista, que las decisiones de fondo no se tomarán en el país ni por el gobierno.

En tren de ganar agenda con una mirada puesta en una parte de la clase media progresista, Fernández , pondrá en valor la discusión sobre de la despenalización de la irrupción voluntaria del embarazo.  Ante la urgencia económica, que él mismo describió en su mensaje,  por la cual atraviesan millones de pobres y trabajadores cabe preguntarse si aventurarse en esos debates es necesario o primordial en estos momentos.

Uno de los factores calves para alcanzar acuerdos macros que permitan la ampliación de derechos tiene que ver con el proyecto de ley que buscará la creación del Consejo Económico y Social para el Desarrollo Argentino. En tal sentido Alberto señaló:  “Queremos que sea el motor no sólo de políticas de Estado, sino de políticas de la sociedad. Los sectores del trabajo, de la empresa, de los movimientos sociales y de la comunidad científica y tecnológica también serán convocado”. 

El discurso presidencial fue amplio, en esa amplitud el Ejecutivo dispuso un ascenso pos-morten a los submarinistas del Ara San Juan. Un nombramiento superficial que no modifica el estado actual de situación, mas allá de obligado reconocimiento. Sobre todo porque aun queda mucho por dilucidar en ese trágico episodio. Tal vez hubiera sido un gesto de mayor envergadura si Alberto Fernández mencionara a los trabajadores desaparecidos en el mar por falta de políticas adecuadas.

El presidente confirmó también que envió al Congreso tres proyectos de ley dedicados a afianzar la soberanía nacional sobre el territorio usurpado de Malvinas. Ellos son: “Creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y Espacios Marítimos Correspondientes”; “Proyecto de ley sobre la demarcación del límite exterior de la plataforma continental argentina” y “la modificación del Régimen Federal Pesquero (Ley N° 24.922) para endurecer las sanciones a los buques que pescan ilegalmente en los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina o en aguas donde nuestro país tiene soberanía sobre recursos vivos marinos (lo que incluye las Islas Malvinas)”. Por el momento no se conocen en detalle estos proyectos de ley por lo que abre expectativa en sector.

Alberto demostró que puede jugar en toda la cancha, pero recién sobre el final mencionó a Perón. Es decir, no queda en claro desde que matriz ideológica llevará adelante su gestión política. La mesura de su mensaje abre un surco de dudas sobre todo si se tiene en cuenta que en ciertos matices se muestra ambiguo. Algo que se ve reflejado en el nombramiento de funcionarios en el ámbito público.

Si bien la esperanza en el pueblo trabajador está intacta, existen muchos interrogantes de cara al futuro cercano. Se apeló, en ese sentido, a la prudencia, a la paciencia y a esperar. Se olvida con liviandad que hace más de cuatro años que se le pide siempre a los mismo que pongan el lomo. Es cierto, Alberto anunció que se termimaron los privilegios para los que más tienen. Eso se tendrá que plasmar con contundencia en los hechos. Todo, aun, está por hacerse.

 

 

Fotografías: Ariel Chavez, AGN Prensa Sindical

 

02/03/2020

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