Por Redacción
El conflicto entre Irán e Israel entró en una nueva fase de máxima tensión tras el lanzamiento de más de doscientos misiles desde territorio iraní durante la noche del viernes y la madrugada del sábado. La ofensiva se produjo como respuesta directa a los bombardeos israelíes sobre Teherán y otras ciudades iraníes, que provocaron la muerte de figuras centrales de la conducción militar.
El ejército israelí confirmó que los proyectiles impactaron en distintos puntos del país. El ataque alcanzó una vivienda en Rishon LeZion, al sur de Tel Aviv. En ese mismo lugar, otras 27 personas resultaron heridas y se registraron daños estructurales importantes. Según fuentes de la propaganda israelí tres personas murieron y al menos 172 resultaron heridas.
En paralelo a la contraofensiva, el líder supremo iraní, Alí Khamenei, tomó decisiones clave para reconfigurar el mando militar. Designó a Seyed Majid Mousavi como nuevo jefe de la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (IRGC). Según la agencia de noticias Mehr, Mousavi ejercía como subcomandante hasta la muerte de Amir-Ali Hajizadeh, ocurrida durante los ataques aéreos israelíes sobre la capital iraní.
Por otro lado, la agencia IRNA detalló que Hatami reemplazó a Abdolrahim Mousavi, quien asumió al frente del Estado Mayor tras la muerte de Mohammad Bagheri. En la misma jornada, los ataques israelíes provocaron la muerte de otras dos figuras de alto rango: Hossein Salami, jefe del IRGC, y Gholam-Ali Rashid, comandante del cuartel central Khatam al-Anbiya.
Los hechos ocurridos en las últimas 48 horas configuraron uno de los episodios más graves en el enfrentamiento entre ambos Estados. El intercambio militar provocó víctimas civiles y bajas en la cúpula militar iraní. Mientras la tensión escala, distintos organismos internacionales evalúan el impacto regional de la nueva fase del conflicto.