Diario de la FeMPINRA

Vía fluvial del Paraná: “Sin trabajadores no hay soberanía”

Por Redacción

En torno a la cuestión que hace a las políticas que se han desarrollado sobre la vía fluvial del Paraná, en los últimos meses se han escuchado distintas voces, sin embargo ninguna de ellas expresó el carácter real de lo que ocurre como telón de fondo de una problemática que se arrastra hace más de 25 años. Muchos de los que impulsan el debate omitieron sistemáticamente la opinión de los que realmente conocen el tema: Los trabajadores y las trabajadoras del sector.

En este contexto, la Agrupación Celeste y Blanca, Práxido Geniero, del Sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento, emitió un comunicado para echar luz sobre el manto de confusión que se cierne sobre una cuestión estratégica para el desarrollo económica del país. A continuación, de manera exclusiva, AGN Prensa, reproduce el documento elaborado por las y los trabajadores:

“Tras 25 años de silencio, abandono e indiferencia, emergen en la actualidad voces idealizadas que constituyen una síntesis demagógica del oportunismo político y la fantasía ideológica, en torno a la vía fluvial del Paraná”.  Está explosión de opiniones solo refleja una postura narrativa que se empecina en dejar de lado a los actores sociales, en el proceso histórico que atraviesa a la mentada hidrovía, que siempre consagraron sus acciones en plena de defensa de la soberanía nacional: Las y los trabajadores del Ríos Paraná. 

La historia demanda que nuestro sindicato también se involucre en este debate, tal como ocurrió en 1974 cuando los trabajadores del sector, en el marco de un país que buscaba su liberación, presentaron un proyecto de autarquía para las vías navegables nacionales. Por ello, cualquier proyecto que busque soberanía no puede excluir a las y los trabajadores”. 

Ese proyecto buscaba fervorosamente la intervención del Estado, para que éste capitalizara la generación de ingresos y pudiera expandir, con planificación y eficiencia, la redistribución de la rentabilidad de la vía fluvial entre los sectores que no representaban rentabilidad para el mercado internacional. Todo aquello que generaba la vía navegable tenía que volver a la vía navegable, es decir, al y para el país. 

Es preciso destacar que por entonces, nuestra organización sindical estaba compuesta en su mayoría por trabajadores del Estado. Tras el golpe cívico militar que devastó al país a sangre y fuego, con la recuperación de la democracia todo proyecto de soberanía fue abandonado por parte del Estado. Las políticas de los sucesivos gobiernos, sobre todo después de los ’90, fueron las mismas. Se le dio la espalda a nuestros ríos, tanto como a los mares y a los puertos.

Es llamativo, entonces, que hoy se reclame con énfasis la estatización de la “hidrovía”, prescindiendo de los trabajadores, sin observar las condiciones objetivas que los subyugan y obviando sobre todo que muchos de los que hoy alzan la voz, siendo funcionarios públicos, fueron funcionales al fortalecimiento del capital concentrado en detrimento del Estado en nuestras vías fluviales.

De hecho, por ejemplo, no se menciona en la agenda discursiva, el rol de los trabajadores estatales en algunas jurisdicciones. En muchas ellas, a la vera del Paraná, los trabajadores mantienen a flote a las embarcaciones. Es llamativo que dicho esfuerzo no sea visto como un bastión embrionario para la gestación futura de una empresa nacional de dragado.

A su vez, esta Agrupación, en su momento presentó a la organización sindical un proyecto que, de cierta manera, recuperada el espíritu planteado en el de 1974. En el mismo se plasmaba que el Estado absorbiera la utilidad generada por la rentabilidad de la vía fluvial para potenciar el desarrollo económico y social de la región NEA y Litoral del país que en el esquema actual tampoco aparecen en el mapa narrativo.

 

Por ello nos preguntamos: ¿Así cómo existe la “voluntad ideológica” de impulsar la re-construcción del Canal Magdalena, por qué no se puede disponer de un cúmulo de inversiones que permita expandir lo que todavía no fue destruido? Una vez más, los trabajadores levantamos las banderas federales del peronismo, no como mera especulación discursiva, sino como realidad efectiva.

En este marco de confusión generalizada se suele confundir privatizaciones con concesiones. Tal vez ello sirva para justificar las acciones políticas que, durante 25 años, hicieron la vista gorda en el control de la concesión. ¿Por qué aquellos que fueron funcionarios públicos en un momento no bregaron para hacer cumplir con las disposiciones vigentes y hoy salen a la palestra sin mirar, sin escuchar a los trabajadores y trabajadoras del sector?

Hoy, algunos de esos funcionarios, como Horacio Tettamanti, son presentados como expertos en la materia. Sin embargo, los hechos históricos demuestran que, por ejemplo, mientras estuvieron al frente de los organismos oficiales contribuyeron, con su indiferencia o su estrategia política, al amarre de nuestras dragas, aun cuando ventilaban logros de gestión mirando para otro lado. Son los mismos que ayer pretendían que la Isla Demarchi se convirtiera en un polo audiovisual. Desde su gestión contribuyeron al abandono de nuestros equipos.

No hay que olvidar que durante el año 2009 hubo también una oportunidad histórica de retomar el camino de la liberación de la vía fluvial. Sin embargo, en aquella oportunidad se ratificaron los términos del Decreto N° 253/95. En 2010, con el Decreto N° 113/10, no sólo se extendió la concesión a la empresa Hidrovía S.A, sino también su territorio de operación. La ampliación del área fue desde el kilómetro 584 al 1238 del Río Paraná.

Es por ello que nuestra organización sindical no puede eludir esta discusión. Hay un mandato histórico que así lo demanda.

¿Por qué no decir que en el sector estatal la postergación ha sido moneda corriente? ¿Acaso el gremio olvidó su lugar de origen? El Patrón-Estado ha maltratado a los compañeros, pero fueron ellos los que brindaron un servicio por más de un siglo.

Es imprescindible discutir la soberanía del conocimiento, la misma no puede ser absorbida por la colonización cultural, esto ocurre cuando se deja de lado a aquellos que de verdad saben del tema. Las y los trabajadores de la vía navegable. No está mal opinar sobre temas que hacen a la coyuntura nacional, lo que es funcional a los intereses contrarios a la Patria es hablar sin saber, o discursear desde la ingenuidad ideológica para embaucar buenas voluntades.

Sin independencia económica es muy difícil que exista soberanía en nuestros ríos o en nuestros mares. Esto es claro también con el Canal Magdalena: La construcción por sí del mismo no va a derivar en mayor soberanía. No podemos ser ingenuos en esta situación.

Un debate en serio sobre la vía fluvial no puede hacerse en nombres de falsos idealismos. Esto ocurre cuando un sector pretende monopolizar el sentido de la verdad. Los trabajadores y trabajadoras de la hidrovía hemos dado cuenta que “mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”. Sin trabajadores no hay soberanía. Queremos que no se repita la historia. Ello es imprescindible para gestar una Patria Justa, Libre y Soberana.

“LA EMPRESA DEL ESTADO NO ES UN VEHÍCULO PARA ALIMENTAR UNA DESOCUPACIÓN DISFRAZADA O PARA TRANSFORMARSE EN FUENTE DE TRABAJO O DE INGRESOS DE QUIENES EJERCEN, CIRCUNSTANCIALMENTE, ELMANEJO DE LA COSA PÚBLICA. ES EL CAMINO PARA SATISFACER NECESIADES BÁSICAS DE LA COMUNIDAD”. Juan Domingo Perón.

 

 

5/5/2021

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