Opinión

Días del futuro pasado

*Por Gustavo Ramírez

“Los bárbaros barones del oro; ellos no encontraron el oro, no extrajeron el oro, no molieron el oro, sino que por medio de alguna rara alquimia todo el oro les pertenecía”.
BILL HAYWOOD, fundador del primer sindicato industrial de Estados Unidos, 1929

 

El punto es que la “nueva normalidad” está impuesta bajo la égida de la vieja normalidad. Si los ganadores de la crisis del 2008 fueron los mismo que la generaron y quienes la pagaron, y aun la pagan, son los sectores empobrecidos ¿ Cómo creer que es posible una nueva normalidad si las medidas económicas que se aplican para solucionar problemas actuales son las mismas que se aplicaban pre-pandemia? ¿Cómo confiar, si el propio sistema no ha podido dar soluciones concretas a la crisis presente y los ganadores fueron los que ganaron también en el 2008?

Hace horas el Papa Francisco señaló: “Cuando la fe se limita a ejercicios verbales estériles, sin involucrarse en la historia y las necesidades del prójimo, la coherencia entre el credo profesado y la vida real se debilita. El riesgo es grave; por este motivo, Jesús usa expresiones fuertes, para advertirnos del peligro de caer en la idolatría de nosotros mismos…”

Al mismo tiempo el gobierno nacional volvía a dar una muestra más de genuflexión ante los poderes económicos y levantaba la restricción a las exportaciones de maíz que generaron el lookout patronal de las entidades oligárquicas camperas. El entrerriano Jorge Chemes, Presidente de las  Confederaciones Rurales Argentinas, fiel a las tradiciones urquicistas de la anti-patria, declaró a la prensa que “vamos a vender lo que el gobierno autorice, el problema acá no es solamente el tema del tonelaje, sino la idiosincrasia intervencionista en el mercado que no hace al desarrollo del mercado de maíz o de cualquier mercado de granos”. 

Durante el año 2020, en plena crisis sanitaria por el avance de la pandemia de COVID-19, el precio de la carne aumentó un 75 %, durante el último mes del año viejo se registró un alza del 19,9 %. La exportación de carne implicó un registro de 567 mil toneladas netas, lo que equivale a un valor en dólares de 2.512 millones. “Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”, cantaba don Atahualpa.

En el país donde el 40,9 % de la población es pobre, éste círculo pequeño de empresarios multimillonarios promueve condicionamientos de sometimiento sistémico para maximizar ganancias y expropiar la riqueza de la Nación. Lo alarmante es la pasividad del gobierno frente a este accionar continuo o  lo que es peor, su permanente decisión de retroceder ante estas hienas. Cabe aclarar que estas entidades no han dejado de ganar y engrosar su capital durante la pandemia, mientras millones de argentinos carecen de recursos necesarios para alimentar a sus familias.

Durante el 2020 las acciones de Mercado Libre subieron un 193 %, la empresa se cotiza por un valor de mercado de 18.100 millones de dólares.  Marcos Galperín, su dueño acumuló hasta noviembre de este año una fortuna de 6.200 millones de dólares. A mediados del 2020 la empresa fue denunciada por su sistemática explotación a los trabajadores.

La pandemia por COVID-19 retrajo la actividad económica  a nivel internacional, lo cual no es ninguna novedad. Argentina sufrió las consecuencias de una economía en franco retroceso, sin embargo a pesar de la retórica inicial del gobierno, las políticas aplicadas en términos económicos no pudo más que morigerar el impacto de la crisis. El índice de pobres y desocupados creció y la deuda del gobierno con los sectores populares aun no está saldada ni mucho menos.

 

Los pobres y los trabajadores fueron impulsados a tratar de sobrevivir la pandemia como se pueda, una vez más se les exigió sacrificio y paciencia, en tanto el gobierno trató de buscar agujeros por donde filtrar soluciones parciales y momentáneas a problemas estructurales. Decidió no confrontar con el sistema y se acomodó a las circunstancias negociando en desventaja con el establishment. Eliminó de su diatriba todo vestigio de peronismo, lo mismo hizo en su práctica. Elogió la cultura de la demagogia para buscar el beneplácito de sectores progresistas que le den un aire de tinte renovador y se esforzó por imponer una narrativa moralmente blanca y bien pensante. Pero no se salió en ningún momento del esquema preponderante de la semi-colonia, ni se aprovechó el apoyo de los trabajadores para llevar adelante transformaciones de fondo.

Se permitió que aun, ante una nueva crisis, se sostuviera la tasa de rendimiento de capital por encima del desarrollo social de las fuerzas productivas, una vez permitidas las aperturas de actividades. Sin embargo, y aun la crisis, hubo actividades que nunca se detuvieron, como la producción del campo, por ejemplo. En ese contexto vale decir que otros de los ejemplos de los que ganaron fue Ternium, del grupo Techint, que cerró el año con un alza del 32 % en sus ganancias. Paolo Rocca en plena pandemia despidió miles de trabajadores desafiando las disposición del Ejecutivo que prohibía despidos sin causa en esta situación. El empresario acumula una fortuna de 8.000 millones de dólares, poco y nada le importa el destino de sus trabajadores.

“Covid-19 nos ha demostrado que las crisis humanitarias pueden ocurrir en cualquier lugar, pero para muchas personas, especialmente mujeres y niñas, Covid-19 es solo otra amenaza además de lo que ya deben enfrentar”, señaló  Delphine Pinault, representante de la ONU y coordinadora de Care International, organismo de ayuda humanitaria.

Dicha organización presentó, este martes, un informe que da cuenta como los grandes medios se empecinan en ocultar lo que ocurre a nivel internacional o de tergiversar parte de esa realidad. Así el informe anual dio cuenta de las diez crisis humanitarias que menos notificadas fueron durante el 2020. De esta manera el lanzamiento de la consola Play Station 5 tuvo mayor cobertura que las crisis en Burundi, Guatemala, República Centroafrina, Ucrania, Madagascar, Malawi, Pakistán, Malí, Papua Nueva Guinea y Zambia.

El informe sostiene las consecuencias del COVID-19, junto al impacto del cambio climático, aumentó el universo de personas que requieren asistencia humanitaria en un 40 %. Según estos datos este el mayor incremento registrado en un año. La ONU proyectó que más de 235 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria en 2021.

En Argentina los grandes medios de comunicación se han preocupado más en difundir las rencillas domésticas que en dar datos reales del significado de la crisis. Los medios de establishment gozan de buena salud y a pesar que se desmotan constantemente sus operaciones mediáticas continúan en esa línea para imponer la colonización pedagógica que demanda el neoliberalismo. Ese paradigma no ha sido derrotado y no hay vistas de que vaya a serlo en el corto plazo.

A nivel internacional uno de los grandes ganadores del 2020 ha sido Wall Street que, según la revista Forbes, “concluyó el 2020 con los índices bursátiles en sus máximos históricos”. No hace falta ser muy lúcido para darse cuenta quienes hemos perdido, si el “Gigante financiero” ganó. No son pocos, los especialistas económicos, que dan cuenta que en 2008 Wall Street produjo, en Estados Unidos, un golpe de Estado financiero. ¿Se entiende?

Lo que más ha crecido durante la pandemia, que aun no ha terminado, es la desigualdad. Una desigualdad que es sistémica y que se reproduce en el tiempo generando mayor concentración de la riqueza en menos manos. En 2019, se estimó que  2.153 milmillonarios en el mundo poseían más riqueza que 4600 millones de personas. Estos números han vuelto a modificarse en el 2020.

 

En nuestro país la situación de los trabajadores y de los pobres es altamente alarmante. No obstante esta alarma, la crisis no se ha revertido ni mucho menos. Los pobres están ausentes en el discurso presidencial. Las esperanzas de retomar el camino trazado por el peronismo para alcanzar la Justicia Social ha sido abandonado y hasta el momento no hay signos de que esa ruta sea retomada. El gobierno ha elegido transitar el  camino trazado por el liberalismo aunque este esté detonado y ya no tenga respuestas para satisfacer las demandas de los sectores más necesitados. Lo indescifrable es saber donde y como termina este entramado. La única certeza, por el momento, es que la crisis la siguen pagando los mismos de siempre.

 

12/1/2021

 

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