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¡LIBRE!

Por Redacción

El 1° de Mayo de 2018 en las puertas de la cárcel donde se encontraba detenido el ex presidente de Brasil, Lual Da Silva, el por entonces triunviro de la CGT, Juan Carlos Schmid manifestó: “Lo podrán tener en prisión pero en las calles, en las fábricas, en el campo, en todos los lugares de trabajo, late el corazón de millones de compañeros que saben que esta prisión es injusta”. 

Pasaron 580 días para que Lula vuelva a recorrer las calles de su país en libertad, luego ser condenado en un operación política que no logró acumular pruebas en su contra y que tuvo como objetivo sacarlo de la contienda electoral para facilitar la llegada al poder de Bolsonaro. Hace algo más de un año Schmid sentenció: “Con nuestra lucha vamos a recuperar la liberta de Lula”, esas palabras, por estas horas, recobran un fuerza relevante que pone de relieve la importancia de la solidaridad entre los pueblos de hispanoamericanos.

El juez federal Danilo Pereira Junior emitió un fallo que otorgó la libertad al ex presidente.   “No existen fundamentos para la ejecución de la sentencia”, manifestó el magistrado basándose en el principio de derecho declarado por el Tribunal Superior que sostiene  “que las penas de prisión empezarán a cumplirse solo cuando el acusado agote todos los recursos disponibles”. 

  “Toda mi vida conversé con el pueblo brasileño, y no me imaginé que el día de hoy iba a estar aquí conversando con los hombres y las mujeres que durante 580 días estuvieron diciéndome “buen día, Lula”, “buenas tardes, Lula”, “buenas noches, Lula”, no importa si llovía, si hacían 40 grados o si hacían cero grados, todo el santo día sus voces eran el alimento de la democracia que yo necesitaba para resistir”, dijo Da Silva de cara a su pueblo.

Desde Argentina, Alberto Fernández, expresó:  “Conmueve la fortaleza de Lula para afrontar esta persecución (solo esa definición le cabe al proceso judicial arbitrario al que fue sometido). Su entereza demuestra no solo el compromiso sino la inmensidad de ese hombre”.

América Latina pugna por la reconstrucción de la Patria Grande luego que lawfare avanzará sobre dirigentes políticos claves para el desarrollo de la región. En el caso de Lula, el juez Moro, hoy funcionario en el gobierno de Bolsonaro, apresuró la condena como efecto político para sacar del mapa social al hombre que puso a Brasil de pie después de largos años de oscuridad.

“Si existe una banda mafiosa en este país es el fraude que hicieron para intentar, con la red Globo, decir que Lula era un bandido. Si agarran a  Dallagnol – fiscal coordinador de la fuerza de tareas de la Lava Jato-  Moro y a otros comisarios de la Policía Federal, y los ponen en una licuadora, no les queda ni un 10% de la honestidad que yo represento en este país”, sentenció Lula.

El líder popular enfatizó que “carácter y dignidad no es algo que se compra en un shopping; yo adquirí todo lo que tengo en la vida de una mujer que nació analfabeta, me enseñó a tener dignidad y murió analfabeta”. 

Lula aseguró que “no encarcelaron a un hombre, quisieron matar las ideas. Hay que seguir luchando” y añadió: “A los 74 años, mi corazón solo tiene espacio para el amor. Porque el amor va a vencer en este país”.

El proceso seguirá su curso, mientras tanto la defensa de Lula ha pedido la nulidad del caso, ante la faltas de pruebas y frente a los manejos espurios realizados en la causa por el actual Ministro de Justicia de Brasil, Moro. Una ofensiva que se replicó en el resto de la región.

Lula, obrero metalúrgico de 74 años volvió a las calles de Brasil y el pueblo de América Latina festejó su regreso. Existen especulaciones de que podría llegar a venir el 10 de diciembre cuando Alberto Fernández asuma la presidencia. Entonces la fiesta popular sería completa.

 

 

 

 

 

 

 

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