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Lago Escondido: “Estamos en la década del ’30”

Por Gustavo Ramírez

Ciertas luchas, que no ocupan espacios en las columnas de cagatintas bien remunerados por el establishment mediático y que suelen ser menoscabas incluso por el propio espacio político que debería sostenerlas y amplificarlas, pasan con ramplón desinterés sobre la superficie del conjunto social pero tienen un determinante valor estructural en función de un doble estamento que denota, más allá de los datos coyunturales, que Argentina vive bajo hipótesis de conflicto a partir de la ocupación ilegal de parte de su territorio y de la dependencia económico-política a la cuál aún está subordinada.

El caso de Lago Escondido es paradigmático. Mientras se quiere hacer creer culturalmente que el sexto mega millonario inglés es un buen samaritano, que arribó a la Patagonia para fomentar el desarrollo y el crecimiento de la región, la trama que subyace en la ocupación del territorio fronterizo adquiere trascendente importancia porque deja en evidencia la disputa geopolítica que se desata en la región a partir de la apropiación de recursos que deberían ser considerados como soberanos para el país.

Lewis se maneja como lo que es: un pirata al servicio de los intereses ingleses en la región. La Patagonia desde hace tiempo se ha convertido en un centro territorial neurálgico para el dominio de la Antártida y el Atlántico Sur. La Antártida es uno de los reservorios mundiales de agua más importantes del mundo pero también es un continente rico en minerales imprescindibles para la industria del capitalismo de plataformas, entre otras cuestiones. Pero también lo es la Patagonia inclusive por los mismo motivos.

El millonario, agente de la Corona Británica, se recuesta sobre la legislación imperial inglesa que reza que donde hay un habitante inglés allí está la Corona. Una vieja premisa monárquica que justifica la ocupación de territorios y sus defensa. Es decir, para Inglaterra, la mansión de Lewis en Lago Escondido es parte de su territorio. Así actúa en consecuencia el mentado señor feudal.

Lewis tiene bien aceitadas sus relaciones políticas en Río Negro. En 1996 adquirió  8.063 hectáreas, desde entonces comenzó a tejer la telaraña que imbrica al poder político, judicial y a las fuerzas de seguridad, así como a otros miembros del histórico club de terratenientes regionales. El mal mentado empresario no sólo compró seguridad, también adquirió voluntades y sobre todo impunidad.

En las últimas horas, representantes de organizaciones sociales, religiosas, políticas y sindicales, fueron atacados brutalmente por los personeros de Lewis cuando, como todos los años, se movilizan para llegar a Lago Escondido a través del paso público que el magnate privatizó de hecho. Incluso desoyendo un fallo judicial que liberó el cruce. Para que se entienda, Lewis adquirió una propiedad que se encuentra dentro de lo que la Ley 15.385 tipifica como zona de seguridad que debería estar bajo la órbita de la defensa nacional.

El accionar violento de los pecheras camperos de Lewis generó que varios referentes de la movilización fueran heridos. Las fofos circulan por redes sociales e incluso a través de medios nacionales como la Agencia Télam y son prueba irrefutable de como opera el agente británico en territorio argentino. A pesar de ello ninguna autoridad nacional salió a repudiar el hecho y mucho menos actuó para que los agresores no queden impunes.

Alejandra Bartoliche es foroperiodista de la Agencia Nacional de Noticias en Río Negro, tiene una basta experiencia en la cobertura del tema. Cuando la llamamos para la realización de esta nota se encontraba camino al Bolsón para saber cómo se encontraban los heridos, pero también aquellos militantes que aún estaban acampando en la zona y continuaban bajo el hostigamiento de las fuerzas serviles a Lewis. Junto a ella se encuentran trabajando en el lugar los colegas Marcelo Cena y Pepe Mateo que pudieron registrar, a través de lente de sus cámaras, todo lo ocurrido para que no queden dudas por despejar.

“Es una situación de mucha vulnerabilidad”, nos confirmó Bartoliche. “Fue una cacería bastante importante”,  denunció. Al mismo tiempo agregó: “Al Padre Paco Olveira le han quitado la biblia, le han secuestrado algunas cosas del campamento”. El religioso quien integra el Grupo de Curas en Opción por los Pobres junto al combatiente de Malvinas Gustavo Bellido han iniciado una huelga de hambre como signo de protesta ante el avance violento de los matones de Lewis.

Alejandra cuenta que “entre de todo ese ataque que nos hicieron, a fustazos  donde nos arriaron como vacas y nos pegaron, yo la saqué bastante barata pero hubo gente, como habrán visto,  a la que le partieron la cabeza, la nariz”. Efectivamente, las imágenes que vimos lo confirman.

La colega continuó con su relato: “Cuando nos logramos escapar; en realidad no logramos escapar, no quisieron seguir pegando. Al ratito, ahí en el medio del camino, apareció la policía y dijimos: “bueno, apareció la cana por los menos”. Pero la policía vino en una camioneta particular de dos pobladores que habían estado pegándonos y hostigándonos, entonces era una cosa muy surrealista, de mucha impunidad. Como se increpó a la policía  un agente  dijo “Lo que pasa es que no tenemos vehículos”, pero no vengas con los que nos pegaron al menos”.

“A esta situación hay que añadirle la impronta cultural que expresan los lugareños que adhieren a Lewis, donde reivindican extrañamente, una posición defensiva como si fuera un derecho adquirido y que pone a los manifestantes en el lugar del invasor. Al respecto Alejandra sostuvo que “, sostuvo la periodista.

Al mismo tiempo puntualizó que “para los vecinos también es complicado porque luego esto deja der ser lo que es en este momento, pasa el furor, la gente se va a sus respectivos lugares y acá queda la gente que son vecinos, que se conocen. Entonces la justicia tiene que tomar parte y el poder político también”.

Consultada sobre el grado de relevancia que estos hechos toman para los habitantes del lugar, Bartoliche, aseguró que “hay conciencia de un sector, como siempre y hay otro sector que dice: bueno, esto es un camino privado y se terminó. Además Lewis ha sido muy hábil con los pobladores. Ha pagado sus regalías, ha intentado, por ejemplo, en una época hacer un hospital de alta gama. Eso se lo rechazó por Consejo Deliberante pero él lo había ofrecido. Ha hecho un helipuerto”.

La de Lewis es la séptima fortuna del Reino Unido por lo que resulta difícil que su rol en la región sea pasivo. En Lago Escondido no pasa privaciones, obviamente: “Yo he ido a la casa de él y es casi una Casa Rosada digamos. Es enorme, es rosada además. Te descalzas cuando caminas porque tiene todo un piso un piso hecho con piedras. Paga bien a sus empleados. Le paga en término, digamos que ha hechos las cosas como para tener cierta defensa que ha dado sus frutos”.

Para Bartoliche “es muy complejo este tema, y tiene que haber una solución más arriba que no está tomando y la Justicia que dice que el camino se tiene que abrir y la provincia que apela ese fallo y dice: Vamos a preservar las personas y los bienes”.

El arriba es la superestructura política que ha sido complaciente, porque no cómplice, con Lewis. Las periodistas añadió que en ese sentido “el gobierno provincial está muy condicionado, está todo muy condicionado. Nosotros somos periodistas y tenemos algún tipo de análisis respecto a la realidad. Estamos en campaña y todo el mundo se hace eco de lo que sea para su campaña. Acá hubo dirigentes políticos que vinieron a apoyar la marcha pero el día del ataque no estuvieron ahí”.

Al mismo tiempo, describió una situación donde pinto de cuerpo entero la impunidad con la que se manejan los esbirros del magnate inglés: “Le robaron un celular a un periodista. Fue al lugar donde estaban los atacantes para negociar que le devolvieran el teléfono, que estaba claro que se lo habían robado porque se lo devolvieron. En esa zona estaba el abogado de ellos, de los atacantes, que dialogaba con los atacados y en un momento dado, los agresores le gritan: vengase para acá porque no queremos que hable con ellos”.

Como si no bastara, narró otro episodio del mismo capítulo, “yo estaba sacando una foto por fuera de lo que, digamos, es la propiedad. Había un alambrado, allí habían atado perros y había unas personas del otro lado que estaban como regando el campo, uno me dijo “salga de acá”. A lo que respondí que estaba en la calle. De inmediato, el mismo que había dado esa orden dijo: esa vereda la hice yo. Ahí tuvimos un cruce de palabras, que la verdad lo lamento por mí porque no tenía que haber contestado, me tendría que haber ido. Pero bueno, todo el tiempo es así. Esto parece un principado, no sé cómo llamarlo  porque va más allá de la propiedad privada”. 

“Desde afuera lo que se está viendo es que los que protestan están sumamente vulnerables, están solos. Hay un video que está circulando que se ve aun policía con unos de los atacantes donde dice: a mí me mandaron del lago y el lago es la empresa. La persona que estaba allí, se ve en el video, le pregunta ¿Usted es policía, trabaja para la gente o para el lago? A lo que el oficial responde, yo trabajo para los dos. O sea, estamos en la década del ’30”. Bartoliche concluyó la charla con una afirmación que estremece y conmociona tanto como la violencia que por estos días se vivió en el territorio usurpado.

Allí el retroceso nos envuelve con un manto de incertidumbre. Pero lo que tal vez más azorados nos haya dejado es el interrogante que hasta el momento parece no tener al menos y respuesta contundente ¿por qué el campo político no ha reaccionado en todo este tiempo en defensa del interés nacional? Si, a esta altura esta pregunta parece demasiado pueril.

 

 

 

 

Foto de Tapa: Alejandra Bartoliche. Cuerpo de la nota: Archivo Télam

4/2/2023

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