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La Universidad Nacional de Rosario distinguió a la teóloga Emilce Cuda con el título “Doctora Honoris Causa” por su “ética y defensa de los derechos de los Trabajadores”

Por Redacción

La Universidad Nacional de Rosario distinguió el pasado miércoles a la Secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina del Vaticano, Emilce Cuda con el título de “Doctora Honoris Causa”. La iniciativa fue promovida por organizaciones sindicales y movimientos populares de la ciudad santafesina.

Durante el encuentro realizado en el  Espacio Cultural Universitario, se hizo lectura de una misiva emitida para la ocasión por el Papa Francisco. En ese contexto, la responsable del departamento de filosofía de la universidad, Alcira Bonilla, presentó una semblanza de la teóloga argentina que desempeña labores en el el Vaticano.

En ese contexto, Emilce Cuda destacó la importancia de construir puentes para consolidar espacios de unidad. Al respecto remarcó: “Unidad en la diferencia de la que habla el Papa Francisco, una unidad que él dice que se une con un puente. Que no anula las identidades sino que permite la comunicación”.

“Esta unidad en la diferencia me honra con un inesperado mensaje del Papa Francisco, estoy muy agradecida, no solamente por el mensaje  que él manda a este acto, Doctorado Honoris Causa, donde no solamente me está reconociendo a mi como su colaboradora, a quien llamó a trabajar junto a él en el Vaticano justamente en defensa de los derechos de los trabajadores, sino también, que está reconociendo esta unidad en la diferencia”, agregó.

Por otro lado, recordó que “los teólogos pontificios, en el mundo, no tienen título civil por lo tanto no pueden dar clases en universidades públicas. Argentina y algunos pocos países, gracias a la gestión de las facultades de teología, los teólogos tienen un reconocimiento público y el título es civil. Por eso podemos dar clases y concursar cargos en universidades nacionales. El primero que me abrió las puertas fue Ernesto Villanueva, rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Una universidad de las periferias donde recibíamos 7 mil estudiantes de los barrios”.

En otro orden, reflexionó que es importante comprender que “la salvación es colectiva, es de un pueblo. Eso es un principio de fe pero no es algo para repetir cuando citamos la encíclicas, el primer reconocimiento empieza por nosotros mismos, el primer acto de misericordia empieza por nosotros mismos, si no nos sabemos perdonar los errores que todos vamos a cometer, las tentaciones, la caídas diríamos en términos más religiosos, no podemos ser misericordiosos con los que están al lado nuestro.  El trabajo genera un resultado que es el fruto de una actividad co-letiva, por eso hablamos de co-labor. Colaboración”.

Cuda señaló que “a veces está la fantasía de que estamos crudos y de que tenemos que ir a la universidad para que nos terminen de cocinar. Entonces, si no tenemos un título universitario no podemos opinar, no podemos tomar decisiones, no podemos sentarnos en la mesa de negociación colectiva, no podemos participar democráticamente donde realmente se juega la democracia que es en la decisión de los modos de producción, de los modos de distribución, de los modos de consumo y de los modos de reinvención de la renta”.

Del mismo modo, enfatizó: “Cuando ahí participen todos podemos hablar de democracia, eso es una verdadera democracia participativa, el restos es una mera y decadente democracia representativa que ya no está salvando a nuestro continente”.

Durante su exposición, distinguió que “el Papa habla de participación, mucho habla de participación. Ustedes dirán: pero el Papa no habla de democracia.  Porque para la doctrina social de la Iglesia uno de los cuatro principios es la participación y sin participación real y concreta, no por los pobres sino con los pobres, como dice el Papa Francisco, es baladí hablar de democracia”.

Del mismo modo aseguró que “la teología no defiende a los trabajadores porque son pobres sino porque el trabajo es constitutivo  de lo humano y quien no trabaja se deshumaniza. No solamente los pobres, también los que tienen dinero en el banco. El dinero no trabaja por mi, aunque ese sea el eslogan, el dinero no trabaja por nadie. Lo que hace digno a un humano es el trabajo y quien no trabaja pierde su dignidad. No tiene que ver con la necesidad y la pobreza”.

Al mismo tiempo, ponderó: “¿Cuál es el fundamento teológico de esto? La teología de la creación, que el Papa Francisco, pone y presenta en la Encíclica Laudato Sí. El argumento teológico abreviado dice: como todos somos hijos de un mismo Dios que es Padre y creador cuya actividad divina fue trabajar seis días y descansar el séptimo, si queremos reflejar la imago de él como Dios debemos ser creativos seis días a la semana y descansar el séptimo”.

En ese pasaje de su alocución, Cuda, destacó que “cuando hablamos de trabajo hablamos de creatividad lo demás es explotación o descarte, pero eso no es trabajo. El trabajo es una actividad creativa, dice el Papa Francisco, porque imita al Padre creador y en la dinámica de trabajo está el descanso. El séptimo día, donde Dios descansa, es parte de la dinámica del trabajo y ese es el primero de los derechos por el cual se organizan los trabajadores en la modernidad. Se organizan no para tener más aumentos de sueldo, mejores condiciones  de  trabajo, se organizan para tener un día de descanso pago para poder ir a agradecer a Dios”.

De este manera confirmó que “el descanso es el primer derecho que se va a negociar, como derecho no como dádiva. Entonces, cuando el Papa dice al centro la figura del trabajador no es que está haciendo sindicalismo, lo que está haciendo es cristianismo porque está defendiendo la dignidad de la criatura de Dios que se expresa en el trabajo”.

En tal sentido, para Cuda “hoy esa dignidad está amenazada para nuestros hijos. Todos nuestros hijos están amenazados, los hijos de los pobres y los hijos de los ricos. Los hijos de los pobres no tienen trabajo y confunden la actividad laboral en el crimen organizado con trabajo. Pero no lo es y la garantía, como dice Shakespeare en el Mercader de Venecia, es un cuarto de libra de carne cercano al corazón. Lo pago con la vida, no con la hipoteca de una casa”.

Asimismo, puntualizó que “los hijos de los ricos también están amenazados porque fueron a los mejores colegios, hablan tres idiomas, fueron a las mejores universidades y llegan a sus países y no hay trabajo y también entran en el crimen organizado. Pero en otro rol, no ponen la fuerza física. Encuentran los modos legales, no legítimos, de que en nuestros Congresos, convertidos en escribanías, se autoricen todas las leyes extractivistas  por las cuales nuestras riquezas naturales, que Dios creó para que tengamos una vida digna, se conviertan en renta y se fuguen en divisas”.

Ante este estado de situación, la teóloga y docente, destacó el valor del diálogo social y sibrayó que éste es “un diálogo que pone sobre la mesa un conflicto y ese diálogo lo tienen que llevar adelante las partes involucradas organizadamente que son: la comunidad de los trabajadores, organizados en sindicatos, gremios, movimiento so populares y la comunidad de los empresarios organizados en cámaras. No podemos hacerlos los académicos balconeando la vida pero si podemos pensar y reflexionar las categorías, el menú, que se va a poner sobre esa mesa”.

Sobre el final de su intervención analizó: “¿Qué puede hacer la Iglesia? La Iglesia puede poner la mesa, abrir las puertas y poner la mesa para que vengan a sentarse esas partes. ¿Qué puede hacer la academia? Reflexionar el menú que se va a servir en esa mesa. Cuáles son los tres puntos posibles que podemos acordar para defender regionalmente nuestra Patria Grande, las riquezas naturales que Dios le dio a estos pueblos para que tengan ida en abundancia y que si  no las cuidamos nuestros hijos, los de los pobres y los de los ricos, están siendo víctimas de la criminalidad, de la corrupción, de la ilegalidad. Esa es una gran función que puede hacer la universidad pública”.

Del acto, además del rector de la Universidad Nacional de Rosario, Franco Bartolacci, participaron representantes del Movimiento Obrero rosarino, así como representantes de Movimientos Populares y eclesiásticos. También se hicieron presentes autoridades políticas de la ciudad tanto como público en general.

A los largo de su vida académica como investigadora y profesora dentro del campo de la teología social y moral, Cuda desarrolló actividades en la Facultad de Latinoamericana de Ciencias Sociales, así como en la Universidad Nacional Arturo Jauretche y en la Universidad Católica. También llevó adelante diversos trabajos en ámbitos académicos estadounidenses. En la resolución de la UNR por su título “Doctora Honoris Cuasa” se destacó su labro “ética y la defensa de los derechos de los Trabajadores”.

 

 

16/12/2022

 

 

 

 

 

 

16/12/2022

 

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