«¿Estarás contento con la fiesta de River y el llamado que te hicieron, no?». La pregunta del cronista (amigo de <<Jota Jota>> López, «crack» sin tiempo) devuelta con una sonrisa. Café de la amistad, cita en Belgrano, donde vive Juan José López, próximo a cumplir 75 años. En un crepúsculo futbolero.
El encuentro lo organiza otro admirador del «Negro» López, el «arqueólogo» Jorge Marti, buscador de «piedras preciosas» desde «Historia de cancha». El notable JJ López se mantiene inalterable en su «Retiro». «¿Qué quieren, repaso?» dice el «Negro», saludado por algunos veteranos del lugar: paqueta confitería, zona Roosevelt y Arcos, frente a una plaza concurrida. El «Negro», vidriera «con la ñata contra el vidrio» (Discépolo).
«Fuiste uno de los grandes ‘8’ de la historia de River, seis vueltas olímpicas, más de 500 partidos entre oficiales y amistosos, más de ochenta goles, algunos golazos muy recordados. Estuviste en otras 80 jugadas de gol…» escucha. «¡Por los que hicieron Alonso, Morete, Luque, ‘Pedrito’ González!» decías. Responde el entrevistado: «No llevo esa cuenta. Es para ustedes», rubrica. La fiesta en River tuvo un resarcimiento.
Cuando anunciaron la presencia de Juan José López ante 500 personas, el cariño surgió a coro: «¡Olé, olé, olé, <<Negroooo… Negroooo>>…!» Al toque añade «Jota Jota»: «Lo mejor de todo que estaban mis hijos ‘Cala’ y Juan», dice.
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Lo que sigue es el resumen a una historia de vida. Memorias del «crack». 
«Nací en Ciudadela y, siendo pequeño, mis padres se trasladaron a Guernica. Sobraban <<potreros>> en la Argentina de los ’50. No había hambre. Tampoco faltaba trabajo. Creo, sin <<Deuda Externa>>, y apenas 15 millones de personas».
«Entre recuerdos de la infancia, cuando mi ‘Viejo’ armó un equipo de pibes, tuvimos que ir a Barracas. Jugamos en el club ‘Terremoto’. Enfrente, Bar añejo. Alguien dice a mi papá: ‘Ahí están Sívori y el ‘Beto’ Menéndez'».
«Mi papá, muy de River, admirador del ‘Charro’ (José Manuel) Moreno, tomó mi mano y cruzamos. Poco antes de la venta del ‘Cabezón’ Sívori a Juventus (1957). Estaban charlando. Menéndez, ‘local’. Amado en Barracas», continúa.
«Disculpen —dijo mi padre—. Somos de River, mi pibe se llama Juan José. Si pueden tocarle la cabeza, como la bendición. Quiero que sea <<crack>> como ustedes y juegue en River», mandó Sócrates López, padre del niño.
«Sorprendidos, Sívori y Menéndez cumplieron con el pedido. Una profecía que alguna vez se la recordé a Menéndez cuando iba a visitar a Daniel Passarella en el ’74 en el Monumental«, añade.
«¿Qué respondió Menéndez en el 74, vos ya consagrado jugador de la selección nacional, figura en River y con Sívori DT? ‘Ahhhh, por eso ‘Negrito’ saliste tan bueno…'» Entre carcajadas.
«En el 71 tuve muy buen año. Primero de la mano del gran ‘Didí’ (Waldir Pereira), leyenda de Brasil campeón Mundial Suecia ’58 y Chile ’62. Ese sí, ‘crack’ con todas las letras. Vi algunas películas. Un organizador», indicó.
«La vuelta de Angel Labruna a River en el 75 nos cambió la vida a todos. River había estado 18 años sin títulos. Una doce veces subcampeón y mucho infortunio. Un penal no sancionado, episodios lamentados», evocó.
«En Necochea, pretemporada, mientras llegaban consagrados Roberto Perfumo, Pedro González, volvía ‘Pinino’ Mas, España. Firmó ‘Perico’ Ramondo. Ya estaba el clima creado: River, gran candidato», en su memoria.
«Jugamos amistosos en Mar del Plata y se vivía el acontecimiento. Tuvimos un gran comienzo. River llenaba todas las canchas. Al cabo de la primera rueda sacamos ocho puntos. Boca estaba a doce», en el recuerdo.
«Angel (por Labruna) había perdido a su hijo mayor, Daniel —siempre dijo que teníamos el mismo juego; Omar, zurdo suplente mío— y ‘Mostaza’ (Merlo) y yo, un poco hijos de Angelito. Lo mismo el ‘Beto’ (Norberto Alonso)».
«Mi padre falleció un poco antes de las vueltas olímpicas del 75. Había esperado tanto el momento. Gran pena. Todo lo que vino después se tiñó de gloria y dolor. Me perdí el Mundial ’78 por estar ligado a River y la Copa».
«Menotti en el 74 me tenía cierta admiración. A la revista ‘Goles’, después del Mundial de Alemania, pintó: ‘Argentina tiene grandes jugadores. Falta organización. El polaco Deyna elegido el mejor ‘8’?'», preguntó.
«Aquí el ‘Negrito’ <<Jota Jota>> no tiene nada que envidiarle. Por entonces, entre otros periodistas, el gran Osvaldo Ardizzone y Horacio Del Prado pensaban lo mismo», repasó.
«River no nos dejó jugar un amistoso contra Brasil. Para colmo ganaron ellos. Goles de ‘Zico’ y quedamos marcados. River tenía como obsesión la Copa en el 76. Para el Mundial faltaba mucho. Así fueron las cosas», subrayó.
«El ciclo con Labruna resultó inolvidable. Ganamos seis títulos entre 1975 y 1980. Perdimos con Deportivo Cali en el ’81 y Angel sintió que estaba su ciclo cumplido. Terminó siendo el final para nosotros también», explicó.
«Aragón Cabrera, el presidente, trajo a Alfredo Di Stéfano y cerró nuestro ciclo. River transfirió a Fillol, Passarella, Ramón Díaz y nos fuimos, el ‘Beto’ Alonso y yo. El Nacional ’81 dejó el título con juego distinto y mi gol a Boca».
«El mejor cierre que podía tener. Estuve operado de la cadera y sin jugar con Di Stéfano. En medio campo, el ‘Nene’ (Emilio) Commisso ‘robó’ una pelota a Miguel Brindisi y le di con el revés desde 45 metros», sonríe.
Aquí viene una observación de Jorge Marti. En tanto, «Jota Jota» estaba en el baño. «No quiere hablar de su corto paso por Boca, porque estuvo forreado en la última etapa en River. Tampoco del descenso que le hizo mucho daño».
«Llevo el agradecimiento al querido Carlos Palomino, que me llevó a River. También lo hizo con Alonso, yo en Guernica, el ‘Beto’ Los Polvorines, Perico Pérez, Barracas. El descubridor Palomino, gran olvidado», sostuvo.
«Mi papá hacía revestimientos, el padre de Alonso era sastre. El de ‘Perico’, familia de españoles, almaceneros. Palomino iba en bicicleta a hablar con los padres de cada uno. Pibes de doce años. Un fenómeno», en el repaso.
«Bueno, si vas a escribir no olvides a Ardizzone, a Del Prado. Vos estás ahí. Al arqueólogo (Jorge Marti) que siga con ‘Historias de cancha’, buscando piedras preciosas como Palomino», cerró el crack de siempre.
«La vida es un regalo», faltó que comentara desde su clase de conductor inolvidable.
*Columnista La Señal Medios, Mundo Amateur, Víctor Lupo, Agencia Nacional y Popular, De Memoria y AGN-Prensa.
 
				 
															 *Por José Luis Ponsico
 *Por José Luis Ponsico  
                                                                     
                                                                     
                                                                     
                                                                     
                                                                             
                                                                             
                                                                             
                                                                            