Por Daniel Glancszpigel
Desde el último domingo, el Frente de Todos se posicionó como una fuerza política que está cerca de ser la nueva mayoría (otra vez) en la Argentina.
Avalado por la mitad del país, reconquistó su capacidad de iniciativa y de acá a octubre su accionar estará marcado por la personalidad que le otorga ser el nuevo gobierno.
Según números provisorios (por supuesto), si se repitieran los resultados de las PASO, el FDT estaría muy cerca de la mayoría en el Senado y del quorum propio en Diputados.
El macrismo sí necesita polarizar con el peronismo para atenuar, en las elecciones generales, la tremenda paliza de agosto. Y el único camino que tienen es la demonización y un plan corto de medidas que no alcanzará por tardías e insuficientes.
La estrategia para estos dos meses de la fuerza que lideran Alberto y Cristina, será la de ir a la búsqueda de superar el 50 por ciento. No parece ser una tarea difícil.
Quien está dispuesto a intentar confrontar directamente con Macri es Roberto Lavagna, que observa, en la debilidad del gobierno, una posibilidad de crecimiento propio. Seguramente veremos en Consenso Federal una tendencia a profundizar un discurso mucho mas opositor.
No son ingenuas las palabras de Alberto y Sergio en las últimas horas, acerca de la importancia de sumar a Lavagna a los equipos gobernantes a partir de diciembre.
Sin caer en subestimaciones inapropiadas ni en infantilismos fáciles, el peronismo ya se pone en “modo gobierno” y a partir de allí desarrollará la campaña electoral que resta hasta octubre, pensando en la amplia coalición que necesitará la Argentina para desheredar el desastre que deja esta gente.
Todo lo demás, será autoría de Marcos Peña (o de quien fuera), con incitaciones a cacerolazos, invocaciones a cucos por venir, situaciones desestabilizantes con el tipo de cambio, etc.
Agenda en la que el FDT no tiene necesidad de entrar.
Periodista: Productor de los programas Palabra Sindical y Puerto Base. AGN Prensa Sindical.
Fotografía: Redes Sociales Frente de Todos.
