Poliedro

Duro mensaje de la Iglesia al gobierno: “Hay muchas situaciones que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana”

Por Lucas Schaerer

Durante la 124º Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, los obispos realizaron un diagnóstico de la realidad socioeconómica y advirtieron que muchos abuelos enfrentan “el drama de elegir entre comer o comprar medicamentos porque la jubilación no alcanza”. En una durísima crítica al gobierno de Javier Milei, casi cien obispos señalaron las llagas de la Argentina por el narcotráfico, los jubilados que no les alcanza, el cierre de comedores, la caída de políticas por los barrios populares, el desalojo de familias de sus tierras y la desocupación.

Luego de la 124º Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, los obispos emitieron un comunicado donde advirtieron que muchos abuelos enfrentan “el drama de elegir entre comer o comprar medicamentos porque la jubilación o alcanza” y que “cierran comedores comunitarios por falta de asistencia”.

Desde hace décadas vivimos tiempos difíciles en nuestra querida Argentina. Hay muchas situaciones que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana, como, por ejemplo: avanza la pandemia silenciosa del narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la justicia y del mundo empresarial; a muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos porque la jubilación no alcanza; cierran comedores comunitarios por falta de asistencia y muchos vecinos se quedan sin la posibilidad de esa comida en el día; se ataca la vida inocente que no ha nacido, y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación; asistimos a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos; también familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos; hermanos que pierden su trabajo, que sienten que su vida está de sobra, y que no pueden poner el hombro en la construcción de la Patria.

Este es el textual más contundente del documento de los obispos católicos al finalizar, hoy viernes 19, al mediodía, su asamblea plenaria, en el predio de la iglesia llamado “La Montonera”, en la localidad de Pilar, provincia de Buenos Aires.

“Son tiempos complejos, por momentos contradictorios, en los que conviven una esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón, con una incertidumbre y una creciente vulnerabilidad de las personas”, agregaron en el documento que nació del debate entre los gobernadores eclesiales de todo el país, tanto obispos como sus auxiliares junto a los eméritos (los jubilados) que alcanzan unos 97 hombres.

La asamblea de los clérigos inició el lunes 15, al mediodía, con un intercambio pastoral. Justamente el documento final nace como síntesis de ese debate abierto. Luego siguieron instancias más expositivas. El día martes, por la mañana, el foco fue el narcotráfico donde hablaron expertos: un cura y un periodista rosarino, además de un fiscal del partido bonaerense de Morón.

Mientras que a la tarde escucharon sobre el “nuevo lenguaje de la comunicación”. El miércoles se concentraron los pastores católicos en la sinodalidad, puntualmente el documento de la síntesis final del sínodo desarrollado en el Vaticano, que significa como la iglesia camina en unidad y en amplitud más allá de los obispos y cura, incluyendo a las mujeres, indígenas, jóvenes, afros, los movimientos sociales o sindicales.

El inicio de la asamblea quedó en manos del presidente de los obispos quien puso énfasis en la autocrítica: “Comenzaremos a revisar nuestras estructuras de participación episcopal para favorecer mejor nuestra colegialidad y nuestra comunión. Sería bueno preguntarnos si los organismos de la Conferencia Episcopal funcionan adecuadamente para lograr ser una Iglesia sinodal y misionera”, sostuvo Óscar Ojea, obispo de San Isidro en salida, ya que cumple este año su mandato en la CEA como en la diócesis.

Profundizando la autocrítica Ojea habló que este es un pedido de las comunidades de todo el país: “dejarnos interpelar y cuestionar” y pidió “vivir un liderazgo humilde y servicial al estilo de Jesús” para “asumir el liderazgo de una forma nueva, tal vez distinta a lo que hemos aprendido en nuestra formación, o a la que hemos vivido como obispos en nuestras diócesis”.

El presidente de los obispos por dos períodos, desde el 2017 que finaliza en octubre de este año, la reforma sinodal y misionera le recuerda este tiempo sinodal a “los cambios del Concilio Vaticano II”.

Las complicaciones han surgido en algunos casos en escándalos. Por un lado, en la provincia de Salta, en la disputa con monjas, en Catamarca por el manto de la Virgen del Valle bordado con la cara del presidente Javier Milei, o en Mar del Plata con la caída de dos obispos en un mes que provocó la intervención papal con un administrador apostólico.

En tiempos difíciles, amar a los demás y alegrar sus vidas” es el título del documento de los gobernadores eclesiales para que no pierdan las esperanzas entre tantas malas de la vida diaria los creyentes en las capillas, parroquias, santuarios, y basílicas diseminadas por todo el país.

 

 

 

 

19/4/2024

 

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