*Por Juan Manuel Martínez Chas
Eligió nacer en el confín de un imperio.
En un lugar tan alejado como olvidado.
Y de esa comarca lejana desechó sus ciudades para nacer en una villa sin importancia.
Eligió también nacer entre los más olvidados, los más rechazados de esa comunidad. Un simple pesebre rodeado de humildes pastores.
Desde esa periferia de las periferias comenzó su prédica de esperanza.
Habló a todos y en todo lugar. Pero cuando tuvo que anunciar lo trascendente lo hizo rodeado de los humildes de su época, entre multitudes de desharrapados, reunidos en la laderas de los montes, los barrios, las orillas de lagos y ríos.
Cuando eligió a sus apóstoles también fueron en su mayoría trabajadores e iletrados.
Muchos años después un Coronel de una comarca tan alejada como ignota se inspiró humildemente en esos mismos valores y trató de construir una ética política para luchar contra el egoísmo, el orgullo, la vanidad y la ambición.
También eligió a los más humildes porque veía en ellos esos valores sembrados miles de años antes por el hombre nacido en Belén.
Sintetizó esos valores y los proclamó como las virtudes del pueblo:
Humildad, dignidad, modestia sinceridad, generosidad, desinterés, solidaridad y lealtad.
Su vida fue una lucha por transformar esa ética cristiana en una alternativa liberadora.
Esta Navidad el camino trazado por esa esperanza continúa inalterable.
Sigamos la senda…y…
FELIZ NAVIDAD!!
*Abogado Laboralista. Docente. Doctor en Derecho del Trabajo (UNTREF). Master en Empleo, Relaciones Laborales y Dialogo Social (UCLM) Asesor Legal de Sindicatos