Por José Luis Ponsico
Nacido en agosto del´50, año del Libertador Gral. San Martín, pleno primer gobierno peronista, país en crecimiento, sin pobres ni desocupados, con la industria nacional basada en el Primer Plan Quinquenal, Joaquín Morales Solá simboliza desde el periodismo vernáculo, una militancia “antiperonista”. El récord remite a medio siglo.
A los 16 años en su Tucumán natal pintaba como cronista en el centenario diario “La Gaceta” fundado en 1912, habiendo heredado el oficio de su padre, el periodismo desde la gráfica. Corría el régimen del general Juan Carlos Onganía. Dictadura militar. Joaquín estudiaba abogacía. No llegó a graduarse.
Morales Solá en el´75 alcanzó prestigio cuando el Ejército copó el monte tucumano para aniquilar la guerrilla -“foquismo”- al estilo del legendario “Che” Guevara- a cargo del ERP Ejército Revolucionario del Pueblo, jefatura ejercida por otro tucumano: Roberto Santucho.
Los temidos generales Axel Vilas y Roberto Domingo Bussi tenían a Joaquín como favorito. Según testimonios recogidos la corresponsalía de “Clarín”, Tucumán, permitió la llegada a la Redacción central de dos periodistas jóvenes, luego brillantes, habitaban en Política (antes, ideología) veredas opuestas: Morales Solá por un lado y Ricardo Kirschbaum por otro. “Colorado” cercano al FIP de Jorge Abelardo Ramos, Izquierda Nacional.
Los muchachos crecieron a la sombra de Marcos Cytrynblum, jefe de Redacción. En el ´79 momento cruel para el país: la dictadura genocida brindaba informes reservados sobre 5 mil activistas (subversivos) ejecutados entre el Ejército y la Marina. Un horror. “Morales bajo el ala de Marcos” escribió Martín Sivak, libro “Clarín la era Magnetto”, julio 2015.
Morales Solá, con 30 años convertido hacia adentro del gran diario argentino en una estrella por sus relaciones con el Poder militar. El panorama, doble página central, los domingos -un millón y medio de ejemplares, tirada- lo escribía Joaquín, sin firma. El “crimen perfecto” para el joven historiador. En la revelación el “off the récord” semanal con el general Viola.
El general Jorge Rafael Videla tenía sucesor: Roberto Domingo Viola, en las sombras el hombre fuerte del Ejército que había aniquilado en julio del 76 a la cúpula del PRT Partido Revolucionario de los Trabajadores. La redada en Villa Martelli. Viola recibía al periodista. En rigor, Cytrynblum lo tenía siendo el CEO de la Redacción como un “comodín”.
Con los años los tres, el “pope” y los dos periodistas tucumanos llegaron a ganar “Premio Konex” por “prestigio periodístico”. Morales Solá llegó más lejos con su medio siglo de periodismo “antiperonista”: alcanzó alto cargo en la Academia Nacional de Periodismo.
Lugar compartido con reconocidos anti-kirchneristas: Jorge Lanata y Marcelo Longobardi. Aunque en un ranking de favoritos varios encuestadores ubican desde hace dos años a Carlos Pagni por encima de los citados todos ganadores del “Kónex”, siempre con profunda fe antiperonista y antikirchnerista. Aunque reconocen la vigencia del peronismo en 75 años y del kirchnerismo en los últimos veinte. Un enigma no resuelto.
En la militancia peronista Joaquín aparece como “King Kong” no cinematográfico, al calor del exabrupto de “gorila grande” (veterano), tiene otro récord: de probada relación con la Embajada de EE.UU. Tuvo en su ciclo “Desde el Llano” sentada cien veces a Elisa Carrió en la última década. Un pasaporte a Mauricio Macri al Poder en el 2015.
Los memoriosos evocan una cumbre de verano en Punta del Este. Un “dream team” que no podía soportar el avance político-electoral del llamado Eje del Mal: Carlos Menem, Eduardo Duhalde. Joaquín y la legendaria Magdalena Ruiz Guiñazú con el profesor Mariano Grondona “levantando” lo que significó la Alianza: Fernando De la Rúa, “Chacho” Álvarez.
Aquellas jornadas en la bucólica playa uruguaya del verano del´96, dieron resultado: la Alianza con Graciela Fernández Meijide derrotaba a Hilda “Chiche” Duhalde en el ´97 y se encaminaba a ganar las elecciones del ´99 en el orden nacional. Todavía Joaquín no hacía el ciclo “Desde el Llano”. No lo hubiera honrado.
Por entonces, Morales Solá, había alcanzado rango de analista político en “La Nación” luego de su salida de “Clarín” seis años antes. Lo hizo en desmedro de una figura del diario de la familia Mitre, el periodista Atilio Cadorín, llegado a la Redacción en 1964. Muy querido por sus pares, Atilio desplazado no pudo soportar el vacío: falleció en el´ 99. Tenía 55 años.
Nunca estuvo solo en la cruzada: hace mucho lo acompañan varios colegas tales como el cordobés Alfredo Leuco, alguna vez con pasado de militante comunista, Córdoba´69. El inquieto Eduardo Feinman en 2015 vaticinó “Cristina, nunca más”. Un Nostradamus. El ex actor Baby Etchecopar otro siempre con un balde de ácido.
De las últimas columnas de Joaquín con pasado “procesista” luego sin hacerlo explícito alfonsinista, más tarde aliancista quizá más adelante larretista -nunca Patricia Bullrich por su pasado de oficial en “Montoneros”- pero furioso contra Leopoldo Moreau por su pase hace una década al kirchnerismo. En el medio todos consideran a Javier Milei “psicópata”.
Escribió sobre Moreau, los´80 alter ego de Raúl Alfonsín, estando Joaquín en defensa de la Corte Suprema de Justicia -sabiendo Morales Solá de las “manchas” de los cuatro componentes del alto tribunal- pero atacando duramente al ex-diputado radical. Ahora lo compara nada menos que con Beria, duro hombre de Stalin en las purgas soviéticas.
Curiosamente, es parecido a lo que piensa Moreau del propio Joaquín al que veía seguido cuando Morales Solá escribió “Asalto a la ilusión”, larvada crítica al gobierno alfonsinista en los´90. Eso sí, “Beria de las letras” especula el popular “Marciano” Moreau. “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” .
24/4/2023