Por Redacción
El arzobispo de Río de Janeiro, cardenal Orani João Tempesta, a través de un comunicado expresó su pesar por el doloroso momento que atraviesa la localidad tras el operativo anti-narcos montado por el gobernador Claudio Castro que se cobró 132 vidas. El sacerdote expresó que «ante esta dolorosa realidad, como pastor de esta Iglesia, no puedo dejar de expresar mi pesar por tanto sufrimiento y reafirmar que la vida y la dignidad humana son valores absolutos».
El mensaje del cardenal Tempesta se difundió mientras la ciudad permanecía bajo un fuerte operativo de control y patrullaje en las principales avenidas. La magnitud de la redada, junto con el elevado número de víctimas, generó preocupación en organismos de derechos humanos que cuestionaron el uso de la fuerza en los barrios populares.
El arzobispo, en su comunicado, pidió no responder a la violencia con más violencia y llamó a reconstruir la esperanza colectiva. Su mensaje resonó entre los fieles y se replicó en parroquias y redes sociales de todo Brasil como un llamado urgente a recuperar la paz en Río de Janeiro.
A continuación reproducimos el mensaje del Arzobispo de manera completa:
«Amados hermanos y hermanas en Cristo: Hoy vivimos un día muy difícil en Río de Janeiro. Con profundo dolor, seguimos los trágicos sucesos de hoy, en los que se han perdido tantas vidas. La violencia y el miedo han herido el corazón de nuestra ciudad y han arrebatado la paz a muchos hogares. Ante esta dolorosa realidad, como pastor de esta iglesia, no puedo dejar de expresar mi pesar por tanto sufrimiento y reafirmar que la vida y la dignidad humana son valores absolutos. La vida humana es un don sagrado de Dios y siempre debe ser defendida y preservada.
Deseo ofrecer mis oraciones y más sentido pésame a las familias que lloran la pérdida de sus seres queridos. Que Cristo, Príncipe de la Paz, envuelva con su ternura cada corazón afligido, restaure la esperanza y haga brotar, incluso en medio del dolor, la certeza de que el amor es más fuerte que la muerte. Que transforme el dolor en fe y la añoranza en semillas de nueva vida.
Como discípulos de Cristo, estamos llamados a construir la paz, a vencer el odio, la venganza y la indiferencia que corroen el tejido social. Es urgente que unamos nuestras fuerzas por la reconciliación, el respeto mutuo y, sobre todo, por la protección de la vida, la promoción de la justicia y la construcción de una sociedad pacífica que promueva la dignidad de toda persona, especialmente de las más pobres y vulnerables.
Aun ante el caos, creo firmemente que el amor y la bondad son más fuertes que cualquier violencia. Les pido a todos que sean instrumentos de esta paz. No podemos alimentar el odio ni responder con indiferencia. Río de Janeiro nació con vocación de alegría y hospitalidad. Que con fe y perseverancia podamos devolver a nuestra ciudad el brillo de la paz y la fuerza de la fraternidad. Y, como dice el himno de nuestra ciudad: «Que Dios te cubra de felicidad – Nido de sueños y luz'».
Invito a todos a perseverar en la oración y en la construcción de la paz. Que nuestras palabras y acciones sean semillas de reconciliación, y que cada gesto de amor sea un paso hacia una ciudad más fraterna y justa. Que el Señor de la vida transforme nuestros corazones, sane las heridas de la violencia y nos haga instrumentos de su paz. Que María, Reina de la Paz, interceda por nuestra ciudad, por nuestras autoridades y por todas las familias afectadas por la tragedia de hoy.
Invoco la bendición de Dios sobre todos, como signo de esperanza y consuelo en este momento de dolor».