Por Redacción
En el marco de la iniciativa «No Más Chicos Descartables», en la Santa Casa Mama Antula de la Ciudad de Buenos Aires, se realizó el último viernes, la jornada “El legado de Francisco: comunidad y cultura del encuentro”. El panel contó con la participación de referentes religiosos, académicos y comunitarios que expusieron miradas y experiencias sobre la niñez y la adolescencia en situación de vulnerabilidad.
El padre Adrián Bennardis, responsable del Área Niñez de la Vicaría Episcopal para el Servicio de la Caridad y el Desarrollo Humano del Arzobispado de Buenos Aires, fue el encargado de abrir el panel. En tal sentido, expresó: “Para quienes no lo conocían, estamos en un edificio histórico —esta Santa Casa de Ejercicios Espirituales Ignacianos, Casa Mama Antula—. Vamos a compartir nuestra mirada para seguir luchando y caminando en tiempos difíciles pero para nunca bajar los brazos. Que esta edición de No más chicos descartables nos sirva como empuje para seguir trabajando”.
Por su parte, el padre Lorenzo “Toto” de Vedia, párroco de Nuestra Señora de Caacupé en la Villa 21-24 de Barracas y referente nacional del Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Ciudad de Buenos Aires, expuso que “en nuestras villas y barrios populares, percibimos realidades que desde lejos no se ven. Se piensa que en las villas todo es sórdido. Desde adentro experimentamos un humanismo comunitario que se ha perdido en otros sectores sociales: sentido de vecindad, solidaridad natural, religiosidad traída de las raíces, madres de sus hijos y de los del pasillo, capacidad de hacer fiesta. En nuestros barrios hay un ambiente propicio para la cultura del encuentro”.
Asimismo, remarcó que «la droga, la falta de empleo, la pobreza estructural, el individualismo imperante y la exclusión fue generando un paulatino rompimiento del tejido social. Esto viene desde hace mucho. Se ha acrecentado en los últimos tiempos. Hablamos de 3 tenebrosas ‘C’: CALLE – CÁRCEL – CEMENTERIO, como destino fatal para un montón de nuestros chicos, adolescentes y jóvenes. Desde la iglesia llevamos adelante desde hace bastante tiempo una pastoral con fuerte acento en ese segmento población. Podríamos resumir esto en las 3 positivas ‘C’: CAPILLA – COLEGIO – CLUB. Sabemos que muchas veces llegamos tarde».
De Vedia, aseguró que «desde la Familia Grande del Hogar de Cristo siempre buscamos generar centros barriales que ayuden a levantar y sostener al caído. Para esto es necesario afianzar fuertemente nuestras comunidades, cultivar la religiosidad, recursos del Estado y de los privados y una importante integración socio-urbana de nuestros barrios, tanto en infraestructura como en seres humanos».
El sacerdote destacó que «esto es la cultura del encuentro. Que estas jornadas de No más chicos descartables apunten a nuestros corazones y también a nuestras mentes para que nuestras comunidades renueven y actualicen el cuidado de nuestros menores más desamparados. Que Francisco mismo nos ayude desde el cielo a seguir su legado».
Por su parte, la licenciada Nazarena Bauso, becaria Conicet-UCA del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, presentó el informe “Derechos de la infancia en la Argentina (2010-2024). Avances, desafíos y desigualdades”, con estadísticas sobre pobreza infantil y desigualdad social. Sostuvo que los «datos demuestran que la infancia continúa siendo el grupo etario más expuesto a la pobreza multidimensional y que las políticas públicas, aunque han expandido cobertura y protección, enfrentan el desafío de superar el carácter paliativo y avanzar hacia estrategias estructurales de inclusión, equidad y desarrollo humano sostenible».
En tanto, Brenda Acosta, referente de la Cooperativa Acompañantes de Usuarios de Paco – Hogar de Cristo, relató su experiencia desde que llegó al Hogar Hurtado en la adolescencia hasta su tarea actual en la Casa Quinquela Martín, un espacio para adolescentes en conflicto con la ley penal co-gestionado entre el Hogar de Cristo y el Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.
Indicó que “todavía hay una parte de la sociedad que no sabe qué es una comunidad. Es importante que le demos valor a nuestras niñeces y adolescencias, y a todos los referentes barriales de los territorios. Para nosotras, en nuestras casas, el hijo de una es el hijo de todas. Nosotros no somos huérfanos, tenemos una Madre —la Virgencita—. Con esta forma de ser Iglesia podemos hacer algo mejor en el mundo”.
El encuentro contó con la palabra de monseñor Oscar Ojea, obispo emérito de San Isidro, quien destacó la centralidad del Evangelio del Buen Samaritano en el pontificado de Jorge Bergoglio y evocó el impacto que tuvo en Francisco su visita a Timor Oriental. Recordó “los ojos de los niños de Timor” y compartió una oración dirigida al Papa argentino.
La próxima convocatoria de “No más chicos descartables” está prevista para el sábado 20 de septiembre en la Parroquia Cristo Obrero y San Blas, ubicada en la avenida Lafuente 3242, en el barrio porteño de Villa Soldati. Ese día se desarrollarán paneles de reflexión y un encuentro juvenil, deportivo y cultural con la participación de expresiones de los barrios populares.