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Movimientos Populares: “Nosotros estamos acostumbrados a construir también políticas públicas”

Por Gustavo Ramírez

La ética de los pobres contra el individualismo del capital 

Cuando desde las usinas de los capitales concentrados, referenciados en los estamentos pedagógicos de la oligarquía, hablan de pobreza lo hacen desde una matriz ideológica que niega a los pobres en la medida que los subordina al mero plano de la asistencia. No hay allí ningún resabio de subjetividad que pueda buscar su independencia como colectivo social, mucho menos una construcción colectiva que permita disputar espacios de poder. Pero esta distinción no solamente es reproducida por los organismos funcionales al capital hegemónico, existen particularidades de entendimiento de dicha cuestión desde distintos sectores del campo popular.

Después de los ’90, con la emergencia social,  nuevos actores se integraron a la lucha política con su propia identidad socio-cultural. Los Movimientos Populares dieron cuenta que la única manera de sortear los obstáculos que imponen los regímenes que producen la desigualdad social era con organización y más organización. Lo novedoso es que desde un principio construyeron unidad de concepción y edificaron su organización desde la periferia al centro, ampliamente integral.

Con la experiencia como baluarte del  conocimiento social su capital simbólico y político fue en crecimiento, tanto que hoy son imprescindibles para una proyecto nacional que quiera recuperar el valor ético de la comunidad. Por eso hoy, en medio de la pandemia de conoronavirus, vuelven, una vez más, a dar un ejemplo de hecho político en el realizar.

Los trabajadores de la economía popular no se han estancado en el asistencialismo. Por el contrario, configuran en cada territorio un mapa de articulaciones con gobierno provinciales, municipales y con el gobierno nacional, que muy pocos pueden dinamizar. Mejor que nadie saben que “nadie se salva solo” por eso comprenden, sin mezquindades, que es necesario unificar accionas  políticas para salir en conjunto de la crisis socio-sanatiaria, como la calificó la referente del Movimiento la Dignidad Popular, de la Central de Emergencia Villera y de la UTEP, Marina Joski.

Son las organizaciones sociales las que han garantizado desde le día uno de la cuarentena la entrega de comida puerta a puerta en los barrios populares. Pero también capacitan a compañeros y compañeros, en dichos barrios, como Promotores Comunitarios para poder evaluar, en el territorio, factores de riesgo. En esa organización también se realizan, al ingreso y egreso de los barrios, prevenciones dentro de la normas de higiene para complementar el aislamiento “en una forma saludable”. Se acompaña a las víctimas de violencia de género que durante el aislamiento, nos cuenta Joski, aumentó un 30 %: “Nosotros tenemos a Romina que fue asesinada por su ex pareja, en La Plata y en ese momento está siendo amenazada su familia”. 

“Estamos haciendo, por todos los barrios, fumigaciones propias, porque otro mal que nos aqueja, que es fuertísimo y que tiene que ver con la proliferación de la pobreza es el Dengue. En Ciudad de Buenos Aires sola hay 4 mil casos de Dengue” precisa la compañera Marina.

Construyen en política públicas de salud de educación. La cuestión es ayudar pero también edificar acciones que permitan, a largo plazo, terminar con la desigualdades. No es ni más ni menos que la vivencia digna de los pobres de la Patria que trasciende los planos ideológicos y pelan con desigualdad. Cuando los pobres salen a disputar poder los necios, los oligarcas, sus perros, se indignan. La Comunidad Organizada es muy peligrosa para muchos. Tanto como lo es la ética del Pueblo.

El Pensamiento Nacional de los trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular

Esta claro, el pensamiento nacional no se nutre de la academia, de los instructivos intelectuales codificados en el centro de saber del imperio. Por el contrario, su esencia es la mirada aguda de sus actores sociales puesta en la experiencia que a su vez es formativa y plenamente política. La charla con Marina Joski da cuenta de ello.

Marina ¿Cómo está la situación en los barrios  y cuál es diagnóstico de la situación que hostiga a los trabajadores de la economía popular?

En realidad, la problemática de los barrios en general,  es invisibilizada. Sostener el aislamiento social preventivo y obligatorio  es muy difícil cuando no se cuenta con las herramientas económicas, cuando no estamos pudiendo salir a trabajar los que trabajamos en el día a día, cuando la alimentación, luego de cuatro años  de saqueo rotundo y absoluto, no está categorizada como derecho más allá de la emergencia alimentaria; por supuesto que a nivel social está categorizada como derecho un derecho que se ejerce.

En los barrios hay mucho temor, también hay mucha desesperación por la situación actual y la caracterización que nosotros hacemos es esta: Estamos en una pandemia que es mundial, que no nos  afecta a nosotros mismos pero que nos propone abordar una dicotomía muy sencilla, muy simple que es por un  lado Estado- Mercado y por el otro solidaridad- individualismo. Son dos dicotomías  que nosotros, los movimientos populares, hace más de veinte años hemos logrado saltar y que la sociedad toda debería ponerse a pensar en eso.

En principio la situación es crítica pero contenida. Los Movimientos populares estamos haciendo grandes cosas trabajando de sol a sol para que ni un pibe se quede en la calle. Ni un adulto mayor se quede sin comer, para que las vacunas lleguen, para que todos puedan acceder al alcohol en gel para que puedan lavarse las manos, para que puedan transitar los compañeros y compañeras, vecinos y vecinas, más humildes de este país una cuarentena en paz.

Hay una tendencia, desde los grandes medios  a invisibilizar esta problemática, como bien lo afirmaste en tu apreciación, pero  que también tienden a imponer que en esta crisis las víctimas son los empresarios. No se habla de pobres, no se habla de descartados y tampoco se habla del trabajo que los Movimientos Populares, de la labor que los trabajadores de la economía popular realizan en los territorios de manera solidaria ¿cómo toman esto ustedes, más allá que la situación hace tiempo que es así, cómo se rompe este sentido común?

-Creo que el sentido común más burdo te dice que el que nada tiene nada pierde. Por eso sostienen que el que está acostumbrado a ganar permanentemente, más preocupado supuestamente, es sector. Promueven  que nosotros y nosotras que nos preocupamos por el pan de cada día, por la educación de nuestros pibes en el día, no tuviéramos nada que perder.  Nosotros estamos acostumbrados a construir también políticas públicas, a construir salud para todos, a construir educación para todos y cierta parte de los sectores medios altos y mucho más los empresarios están acostumbrados a construir para ellos mismos y desde ese lugar aportan a la construcción de la economía.

Es decir, lo hacen a la inversa de la economía popular que desde un principio cooperativo, de solidaridad económica, solidaridad social y de solidaridad en el vínculo, se constituye de manera plural y colectiva, para laburar inclusive. Entonces por concepción estos medios están más preocupados por los que pierden, porque nosotros no perdemos, porque supuestamente nada tenemos para perder. En realidad hay mucho para perder, son vidas que se pierden, y también la desesperación de todo nuestro pueblo cuenta muchísimo.

Los Movimientos Populares son convenientemente invisibilizados por varias estructuras, no sólo por los sectores medios ni por los empresarios. Los Movimientos Populares son invisibilizados porque no conviene que las alternativas sean colectivas ante un mundo individualista que está construido y constituido desde la idea de la meritocracia, desde la falacia de la meritocracia. Entonces consideramos eso y la invisibilidad responde a que gran parte de la economía popular se volcó a garantizar derechos que no habían sido garantizados sistemáticamente, en algunos casos por omisión y en otros directamente por decisión dentro de los sectores populares. Esto es educación, esto es salud, garantía de alimentos, el acompañamiento de adultos mayores.

Esto sucede hace muchísimo tiempo y son los sectores populares los que se organizaron para trabajar ahí, donde el Estado no estaba. Entonces es muy inconveniente pensar que los Movimientos Populares son parte de la solución, son parte de la respuesta.

A partir de lo que venís diciendo es importante destacar que la construcción que ustedes vienen haciendo gira en torno de un tópico esencial, que ha sido expuesto por el Papa Francisco, que es Tierra, Techo y Trabajo. ¿Crees que es un deber ético de la política abordar esta premisa?

– Por supuesto. Tierra, Techo y Trabajo son nuestras banderas históricas y esto también responde a la década del ’90 cuando fuimos expulsados de nuestros trabajos formales, quedamos a la vera de la ruta y volvimos a construir nuestra tierra y a construir nuestra viviendas, nuestros barrios y a construir derechos desde ahí. Entonces, Tierra, Techo y Trabajo son parte de una unidad no solamente es una bandera, no solamente es un concepto teórico, sino una práctica cotidiana que llevamos adelante, sobre todo las organizaciones populares que hemos construido, en estos años, economía popular.

Por último, Marina, en esta situación de crisis muchos opinólogos hablan de que el mundo va a cambiar. ¿considerás que esto va a ser así, porqué a la impresión de que los que siguen padeciendo las desigualdades son siempre los mismos?

-Debe cambiar, los decíamos al  principio cuando hablábamos de la dicotomía  solidaridad -individualismo, la salida del  aislamiento no es solamente que cada uno sea responsable de su propia cuarentena sino que pueda garantizar el aislamiento del otro, garantizar el alimento del otro.

La respuesta a esta crisis mundial está bien clarita  tiene que ver con la construcción comunitaria, con una construcción de un Estado fuerte, que pueda dar respuesta con la producción pública de alimentos, no habría faltantes, no habría sobreprecios. Con recuperar la producción pública de medicamentos, con recuperar las herramientas que ha tenido y ha vendido el Estado a través de muchísimo tiempo.

Que esto suceda uno no lo puede vaticinar, no  puede decir que esto vaya a suceder. Pero  a las claras  queda a la vista que el rol de los Estados a nivel mundial ha sido central y ahpi, donde se puso en juego el tema de la economía, el criterio Bolsonaro,  el criterio Trump, explotaron los casos del coronavirus, explotaron los casos de individualismo y los cuerpos se apilan por montones.

Creo que sí hay una lección, sí hay un aprendizaje, que nosotros veníamos también exigiéndolo llevándolo como bandera a lo igual que Tierra, Techo y Trabajo, pero  ahora queda a las claras que es la alternativa para este nuevo mundo. Creo que se debate eso, no creo que los intereses monopólicos, los intereses hegemónicos y los grandes capitales puedan entrar en razón porque viven del lucro, viven del privilegio y nadie renuncia porque sí a los privilegios, pero también es un momento histórico para reclamar esto que venimos construyendo entre todos y todas y no con el uno mismo solamente.

 

El principio de lo político 

Si no hay comunidad no ha sociedad y la solución a las crisis sigue siendo política. Esa política es organización, es dignidad, es ética. Muchos quieren subordinar a los trabajadores de la economía popular que su interpelación es incómoda. No obstante los Movimientos Populares avanzan, no si tensiones, como es natural. Suman, crecen.

Ellos nos interpelan desde diversos lugares, también son interpelados, después de todo se trata de no caer en falsas fe y magras idealizaciones. pero también recuperan para nosotros el sentido de humanidad que el régimen oligárquico ha pretendido borrar como principio social. La celebración de la vida se manifiesta en los pobres, en la moral política de la ética solidaria.

Las Organizaciones Libres del Pueblo  son nuestra esperanza.

 

 

Fotografías: Gentileza de Marina Joski

16/0472020

 

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