Por Gustavo Ramírez
La arrogancia del gobierno se toma de la mano con la violencia política. Lo que se infiere en primera instancia es que a Milei no le interesa gobernar sino tener razón. Lejos de la realidad social de millones de argentinos, el libertario en su característica anarco-capitalista avanza en la explosión del escenario político con el agravante de ser acreedor de un profundo desconocimiento de la gestión pública.
En más de dos meses de gobierno, Milei pulverizó todos los indicadores económicos de la clase trabajadora y obvió algo importante en la conducción de gobierno: tener capacidad política para alcanzar acuerdos que sustenten su propia gobernabilidad. En este período, el presidente no realizó un solo acto de gobierno. No viajó a las provincias a establecer puntos de contacto con los gobernadores, solo se dedicó a exponer conceptos superficiales con periodistas que se congratulan con el régimen y a exponer su violencia verbal en redes sociales.
Sus viajes al exterior no tuvieron carácter diplomático y mucho menos político. Milei parece revivir su adolescencia de manera permanente al mismo tiempo que se regocija en causar caos y daño. Mientras le declara la guerra a la Argentina, en el centro de su gobierno se dirime una lucha intestina entre distintos sectores oligárquicos que ven en la inestabilidad emocional presidencial una oportunidad para cooptar al gobierno.
En tanto, en el seno social la lucha es por la supervivencia. La situación es crítica y las apreciaciones recogidas evidencian un veloz crecimiento del hartazgo. No hay optimismo en la población sino preocupación. Las aspiraciones se restringen a llegar a mitad de mes y después ver como se hace para alcanzar el fin del mismo. Las políticas intempestivas del gobierno golpearon a todos los sectores, ello incluye la disolución nacional. La pregunta es ¿por qué el conjunto social estaría dispuesto a aguantar semejante tortura si en el horizonte cercano no se avizora una mejora sensible de las condiciones de vida?
Un rasgo patológico del bloque reaccionario libertario se afianza en la negación de realidad a partir de la argumentación que sostiene que este ajuste era necesario para pegar un salto cualitativo y cuantitativo en términos económicos. Aún con un costo político y social que se torna imposible de sostener, a largo plazo, para el propio gobierno. Remarcar como necesidad general la baja del déficit a costillas de la clase trabajadora pone de relieve que el plan es romper la constitución histórica de orden social para beneficiar a la oligarquía financiera y al conjunto de representantes del capital financiero global.
Milei miente sistemáticamente y carece de argumento que legitime la ejecución sumaria de su programa económico. Este ajuste no lo paga esa casta inexistente a la que recurre de manera enfermiza el mandatario cada vez que los alcahuetes mediáticos se arrodillan para entrevistarlo. La liberación de la economía tiene un rasgo depredador para las y los trabajadores. Se asfixia por igual a la producción y el consumo y se estrangula al mercado interno para generar una inigualable transferencia de recursos de manera vertical. Si el 80 % de la población tiene dificultades ostensibles para alcanzar el fin de mes el plazo de vencimiento de Milei se empieza a acortar.
Con todos los frentes abiertos y de espaldas al conjunto social, el mandatario cree que aún mantiene un contundente apoyo social. Encerrado en su realidad virtual y envalentonado por su imaginación adolescente, el Presidente, colisiona de frente contra sus propios arrebatos y cierra así todos las posibles salidas de escape. Encerrado en su cabeza no ve lo que pasa a su alrededor y desconoce el crecimiento del malestar social.
No hay dirigente social, político o sindical que no coincida con el hecho de que esto termina pronto y mal. El temor a la violencia social crece al ritmo de la virulencia presidencial. Nada es gratis, como asegura Milei, por lo que no tardará en tener que pagar las facturas que emitió. La respuesta es casi obvia en este contexto.
Lo que ocurre en los territorios es dramático. El deterioro en los barrios es notable y sensibilizan la cuestión social. El dato dinámico es que en diciembre, Milei gozaba con un 60 % de aprobación en términos de imagen positiva, hoy según algunas consultoras, como Analogías la ubica en un 47 %. Otras hablan de un descenso más abrupto. En menos de dos meses el presidente dilapidó su capital simbólico de manera inédita. Las proyecciones estiman que su imagen continuará en franca caída.
Hablábamos de lo que ocurre en los barrios. Hay dos signos distintivos que marcan con fuerza el deterioro que golpea con dureza a las y los trabadores: El empleado de una verdulería emplazada sobre la calles Gutiérrez al 1600 en Crucecita, Avellaneda, nos contó que la caída en ventas fue pronunciada en los últimos dos meses. En la última semana las mismas alcanzaron un 30 %. Pero lo que más duele no está ahí. Según el testimonio del trabajador lo demoledor es ver llorar a los jubilados que no tienen plata para comprar algo de fruta. “Yo soy empleado, este no es mi negocio, pero cuando puedo les doy al menos dos bananas para que tengan algo”.
El encargado de una carnicería, que cuenta con una franquicia que se extiende por todo Avellaneda, aseguró que la venta de carne se le redujo durante el último mes en un 60 %. Varios de los empleados que trabajan en el local ubicado sobre la Avenida Mitre al 1800 votaron a Milei y hoy temen por su continuidad laboral.
Otro plano de la misma manera se refleja en la gestión de gobierno. Una fuente oficial del ámbito del transporte aseveró que su gestión está condicionada por las decisiones que emanan del Ministerio de Economía. Luis Caputo tiene luz verde para bajar el pulgar sistemáticamente en cuestión presupuestaria. La cuestión es que no existe administración en áreas sensibles del transporte que hacen a espacios estratégicos para el comercio exterior.
Un ejemplo determinante sobre el estado de situación es lo que vivieron el último martes los Secretarios Generales de los sindicatos aeronáuticos. Fernández, de UPSA; Llano de APA y Biró de APLA fueron convocados a la sede de la actual Secretaría de Trabajo para acordar el incremento salarial. En ese escenario, las condiciones estaban dadas para cerrar el acuerdo. Sin embargo, antes de estampar las firmas en las respectivas actas, los funcionarios recibieron una llamada. Era Caputo. Todo lo acordado no tenía validez ante el experto en fuga de capitales. El acuerdo se cayó y los gremios avanzaron con la medida de fuerza de este miércoles.
Desarma y sangra. No es una canción. Es una realidad. Pero como dicen algunos, peor es escuchar a Adorni. En paralelo crecen las colas de personas que esperan un plato de comida en manos de la caridad social. La noche del martes pudo apreciarse una fila de media cuadra sobre la Avenida San Juan, cerca de su intersección con la Avenida Jujuy. La mayoría era gente grande. Portaban bolsas. Esperaban con la panza y los bolsillos vacíos que alguien tienda el brazo amigo entre tanta hostilidad económica.
El consumo de alimentos bajó un 37 % durante el último mes y la producción de los mismos cayó un 22 %, según datos de CAME. El consumo de medicamentos registró un caída del 45 %. Lo inviable del programa es evidente, aunque el presidente, a través de X sostenga que estamos en el camino correcto. La bomba está activa y puede detonar en cualquier momento.
El Papa Francisco advirtió en las últimas horas sobre el hecho de que existen “pocos ricos cada vez más poderosos y millones de pobres negados y descartados”. Al mismo tiempo agregó: “Vivimos épocas de intensa injusticia… en un mundo en donde millones de niños comen diariamente sólo los desechos de aquellos que si consumen”.
Ese es el mundo que adora Milei. No le importa si los descartados son comunistas, socialistas, peronistas, radicales, kirchneristas, liberales, libertarios, macristas. Importan los números. Su jactancia en la jactancia de los fariseos: “La historia lo ha demostrado en muchas y muy tristes oportunidades. Son Moloch, devorando a las generaciones recién nacidas”, añade Francisco. El Papa es claro: El “dios Mercado y la diosa Ganancia”, son las falsas deidades que nos conducen a la deshumanización y a la destrucción del planeta”.
Quienes aún apoyan al presidente están cegados por la ideología destructiva del sálvese quien pueda y del individualismo deshumanizante. Milei opera como Moloch. Es la destrucción de la vida. Ese es su objetivo. No es revolucionario ni fenomenal. Es descarnado e inútil. Nada de lo que impone nos llevará a una vida mejor. Lo cual lo hace demencial. La guerra está entre nosotros. Se avecina el invierno y con él la tempestad.
28/2/2024