Pensamiento Nacional

Marina Mercante: ELMA y la historia de lo posible

Por Gustavo Ramírez

La mirada sobre la soberanía nacional implica pensar el desarrollo de políticas estratégicas que definan las diversas instancias de lo que podemos considerar como libertad. La política nacional, desde la violenta irrupción de los gobiernos peronistas, ha hecho lo imposible para descomponer el proceso de soberanía desde una observación pequeña y diezmada por la naturaleza de la ideología liberal.

El sometimiento económico y político nos enclaustró en un drama circular del cual, a priori, no podemos escapar con facilidad.  Un ejemplo histórico de ello, que llega hasta nuestros días, es la Marina Mercante. El 30 de septiembre de 1960, el gobierno de  Arturo Frondizi dio vía libre a la creación de la Empresa Líneas Marítimas Argentinas. La sanción de la Ley N° 15.761 permitió la fusión de las empresas Flota Mercante del Estado y Flota Argentina de Navegación de Ultramar.

Con 60 buques en su haber, equivalentes a 70.000 toneladas de bodega, ELMA estableció diversas líneas marítimas que le permitieron al país una interconexión con diferentes puntos comerciales mundiales. Así se establecieron: La Línea Norte Europa, Línea Mediterráneo, Costa Este de Estados Unidos, Línea Golf de Estados Unidos, Línea Brasil y Línea Costa Pacífico.

Este proyecto no se habría plasmado si el gobierno de Perón no hubiera ampliado las posibilidades de bodega nacional, con claras políticas de desarrollo propio. La mirada del líder de los trabajadores fue determinante, en ese sentido, porque entendió la implicación que tenía la mirada geopolítica en la potencialidad de la Marina Mercante.

La creación de ELMA también tuvo incidencia en potenciar la industria naval. Los astilleros nacionales se reactivaron y gran parte de la flota se hizo y reparó en nuestro país.  No obstante, en el proceso de desarrollo de lo nacional, ELMA fue potencial de soberanía. De su defensa, de su reivindicación y de su constitución.

Tal es así que un buque de la compañía participó activamente en la Guerra de Malvinas. Sergio Dorrego, ex  Director Nacional de Transporte Fluvial y Marítimo y oficial denavegación del buque Río Carcarañá explicó: “El bautismo de fuego se produjo el 1º de Mayo. En esa madrugada la aviación inglesa decidió realizar la primera acción bélica mediante el ataque aéreo a Puerto Argentino, allí estaba el Río Carcarañá, con toda su troja de combustible, que lo hacía un blanco fácil y explosivo,  fondeado paralelo a la pista aérea, la trazabilidad de los disparos podían verse en el agua calma de la bahía, la divina providencia quiso que no impactaran en el buque ni su carga”. 

“Cerca del mediodía, y ante la vulnerabilidad que representaba permanecer en Puerto Argentino, se ordena a todas las embarcaciones emprender su navegación y dejar el puerto hacia otros destinos más seguros. Así es como levando anclas parte el Río Carcarañá costeando hacia el sur de la Isla Soledad, seguido del Formosa, este último habiendo finalizado su cometido y descargado el material transportado para nuestros compatriotas”, manifestó Dorrego.

En tal sentido el Capitán de Ultramar contó: “El 5 de Junio, helicóptero mediante, la tripulación del Río Carcarañá es evacuada hacia el Buque Hospital Bahía Paraíso, donde logramos bañarnos luego de 40 días sin higienización, doy fe que luego de mi primera ducha, sintiendo todavía olores en mi cuerpo, volví hasta tres veces a  introducirme bajo el agua”.

Asimismo concluyó “posteriormente  recorrimos el Canal de San Carlos incorporando heridos y evacuados al Buque Hospital, y finalmente se puso rumbo al continente, pero previo a arribar a puerto, dos helicópteros de la Fuerza Aérea Argentina nos trasladaron del buque hasta el aeropuerto de Santa Cruz, donde nos esperaba un avión naval para llevarnos a la Base Militar del Aeropuerto Internacional de Ezeiza”. 

Este relato, aquí resumido, es a su vez una potente confirmación de lo trascendente que es la Marina Mercante para el país. ELMA fue un proceso disruptivo y ejemplo de lo posible. Sin embargo, los exegetas del neoliberalismo de los ’90 -vale aclarar que el ciclo de desmantelamiento nacional comenzó en 1955 con una breve irrupción del peronismo en la década del ’70- hicieron desaparecer de manera literal a ELMA.

Lo que se impuso como política para el sector fue la integración vertical impulsada por la contaminación ideológica de la globalización. Con ello llegaron los buques con bandera de conveniencia que hasta nuestros días surcan las aguas nacionales e internacionales. En la actualidad el comercio exterior está condicionado por el flete internacional en manos de multinacionales. El capital no  tienen bandera y la Marina Mercante lo sabe.

Sin dudas estamos lejos de recuperar el verdadero valor y sentido que tuvo ELMA en la historia de nuestro país. Su recuerdo nada tiene que ver con la nostalgia o con la recuperación ideológica del pasado. Por el contrario, es la demostración efectiva que las decisiones políticas son las que determinan los procesos de liberación nacional. Sobre todo hoy donde dados se naturaliza el saqueo que potencias extrajeras generan en nuestros mares, en el caso de la pesca, o el dominio, del comercio interior en nuestros Ríos.

La Marina Mercante tiene que ser pensada en términos geopolíticos, su estructuración implica la integración del desarrollo portuario y pone en valor a la Industria Naval. La crisis del COVID-19 expuso las flaquezas de la globalización neoliberal, lo cual demuestra que aquellos que pensaron la argentina desde lo argentino no estaban equivocados. No alcanza con proclamaciones reivindicativas romantizadas en puestas de escenas para los medios. Hace falta determinación política para avanzar y recuperar los que nos pertenece.

Por sus características geográficas Argentina es un país insular, por lo el transporte por agua se torna imprescindible para los lazos de fortalecimiento comunicacional comunitario. Más allá de la Ley que desarticuló la gestión de Mauricio Macri y que hoy vuelve a cobrar sentido, lo que hace falta es una política con proyección integral que permita la recuperación de la bodega nacional con barcos argentinos hechos en argentina y puestos en funcionamiento para el beneficio del pueblo argentino.

ELMA fue una construcción histórica colectiva, sus pilares los encontramos en la política de desarrollo nacional gestada bajo, una vez más, el gobierno peronista. Fue el ejemplo de que lo posible se pudo hacer real bajo los lineamientos de una sociedad realizada. Miles de trabajadores que pasaron por su buques, por los astilleros y que navegaron nuestras han dado testimonio de ello. la liberación nacional llegará cuando estemos determinados a realizarla con las armas que la historia nacional nos legó.

 

30/9/2020

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