Internacionales

Mali: La caja de herramientas francesa

*Por Guadi Calvo

Francia ha desplegado su caja de herramientas, para revertir la crítica situación, que la ola de golpes, en sus viejas posesiones africanas, amenaza con poner fin a su historia colonial.

Cómo ya hemos visto en los diferentes movimientos militares, que se sucedieron desde el 2020, en Burkina Faso, Guinea (Conakry), Mali y Níger, que no solo han dejado al descubierto el profundo espíritu anticolonial de estos pueblos, sino que los nuevos gobiernos, exigiendo la retirada de las diferentes operaciones militares, tanto francesas, como de Naciones Unidas, han puesto en emergencia al ya sensible equilibrio estratégico que occidente mantiene en África, frente a la avasallante presencia de China y Rusia.

Estos movimientos están poniendo coto, a la patológica injerencia de Francia, en esas naciones, “técnicamente” independientes, aunque no hay que ser un estudioso, para saber que esas soberanías, no son más que alambicados sistemas de dominación.

Francia, desde los años sesenta, cuando les fue otorgando aquellas independencias, también construyó un sistema de saqueo tan cruel como vulgar, cuyos dividendos, le permitieron construir su “estado de bienestar”, a cambio de absolutamente nada. Claro está, que París no puede permitir, estos nuevos procesos nacionalistas africanos que amenazan seriamente toda su estructura económica.

Era de fórmula, que más temprano que tarde, el obsoleto imperio, comenzaría a aplicar su paleta sangrienta, para revertir la situación, por lo que ya está en marcha el proceso para contrarrestarla.

Para entender la actual estrategia francesa, habría que retrotraerse a abril del 2012, cuando en el marco de la crisis libia, ya asesinado el coronel Gaddafi, y sumada la inestabilidad producida tras el golpe de Estado en Mali, del 22 de marzo de ese año, cuando el capitán del ejército, Amadou Sanogo, derroca al presidente Amadou Touré y se instala la Comisión Nacional para la Restauración de la Democracia y el Estado, iniciando una deriva que recién será detenida con la llegada a la presidencia del capitán Assimi Goita, recién en mayo del 2021.

Es en ese contexto de inestabilidad en que entró el país saheliano en marzo del doce, es que cientos de milicianos tuareg, que había estado por años al servicio de Coronel Gaddafi, muerto su jefe, ven la oportunidad de lanzarse una vez más a reclamar sus derechos sobre la vasta región Azawad. Territorio que en la actualidad ocupan Argelia, Burkina Faso, Mali y Níger y de donde fueron expulsados por las invasiones árabes del siglo XII, tras lo que se convirtieron en nómadas, subsistido del pastoreo y de las legendarias caravanas comerciales transaharianas, que han transitado por siglos el Sahara y el Sahel.

Más allá del tiempo transcurrido, los tuaregs, en su lengua, el tifinagh, “los libres”, descendientes de los Garamantes, mencionados ya por Heródoto, han seguido reivindicando aquel derecho, marcado con feroces revueltas o tanekras. Por no ir lejos en la historia podríamos señalar las de Kaocen, (1916 y 1917) a la que le continuaron los movimientos de 1960/1964; 1990/1996, 2007/2009, hasta llegar a la de 2012.

Aquella última tanekra, ponía en riesgos los intereses franceses, en algunas de esas naciones, por lo que el gobierno del entonces recién asumido, François Hollande (212-2017), habilitó la llegada al conflicto de grupos armados vinculados a al-Qaeda, que en gran cantidad operaban en Libia, lo que le dio la excusa a Estados Unidos, Naciones Unidas y claro, Francia, en pleno auge de la “Guerra Global Contra el Terrorismo” a intervenir de manera urgente.

Tras la llegada de los militares franceses con dos operaciones, la Serval y más tarde la Barkhane, respaldadas por la OTAN y los Estados Unidos, las diferentes organizaciones tuaregs, como Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), el Movimiento Nacional del Azawad (MNA) y el Movimiento Tuareg del Norte de Malí (MTNM), laicos y nacionalistas renunciaron a la guerra, tras firmar en 2015, acuerdos con Bamako. Mientras que, desde entonces, y hasta hoy, los grupos integristas como el Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS) y del Grupo de apoyo del Islam y los musulmanes (GSIM), vinculados al Daesh y a al-Qaeda, respectivamente, no han dejado de expandirse, no solo en todo el norte de Mali, sino que han desbordado a Níger, Burkina Faso, incrementándose, en la triple frontera, desde el 2020, a una media de asesinatos por día.

Tiempo de guerra

Nuevamente, aprovechando en el crítico contexto de seguridad en Mali, cuando la junta gubernamental, rompió todas sus ataduras con Francia y la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA), diferentes agrupaciones que conforman la Coordinación de los movimientos Azawad (CMA), se han lanzado a la lucha contra Bamako, con la excusa que las FAMa (Fuerzas Armadas de Malí) habrían violado, en varias oportunidades, el alto el fuego vigente desde los Acuerdos de Argel de 2015, por lo que anunciaron la adopción de una serie de medidas de autodefensa contra el gobierno central, en todo el territorio de Azawad.

El pasado martes doce de septiembre, milicianos tuareg, habrían arrebatado a las FAMa, el control de la ciudad de Bourem, en la región de Gao, en el centro norte del país.

Esta ciudad, a orillas del río Níger y con cerca de treinta mil habitantes está considerada, como un enclave estratégico, ya que es un cruce rutas que proviene del Tombuctú, unos 300 kilómetros al oeste, desde donde se puede acceder a Argelia, y hacia el sur, con la ciudad de Gao, a unos noventa, desde donde se puede continuar hacía Níger y hacia el sur, donde se encuentra Bamako. Es importante señalar que en este momento Tombuctú, está siendo sitiada por el GSIM.

Más allá de las declaraciones del CMA, el ejército, rápidamente retomó la ciudad, con la asistencia de la fuerza aérea maliense. Según el comunicado del miércoles trece, el Estado Mayor informó la muerte de 46 combatientes tuareg y diez hombres de la FAMa. Mientras que la CMA, declaró la pérdida de nueve de sus combatientes y las baja de casi un centenar de soldados regulares, junto a la apropiación de vehículos, armas y municiones.

Sectores de la CMA, en estas últimas semanas, han rechazado la asistencia a las fuerzas armadas malíes, del Grupo Wagner. Que, tras el retiro de Francia, ha empezado a jugar un rol fundamental en el entrenamiento y asistencia técnica de las FAMa. A la que la prensa occidental ha vinculado con matanzas de civiles y abusos de todo tipo.

Recién un día antes, del sorpresivo asalto a Bourem, la CMA comunicaron, su decisión de combatir contra las FAMa, a quien, junto con los Wagner, tratan de terroristas anunciando que: “un tiempo de guerra contra la junta militar de Bamako”. En el comunicado llama: “a todos los de azawadíes, a salir al campo, para defender y proteger a la patria, retomando así, el control de todo el territorio nacional”.

Estos grupos tuareg, que ahora han identificado al gobierno de Goita, cómo su principal enemigo, desde diciembre pasado participaban en el Marco Estratégico Permanente para la Paz, la Seguridad y el Desarrollo (CSP-PSD), en lucha contra el integrismo armado, habiendo participado activamente junto a las FAMa, en la lucha contra los muyahidines del Daesh y al-Qaeda.

Este nuevo contexto pone en una crítica encrucijada a Bamako, que debe enfrentar las renovadas acciones de los terroristas y esa nueva insurrección tuareg, que parece haber surgido repentinamente, sin que ningún factor objetivo haya cambiado, más allá e alarme de Francia, por la seguidilla de golpes, que desalojaron gobiernos aliados.  (Ver. Mali: El sangriento precio de la dignidad).

Puesto en línea, las nuevas estrategias, de los verdaderos enemigos de los coroneles malíes, que al igual que sus camaradas de Burkina Faso, donde los ataques terroristas se siguen multiplicando, y de Níger, cada vez más amenazada desde los países vecinos, particularmente Nigeria y Benín, es imposible no vincular estas acciones, con la implementación de un plan de emergencias, salido de la siempre bien completa caja de herramientas francesa.

 

 

 

*Escritor, Periodista, Analista Internacional: especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

 

15/9/2023

Subir