*Por Víctor Ramos
Los reiterados ataques al Papa Francisco por parte del candidato a presidente, Javier Milei, tomó a la iglesia católica por sorpresa y se discute cuál es la manera más adecuada para responder. La virulencia de las palabras de Milei fue tomando un volumen inusitado. Los curas villeros, quienes son los más cercanos al pueblo pobre y profundo de la argentina, respondieron con una misa en la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, en la villa 21/24 del barrio porteño de Barracas, donde ofició de anfitrión el padre Lorenzo “Toto” de Vedia.
Por su lado, el sacerdote Guillermo Marcó, vocero del entonces cardenal Jorge Bergoglio, dio su punto de vista sobre el asunto. Pero no se refirió a las infamias de Javier Milei al Papa Francisco, sino que les propinó un sermón a los curas villeros:
“Más vale que nos dediquemos a predicar sobre Jesús y su Reino y dejemos a los laicos estos menesteres, ya que la Iglesia enseña que es el terreno de su competencia, escribo estas líneas para reflejar también el malestar de muchos católicos que no pueden escribir en un medio de comunicación y se sintieron no interpretados por la postura y la celebración que se realizó en la Iglesia de Caacupé”.
Marcó dice que lo mejor es el silencio, no responder a los agravios que en definitiva fueron hace cinco años. Lo que parece desconocer el ex vocero de Bergoglio es que los medios de comunicación y las redes sociales no distinguen horas de años. El repiqueteo de los videos, en los teléfonos celulares, con las declaraciones es constante:
“Este Papa Francisco es un imbécil que defiende la Justicia Social, es el representante del maligno, ocupando el trono de la casa de Dios. El papa impulsa el comunismo y va contra las sagradas escrituras… el impresentable que está en Roma promueve la pobreza, promueve el pobrismo, promueve la miseria… promueve un sistema que es una porquería, que mata a la gente, que la hambrea”.
En ese mismo sentido, los insultos adquirieron otro volumen y masividad cuando Milei dejó de ser un ciudadano más, para convertirse en candidato a presidente de la Nación. Más aún, cuando tiene posibilidades de serlo. Allí es cuando el padre “Pepe” y los curas que viven en las villas convocaron a una misa popular. No podía ser de otra manera, la misa fue el catalizador de la indignación popular ante los agravios contra Francisco.
El lugar no podía ser otro que la Villa 21. Pasillos y recodos del barrio popular que Bergoglio conoce como pocos. En su homilía, José María “Pepe” Di Paola afirmó que “es indigno de un candidato decir lo que dice contra el Papa e ir en contra de la justicia social que es parte del evangelio y la doctrina social de la iglesia” (…) “el ataque va hacia las raíces de la fe y el humanismo. Entiendo el voto bronca para la clase dirigente, pero es necesario que los políticos y todos los candidatos pongan sobre sus escritorios la agenda de los barrios populares”, y destacó la importancia de “la presencia del Estado inteligente y presente en los barrios”.
Es probable que el ex vocero represente a sectores de la iglesia que prefieran callarse la boca y hacerse los distraídos, hay de todo en la viña del Señor. Pero los curas que surgieron con el apoyo de Francisco hace más de veinte años en las barriadas de Buenos Aires difícilmente se queden quietos. El sacerdote Guillermo Marcó tituló uno de sus artículos: “La urgencia de poner paños fríos en la campaña”. Parece no ser la idea del Papa Francisco.
18 /9 /2023