Por Redacción
Referentes de la pesca nacional advirtieron que la industria se encuentra sumida en una crisis que golpea de lleno a las economías regionales y amenaza la estabilidad de cerca de 50.000 puestos de trabajo. La drástica caída de la rentabilidad, unida a la ausencia de medidas de respaldo por parte del gobierno de Javier Milei, encendió la alarma entre empresarios y trabajadores del sector.
Fuentes del sector, vinculadas a las cámaras empresariales explicaron que la demora en el inicio de la temporada de langostinos deja en evidencia un deterioro profundo. En tal sentido, coincidieron en señalar que el sector atraviesa un momento delicado y que la situación se agravó desde que asumió el gobierno libertario. Remarcaron que «las empresas vienen afrontando una pérdida de competitividad bruta que pone cerca de 50.000 puestos de trabajo en riesgo».
Actualmente, 113 barcos congeladores permanecen inactivos y apenas avanzaron con tareas de prospección. La falta de políticas de alivio paralizó toda posibilidad de normalizar la actividad: “Las cámaras son las que han demorado esta cuestión ante la imposibilidad de contar con medidas de alivio por parte del Ejecutivo”, indicaron fuentes empresariales.
Empresas del rubro reclamaron al Gobierno libertario respuestas urgentes frente a la caída de los precios internacionales, el atraso cambiario, las retenciones que siguen impactando sobre el sector y el peso de los tributos aplicados a las tasas de captura. En Chubut, la reciente habilitación de una subárea dentro del Área de Veda Permanente de Juveniles de Merluza no produjo resultados. Ninguna planta procesadora reactivó contrataciones ni convocó personal eventual.
Las compañías evitaron comprar langostino de los fresqueros por el riesgo de un conflicto con representantes sindicales, que amenazaron con paralizar actividades si se descargaba materia prima. En este contexto, en Mar del Plata en el último año y medio, cientos de operarios abandonaron sus puestos ante la escasa rentabilidad y la pérdida de derechos laborales. De acuerdo a una fuente sindical: “Cientos de empleados renunciaron a sus puestos en las fábricas del puerto local debido a la poca rentabilidad y la falta de derechos laborales que tiene actualmente la actividad pesquera”.
Mar del Plata, Puerto Madryn, Puerto Deseado y Ushuaia concentran buena parte de la cadena exportadora hoy estancada. Empresarios y trabajadores exigen medidas inmediatas para evitar nuevos cierres y contener un derrumbe que amenaza la principal actividad económica de varias ciudades costeras.