La CGT renovará autoridades en medio de la avanzada antisindical del gobierno libertario

Por Redacción

La Confederación General del Trabajo se alista para desarrollar, este miércoles 5 de noviembre, el Congreso Nacional donde se elegirán las nuevas autoridades. Todo hace prever que se sostendrá la actual estructura de conducción con un Triunvirato, lo que refleja la falta de consenso amplio para alcanzar una síntesis que permita que la Central vuelva a tener una sola cabeza al frente.

Por estas horas se impone la danza de nombres en una negociación que está trabada por la primacía de intereses sectoriales. Las dificultades que atraviesa la CGT para encontrar la síntesis necesaria no es nueva; para algunos dirigentes que suelen ver estas instancias desde una distancia razonable, no hay nada anormal ni fuera de contexto en esta disputa. Entienden que, ante la ausencia de unidad real, no se ve «nada nuevo» en el horizonte.

La elección de las nuevas autoridades se da en un marco de avanzada reaccionaria contra las organizaciones sindicales y la clase trabajadora. Si bien durante estos dos años de gestión libertaria la CGT emprendió ciertas batallas, el actual Triunvirato quedó desdibuja ante la aceleración promovida por Milei. Al mismo tiempo, una gran masa de trabajadores asalariados votó al actual gobierno en las elecciones de medio término, lo que dificulta el sostén de un plan de lucha a largo plazo.

Sin embargo, como ocurre en estos encuentros, la pugna interna la resolverán aquellas organizaciones sindicales que cuentan con mayores congresales. Entre ellas se ubica Camioneros, más allá de que el moyanismo perdió fuerza e impulso en los últimos años, cuenta con el poder necesario para dirimir la negociación. Aún así, no hay sector que se pueda imponer sin negociar.

En tal sentido, distintas fuentes consultadas por AGN Prensa afirmaron que, más allá de los nombres que suenan para ocupar los cargos principales a estas horas, todo comenzará a definirse mañana. Del mismo modo, nadie espera sorpresas. Las mujeres sindicalistas también pugnan por encumbrar a una «compañera» en el Triunvirato, por lo tanto, lo sectores tradicionales encuentran ciertas dificultades para imponer sus nombres propios. Obviamente que el consenso será decisivo para esclarecer la negociación. Por el momento, alcanzar un contexto de definiciones parece algo más complejo.

Por otro lado, la estructura partidaria del peronismo decidió prescindir del aporte que puede realizar el Movimiento Obrero. Esta determinación —que viene de años— tiene incidencia en los planteos internos. No es casualidad que haya sido la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte la que asumió un papel protagónico en la resistencia a la administración libertaria. El posicionamiento estratégico y la fortaleza de las organizaciones sindicales que la integran permitieron avanzar en la confrontación con conducción, disciplina y organización.

La actual conducción de la CGT arrastra un desgaste demasiado prolongado, y sus figuras centrales se desdibujaron al intentar sostener articulaciones sin construcción de unidad. Al mismo tiempo, la presión social ante la falta de dinámica y participación política recayó sobre la Central y generó un efecto contrario al deseado por sectores que prefieren apresurarse antes de analizar con mayor detenimiento lo que ocurre en las bases.

Si bien hay espacios sindicales que plantean cuestiones de fondo, la realidad de cada actividad es distinta. La crisis de ingresos, la preservación de la mayor cantidad de empleos posibles y la falta de conducción política en el campo nacional hicieron que muchos dirigentes se replieguen sobre sus propias estructuras en una clara muestra del panorama actual. La gran mayoría de estos Secretarios Generales fueron apoyados y ratificados por sus bases.

No obstante, la lectura de una parte de la conducción de la CGT advirtió que la actual coyuntura demandaba acciones defensivas antes que ofensivas, sobre todo porque la dirigencia política no supo o no quiso capitalizar los momentos de intensidad y de movilización en las calles. Esta actitud contribuyó al repliegue de la Central, que eligió responder tácticamente con otro tipo de acciones a la embestida reaccionaria.

Son horas decisivas para el Movimiento Obrero. La conducción que asuma el próximo miércoles tendrá que cargar un gran peso sobre sus espaldas y, asimismo, deberá construir unidad. En este escenario y sin un núcleo de unidad real, será la conducción que pueda ser, como bien señaló a este medio una fuente con amplia trayectoria en el universo cegetista. De ahora en más, solo resta esperar y comenzar a transitar un nuevo camino que permita a la Central recuperar su sentido histórico, siempre atacado por derecha e izquierda.

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