*Por Gustavo Ramírez
“Nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás
por la bota oligárquica
de los vende patria que han explotado
a la clase trabajadora”
Eva Perón
I
La foto cobró una fuerza inesperada. De repente la agenda política cambió de manera abrupta. Lo que hasta el momento parecía más una afrenta discursiva tomó forma en cuestión de horas. Claro que no surgió como una elaboración espontánea. Hace tiempo que los diversos equipos del peronismo trabajan en esa dirección. Los datos concretos los volcó, a cuentas gotas, en diversas intervenciones públicas Alberto Fernández, principal articulador de los acercamientos entre el kirchnerismo y el Partido Justicialista. Para el gobierno la noticia fue demoledora. Los números no cierran, los espacios se achican y los márgenes de maniobra se acortan.
La frutilla del postre la puso la CGT. Contra todos los pronósticos, en medio de diversas operaciones políticas y mediática, que nunca faltan, el Consejo Directivo de la Central Obrera llamo al quinto paro nacional general para el 29 de mayo. El efecto, una vez más, arrinconó políticamente al gobierno que ya venía golpeado desde Córdoba, donde el último domingo su candidato electoral en la Provincia pasó vergüenza.
Macri, que sólo ha tenido iniciativa para destruir el Estado y ponerse a disposición de sus socios en el mercado de la timba financiera, ha perdido cualquier resabio de credibilidad que podría llegar a tener si uno, claro, agudizaba su imaginación. La ratificación permanente del rumbo económico no hizo más que agudizar el efecto bumerang de la crisis y así como desde diciembre del 2015 impulsó la aceleración de la destrucción social esa misma velocidad comenzó a erosionar su falta de reacción política. El ingeniero, empresario, ex presidente de Boca Juniors, ahora está intoxicado con su propio veneno y comienza a sentir los efectos secundarios del virus que él mismo propagó por las venas de su escaso poder.
Cambiemos subestimó a la realidad. La expansión de ejercito de la noche duró lo que una cena de Mirtha Legrand o la propaganda editorial del sicario ideológico de Majul. El llamado a un pacto social se desnudó de inmediato como una farsa política que repercutió de manera negativa en los diversos rincones del orbe social. Mari solo es creíble en el epicentro de su propio círculo que, además, ya no es tan cerrado. La tormenta se avecina para el gobierno y el techo de su estructura comienza a mostrar las verdaderas grietas por donde el agua de la bronca social comenzará a filtrarse.
II
Dieciséis años se tardó en hacer lo que se debería haber hecho en el 2015 para no permitir el advenimiento de la oligarquía financiera. El juego del culto mesiánico no ha dado buenos resultados así que si hay un cambio de estrategia será bienvenida por aquellos, la mayoría, que esperaban un gesto de grandeza. Como se esgrimió desde el núcleo central del PJ ha llegado el momento de definiciones. Los próximos días habrá un trabajo arduo con el Frente Renovador para torcer el destino de Sergio Massa. La decisión de Cristina Fernández lo obliga, aun desde la perspectiva ética, ha traccionar hacia adelante, dado que su discurso no soslayó la unidad.
Por su parte, la conducción de la CGT, bajo el influjo de la presión generalizada tomó la decisión correcta en un momento que, a priori, parece oportuno. Es interesante observar, casi sociológicamente, como el Movimiento Sindical sabe capitalizar fragmentos de debilidad propia para asumir la iniciativa. El poder erosionado de la conducción de la CGT se fortaleció por las decisiones conjuntas de aquellas fuerzas internas que han esbozados críticas pero que no pregonaron la ruptura. La preservación de la institucionalidad no debe ser leída como un elemento de la preservación corporativa, sino como parte de la esencia del Movimiento Obrero peronista. El factor orgánico es determinante para comprender la composición estructural del sindicalismo.
Desde esta misma columna, luego de las medidas de fuerzas sobre el cierre del mes de abril, sostuvimos que era absurda la continuidad del dueto Daer y Acuña al frente de la CGT. Sostenemos que el ciclo de conducción se agotó hace tiempo, no obstante, no somos necios. El juego interno tiene su propia lógica y suele ser escurridizo al influjo de las opiniones. Para la dirigencia cegetista los márgenes de maniobra se estrecharon demasiado como para dilatar aun más el llamado a un paro general. También es cierto que este no resolverá por sí mismo los problemas que aquejan a los sectores populares, pero demostrará que el sindicalismo nacional está parado donde corresponde y no donde lo ponen de manera infantil e innecesaria los medios progresistas, la izquierda fosilizada y los militantes de redes sociales.
Las medidas del 30 de abril y del 1° de Mayo abrieron nuevos surcos en el mapa sindical. Hay, aun, un largo camino por recorrer para sellar un camino que conduzca a la unidad plena del sindicalismo. Quizá la foto en el PJ tenga una tracción positiva en ese sentido, pero no será determinante. La CGT tiene su propia impronta, su propia dinámica y maneja sus propios tiempos de amanera autónoma. El llamado al paro nacional general está hecho. De acá al 29 de mayo se trabajará para aunar criterios, construir consenso para una medida que, se puede presumir, será histórica.
Vale aclarar que una vez más, aun con sus falencias, la CGT desarticuló operaciones que daban por hecho un acuerdo con el gobierno. Esa vertiente infecciosa que radica dentro del propio campo popular no ha madurado como para comprender las instancias de la realidad efectiva más allá de los intereses sectoriales. Estos sujetos que propagan la peste de la traición en jugadas macartistas son funcionales a la oligarquía financiera como agentes de reproducción ideológica.
III
El Movimiento de Trabajadores es el nexo articulador de la doctrina peronista en el territorio. El profundo trabajo social, político, psicológico, cultural y evangelizador que se gesta en los barrios es sistemáticamente ocultado por la propaganda neoliberal. De la misma manera que es invisibilizado el fértil terreno de la acción social que profesa el peronismo en vínculo histórico con la Doctrina Social de la Iglesia. Esa vigencia permite potenciar el pensamiento filosófico del peronismo proyectado en las fuerzas vivas del pueblo.
Mientras el neoliberalismo desdeña a la comunidad en la exaltación permanente de la individualidad, inmersa en la sociedad de alto rendimiento, el peronismo afianza los lazos de comunidad. Quizá la respuesta no esté dada en la perspectiva de pensar un nuevo contrato social sostenido por una ciudadanía responsable, sino de retomar el camino de la constitución del ’49, aggiornada al nuevo siglo, para actualizar la doctrina peronista. Sin dudas un debate que está abierto de cara al futuro cercano que circunda al proyecto de país que necesitan y merecen los humildes y trabajadores de la Patria.
Se puede deducir, sin miedo a caer en trampas temporales, que la preminencia histórica del peronismo no se debate entre las tensiones cruzadas. De cierta manera el Movimiento de Trabajadores renueva constantemente la fe en la doctrina humanista y cristiana del peronismo, no sin contradicciones claro, pero ellas mismas son parte del proceso de preservación de la memoria colectiva. Una memoria imprescindible para mantener en alto las banderas de la Justicia Social.
Está claro que no se trata de meras reivindicaciones políticas o ideológicas. La fenomenología peronista es mucho más abarcativa de lo que pretenden hacernos creer las categorías intelectuales impuestas por la racionalidad liberal. Es un proyecto de Nación justa, libre y soberana, donde los humildes y los trabajadores son el epicentro estructural de la realización social. Es imprescindible comprender que no hay posibilidad de realización en una comunidad que no se realiza. Por eso el peronismo es esperanza, por eso el peronismo es futuro.
*Director Periodísticos de AGN Prensa Sindical.