En las últimas horas, el fútbol volvió al luto: falleció en Córdoba, internado en la Clínica Privada de Enfermedades Cardiológicas, el célebre delantero de los ´60 y 70, Daniel Willington, consagrado en Vélez Sarsfield, 1961/71. Antes y después, Talleres de Córdoba. «El Daniel», como lo llamaban, tenía 83 años. Un talento antecesor por su clase y elegancia, 1,83 de estatura, a Juan Román Riquelme. Quizá 30 años más tarde.
En 1958, su familia santafesina —Daniel, setiembre ´42, cercano a los nacimientos de otros «grandes» Carlos Monzón y «Lole» Reutemann, santafesinos— se radicó en Córdoba. Atilio, el padre futbolista, apodado «El Toro», estaba en Talleres y Daniel, 16 años, saltó de Juveniles, «alcanza pelota», a la Primera. Ya un dotado del «potrero» que no quería asistir al colegio.
Lo suyo, «la canchita», donde ya alcanzaba dimensión distinta al resto. En anecdotario, el «crack» rebelde llegó a Liniers, pensión de Vélez, poco menos que «analfabeto», cosa que resolvió el legendario José Amalfitani: enseguida lo mandó al colegio nocturno. A fines del ´60, consagrado, 19 años, en Talleres de Córdoba, el «radar» del legendario Victorio Spinetto llegó al gran José Amalfitani. «Don Pepe, hay que traer el pibe Willington de Córdoba. Es la sensación en Talleres, allá», dijo el mítico DT.
«Es un ‘crack'», siguió el DT. Vélez lo pagó una fortuna y Amalfitani se transformó en su segundo padre. Lo hizo completar estudios primarios y formó como persona. Un caso de dirigente ejemplar. En el ´61, todos hablaban del «10» de Vélez. Lo mismo en River, de Ermindo Onega, y en Racing, Rubén Sosa, apodado por Bernardo Neustadt, revista partidaria para siempre, «El Marqués» Sosa.
Rosario ´63, otro que la «rompía» por su pegada, el «Flaco» César Luis Menotti, en Central. «Socio» del juego del salteño Miguel «Gitano» Juárez, el 9 «distinto» en Arroyito. Ninguno bajaba de 15 goles por temporada —Sosa, algo más de veinte— y los suyos, generalmente golazos, en momentos de crisis por el mal momento luego del Mundial Chile ´62.
En Italia brillaban Enrique Omar Sívori, Antonio Angelillo, Humberto Maschio, Francisco Loiácono, cuatro en la selección «azzurra», y en España, Alfredo Di Stéfano, en «La Furia». La AFA, en transición tras el fracaso en Chile, convocó al histórico DT de River, José María («Pepe») Minella, tras el «Bajón» de Juan Carlos «Toto» Lorenzo, Mundial ´62.
En el medio hubo otra transición breve, de otro notable: Néstor «Pipo» Rossi, que armó un ataque para jugar contra Uruguay con dos promesas: Willington y Menotti. La «Celeste» tampoco había alcanzado dimensión en Chile ´62. Crecían varias figuras allá: José «Pepe» Sasía, Luis Cubilla y Roberto Matosas, luego en el fútbol argentino.
Otro destacado: Alcides «Cacho» Silveira, «6» de Independiente, luego Boca, con un paso breve por Barcelona, España. Lo mismo que Cubilla, más tarde en River con Matosas. Todos brillaron en los ´60, pero «el Daniel», como siempre lo apodaron en Talleres primero y luego en Vélez, tuvo brillo propio. Su figura elegante, juego fino, estilizado, estratega, llamó la atención de «O Rei», Pelé, en dos ocasiones.
Pudo ser 1965, Maracaná, Brasil 0 – Argentina 0, y en el «Viejo Fortín», Vélez-Santos, otro empate. «Willington está entre los mejores delanteros del mundo», afirmó Pelé, que cuando le pegaban respondía con «plancha» a los «codazos». Situación que vivió Willington varias veces. Se recuerdan algunas: 1963, «duelo» con el duro Juan Carlos Guzmán, central de Chacarita Jrs., luego Independiente, dos veces campeón «Copa Libertadores» 64/65. Luego River, finalista 1966. Derrota con Peñarol.
Según Daniel, siempre se arrepintió. El cruce con «La Garza» Guzmán derivó en un «planchazo» al «2» José «Pepe» Vázquez, «crack» de Chacarita Jrs. y la selección. Fractura tibia y peroné. Nunca más fue el mismo. Willington quiso ir a verlo, no lo dejaron. Del juego fuerte, hubo otros roces: 1964, Avellaneda, contra Independiente, nada menos que con «Hacha Brava», Rubén Marino Navarro, «2», capitán «el Rojo» y la selección. Terminó Navarro con labio superior partido. «Cosido» por el ayudante Guido Bonell.
En el Nacional ´68, final con River, Daniel golpeado por Carlos «Chamaco» Rodríguez en rincón «Viejo Gasómetro», sobre banderín del córner, tribuna Av. La Plata, según él, en «defensa propia» partió tabique nasal al «8» rival. «Chamaco» quedó con nariz rota.
El cerebro del Campeonato Nacional ´68 que ganó Vélez, con recordado equipo y un suplente de lujo, Carlos Bianchi. En la memoria: Marín, Gallo, Ovejero, Zóttola, Atela, Alberto Ríos, Solórzano, Moreyra, José Luis Luna, Omar Whebe, Willington, Nogara.
Willington tuvo un paso fugaz por Huracán y participó de un éxodo a México. En poco tiempo se fueron Rafael Albrecht, Alberto Rendo y el Bambino Veira, de San Lorenzo. De Kimberley de Mar del Plata, Jorge Davino y Juan José Valiente.
Daniel pasó por Veracruz. Volvió para jugar en Instituto y terminar su ciclo de casi 20 años en Talleres. Luego DT en la «T» y en Vélez, donde en 1987 hizo debutar a Diego Pablo Simeone, luego el popular «Cholo». En una generalidad, hablar de Willington es evocar a un futbolista de clase, autor de 150 goles, algunos inolvidables —al Belgrano de Córdoba, clásico «del Centenario», desde 35 metros y participación de otros cien goles—.
Los pases-gol a otras figuras de su tiempo: Juan Carlos «Pichino» Carone, goleador en AFA «gracias al genial cordobés», afirmaba «Pichino»; al «Turco» Omar Whebe; al juvenil Carlos Bianchi; sin olvidar al velocísimo José Luis Luna, ex Atlanta, antes River.
En el Club Vélez Sarsfield, entidad ejemplar, dos murales en el hall de ingreso, como si fueran columnas de alumbrados, las gigantografías de Willington y Bianchi quizá simbolizan un fútbol que los que los vieron guardarán para siempre.
«El Daniel» seguirá en el corazón de los amantes del juego.
*Columnista La Señal Medios, «Mundo Amateur» (Víctor Lupo) Agencia Nacional Nacional, De Memoria, AGN-Prensa.
*Por José Luis Ponsico