Por Gustavo Ramírez
Con la presencia de 138 organizaciones sindicales se llevó adelante el Comité Central Confederal de la CGT. Durante el mismo se aprobó la reforma del Estatuto para ampliar el marco de participación de las mujeres en el plano de la conducción de la Central y se ratificó la organización de la marcha del 18 de octubre en conmemoración del Día de la Lealtad.
Durante las exposiciones de los dirigentes sindicales que participaron en el cónclave hubo posturas determinadas pero en ellas no se manifestó tensión alguna. Quizá se deba a que las discusiones más intensas se dieron puertas adentro en reuniones de Consejo Directivo ampliadas, en los días previos a este encuentro. Lo que se tenía que plantear ya se planteó, manifestó una fuentes sindical ante nuestra consulta.
Lejos de las disrupciones expuestas por el campo político durante la semana pos-electoral, el escenario sindical se muestra limpio de ripio. La coyuntura nacional no da margen de maniobra para sostener pujas que hoy resultan innecesarias, sobre todo cuando los agentes del modelo neoliberal no ocultan ya sus intenciones de retomar al país pre-peronista donde los derechos laborales eran algo más que un quimera.
A la salida del encuentro, los dirigentes sindicales consultados sobre el balance del encuentro coincidieron en señalar que fue positivo y que están dadas las condiciones para alcanzar un principio de acuerdo, entre los sectores más fuertes, para lograr una unidad que permita afrontar el Congreso Nacional del 11 de noviembre sin sobresaltos. De las mismas manera apreciaron que no existe un liderazgo que aglutine una síntesis de expresión de esa unidad, por lo que la conducción de la CGT, es probable, vuelva a estar resumida en un cuerpo colegiado.
La danza de nombres es aventurada aunque es público y notorio que existen vértices bien claros. Sin embargo, el eje del debate no se cifra pura y exclusivamente en ellos, de cara a noviembre el engranaje cegestista está aceitándose para que la unidad, que no será total claro está, pueda estar cohesionada y articulada a través de un programa. El Movimiento Obrero necesita avanzar sobre la discusión del presente con franqueza entre las partes para consolidar su propio proyecto de país, centralizado en el trabajo y en la Justicia Social.
Menuda tarea, claro. No obstante, tal vez a diferencia de otros momentos históricos, hay una conciencia más nítida sobre las necesidades actuales que demandan una preparación consolidada en las convicciones históricas de la clase trabajadora argentina. El neolibealismo no ha sido derrotado y la liberación nacional no ha ocurrido, ello implica que el acecho permanente de los enemigos del pueblo obligue a reformular estrategias nacionales para avizorar salidas hacia adelante con mayor organización popular.
En esta perspectiva, donde además está implícita el urgente quebrantamiento del pensamiento único que hace del imperio de los paradigmas vigentes un dogma de la dominación, será determinante la integración de los y las trabajadoras de la economía popular que llegaron para quedarse. Amén de ser la expresión de los nuevos viejos tiempos son los pilares de nuevas formas de organización social que tiene un oído en la historia y otro en el pueblo, parafraseando a Monseñor Angeleli.
Si bien en términos formales aun la Unión de Trabajadores de la Economía popular no podrá integrar el cuerpo directivo de la CGT, la iniciativa de abrir una Secretaría para dicho espacio es un paso hacia adelante que al mismo tiempo rebela que dentro de la estructura sindical el debate está planteado como una realidad efectiva.
Escuchar, hablar y estar con los más humildes es un deber ético del Movimiento Obrero, que lo hace desde expresiones particulares de cada organización sindical que articula con los Movimientos Populares asiduamente. Ello se debe trasladar al ámbito de la conducción nacional de la CGT. Quizá la unidad pueda consolidarse a partir de esta integración que al mismo tiempo es constitutiva de lo que puede discernirse como Movimiento de los Trabajadores.
Aun así, es esperable que en el Congreso del 11 de noviembre el debate cobre un poco más de temperatura. Lo que no tiene que ocurrir es que las pasiones individuales le ganen terreno a las necesidades colectivas. Podremos asistir al primer signo de lo que se avecina en la marcha del 18 de octubre. En este contexto donde el campo político ha relegado al sindicalismo nacional el 17 de octubre adquiere un valor que supera los simbólico. Refleja el modelo de país con el que se identifican las y los trabajadores peronistas.
No es menor que el escenario elegido para la conmemoración del Día de la Lealtad sea el monumento al trabajo. Es todo un mensaje que el gobierno deberá escuchar con atención, más allá de que la mayoría del Movimiento Obrero lo apoye. Es que para el sindicalismo el único liderazgo posible es el de Perón y Evita que lograron plasmar el país del trabajo para la única clase de hombres que hace al valor de la Patria. Este 18 de octubre la CGT saldrá a la calle también para disputar sentido por encima de lo que proyecte el gobierno en la rosca política.
Por lo pronto el Comité Central Confederal, si bien fue un hecho formal, comenzó a despejar el camino de dudas y mostró una coincidencia colectiva: La unidad es clave, no por la unidad misma sino por el proyecto de país que el Movimiento Obrero y la clase trabajadora necesitan.
El neoliberalismo no ha sido derrotado, la referencia histórica demuestra que es el sindicalismo, al menos en Argentina, el único capaz de confrontarlo con certeza. Para ello la unidad debe ser convicción y proyecto nacional. Sin olvidar, claro, que oligarquía, neoliberalismo y neocolonialismo, funcionan en la actualidad como sinónimos.
Este 22 de septiembre no eran pocos los seudo analistas “sindicales” que esperaban sangre, en el fondo aun cuando vivan de la teta de los sindicatos representan el interés de la neocolonia y se expresan en esa línea. Pero como suele pasar en estas oportunidades la sabiduría popular se manifiesta con mayor habilidad que las artimañas del amo.
“Yo soy toro en mi rodeo
Y toraso en rodeo ageno;
Siempre me tuve por güeno
Y si me quieren probar
Salgan otros a cantar
Y veremos quien es menos” *
Habrá que esperar al 11 de noviembre, la moneda está en el aire. Por ahora y para cerrar la nota podríamos jugar con el cuento de Augusto Monterroso: Y cuando despertó, la columna vertebral seguía ahí.
*Martín Fierro, José Hernández
23/9/2021