Por Gustavo Ramírez
Los dichos de la Ministra de Educación, de la Ciudad Autónoma, Soledad Acuña, se inscriben dentro de la matriz ideológica que la oligarquía impone a través de la colonización pedagógica. La funcionaria cambiemita actuó como actúan los agentes propagadores de la hegemonía cultural: Desconsiderando a las clases populares como productoras de conocimiento y dándole la espalda a la cultura del pueblo.
Para estos actores socio-políticos-culturales el imperativo categórico relaciona al pueblo con la barbarie, por lo que ejerce un rol mesiánico sobre las fuerzas activas del entramado cultural. De hecho, para neoliberalismo y sus exegetas el pueblo no existe más que como factor subalterno sin identidad histórica. Lo que hizo la Ministra de Educación con sus dichos es ejecutar los presupuestos ideológicos de un sector social que no puede funcionar más allá de la coerción política y del uso sistemático de la violencia simbólica.
Sin embargo esto no es nuevo, estas acciones políticas con sus expresiones ideológicas se expanden constantemente por diversos canales de difusión socio-cultural. Las usinas mediáticas actúan con empatía por el poder reaccionario porque son parte estructural de la conformación sistémica del país colonial. Es por ello, en gran medida, que sus agentes reivindican los dichos de la Ministra y, en algunos casos, doblan la apuesta tratando de fortificar el marco ideológico a través de falsas representaciones.
Ese periodismo ha llegado a un punto de no retorno porque el valor imperioso del oficio está en la palabra, en su veracidad, y esta se ha devaluado a tal punto que cualquier estúpido dice cualquier zoncera y la da como verdad absoluta sin que a los jefes editores esto les importe en lo más mínimo. Hacer periodismo de la infamia es vivir de espaldas al pueblo.
No obstante, esta práctica se ha extendido a los medios de carácter progresistas que extienden y potencian el discurso mediático de la derecha. Sobre todo porque practican el juego del doble sentido: por un lado al tiempo que critican a los medios reaccionarios difunden esas mismas noticias e instalan como única agenda el consumo de las operaciones mediáticas. Aun más, ellos mismos operan contra las fuerzas populares de la misma manera que lo hace la presan de derecha.
Dice Jauretche: “Los medios de información y la difusión de ideas están gobernadas, como los precios en el mercado y son también mercaderías” y añade “la prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan restrictiva como la del Estado, aunque más hipócrita, porque el libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden”.
La cultura posmoderna ligada al neoliberalismo ha promovido la expansión del ruido de una civilización inexistente, generando fragmentos de una realidad viral en boca de operadores políticos que no logran captarse a sí mismo como sicarios de la verdad efectiva. Cada vez que uno de estos zánganos aguijonea a la mentada “opinión pública” una verdad política se suicida y con ella la sociedad queda aun más aislada en un individualismo zombi y francamente ermitaño.
La negación del logos del pueblo pretende escindir a este del proceso histórico. Un periodista sin arraigo a su tierra es un Ser absorbido por la fantasía del goce, se convierte en un onanista de su propia farsa. Ese Ser es producto de una esencia apócrifa que se desplaza por el terreno, como ya afirmamos con anterioridad, de las falsas representaciones. Solo que insiste en prenderse de ese mundo insustancial, de la Matrix sin anatomía, para fundamentar su mera existencia.
Por otro lado y como sostuviera Mark Fisher “la lógica del kapital insiste en que todo lo que no lo reproduce, o no es funcional a esa reproducción, es una pérdida de tiempo”. He ahí el gran fraude de la historia, donde además el razonamiento de Soledad Acuña masturba el ego del periodismo contra natura.
Pero a su vez el cambio cultural no se pude buscar afuera del nosotros. Cambio cultural que es a su vez transformación política. Si somos conscientes de lo enfermo que están esos reproductores es preciso quebrar sus construcciones o, al menos, evitar reproducirlas. Por lo tanto es preciso que se entienda que el camino es el retorno a la comunidad para crear los lazos necesarios de la realización periodística y su red de difusión. El periodista de la comunidad debe Ser en el Nosotros constituyendo su praxis emancipadora en la emancipación del conjunto popular. A su vez debe ser el difusor del logos del pueblo en función de su práctica deontológica y su concepción ética del pueblo.
En resumidas cuentas los periodistas del pueblo deben ser del pueblo, no agentes de la intelligentzia, sino actores activos de la construcción y expansión del conocimiento del pueblo. El periodista, en ese sentido, no puede asumirse como un agente moral, elemento exógeno a la experiencia colectiva, si eso ocurre a priori se transforma en simple materia, en un herramienta funcional a los intereses del enemigo que reproduce los contenidos ideológicos de la reacción asumiendo un rol mesiánico con respecto al nosotros de la comunidad.
Como factor de elemento contra-cultural, es decir como vaso comunicador entre el pueblo, en la medida que lo conoce y en él se realiza, los periodistas de la Comunidad Organizada tenemos la exigencia ética de aportar al modelo argentino para el proyecto nacional. Haciendo y siendo estando ahí, como razón ontológica.
Soledad Acuña, como los periodistas de la “intelligentzia” se esfuerzan por demostrar su ignorancia frene al pueblo. En ese sentido debemos profesar un periodismo comunitario, potencialmente religioso (en el sentido existencial del término) y objetivamente libre en la mediad que contribuya a la definitiva emancipación nacional en manos del pueblo y su Comunidad Organizada.
19/11/2020