*Por Redacción
Juan Carlos Schmid, Secretario General de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte, hace tiempo que comenzó a gestar un plan de acción conjunta con los Movimiento Sociales. En su momento ello le valió disputas internas dentro de la CGT, para el dirigente marítimo los trabajadores de la economía popular no sin ya un emergente, sino una realidad y una realidad que se integró y fortaleció al Movimiento Obrero.
El titular de la CATT y de la Federación Marítima Portuaria y de La Industria Naval de La República Argentina. acompañó la Jornada Nacional de Lucha convocada por la CTEP este miércoles, allí Schmid dejó en claro, una vez más, su vocación de combate contra el modelo neoliberal y compartió el escenario con dirigentes sindicales de diversas extracciones políticas e ideológicas. Si algo dejó en claro esta jornada es la vocación de unidad que tienen los dirigentes sindicales más allá de las posturas individuales. Una vez habrá que comprender que el sindicalismo peronista es pragmático cuando lo necesita.
Schmid fue uno de los primeros oradores de una jornada que contemplo una larga lista de discursos. En su intervención el sindicalista manifestó que “lo que falta en este país es trabajo para los millones de compatriotas que no pueden acceder ni siquiera al primer empleo. Lo que falta es una economía al servicio de los más pobres para que todos tengamos un lugar en esta patria”.
En su reflexión el dirigente del transporte agregó que “lo que falta es un trazado económico totalmente distinto a este, porque no es verdad, compañero y compañeras, que este sea el único camino. Este caminos nos lleva al abismo social en la Argentina. Este caminos el único resultado que tiene es la multiplicación de los pobres. Por eso mi presencia aquí como en otras ocasiones tiene que ver con la solidaridad con el sector más vulnerable de nuestro país”.
“Los que están en la calle no son los partidos políticos, no son sindicatos, no son otras expresiones, los que están en la calle son los pobres carajo y nosotros tenemos que sentir vergüenza de que la Argentina haya acumulado semejante cantidad de pobres”, precisó Schmid frente a una muchedumbre que comenzaba a levantar temperatura igual que su discurso.
Los trabajadores y trabajadoras de la economía popular escucharon con atención, algo que se repitió con cada uno de los actores intervinientes, las premisas que esgrimió Schmid. La concreción de la unidad en la acción no fue, ni es, producto de la necesidad urgente. Es el trabajo a lo largo del tiempo para gestar procesos de esfuerzos mancomunados que suelen pasar desapercibido por propios y extraños, que suelen medir al sindicalismo con la vara de la mala prensa y el imaginario colectivo tan llano de la izquierda anti-nacional.
Shcmid levantó la apuesta y reiteró que no habrá tregua si no hay “tregua con los tarifazos, con los aumentos de la canasta alimentaria, con los despidos y con el atropello a nuestro pueblo. Así que yo le recomiendo al Presidente Macri, porque no me gusta personalizar la discusión en un confrontación dialéctica entre el campo popular y el poder, pues yo le recomiendo a Macri que lea a Fontanarrosa, que fue un grande de la historieta popular y Fontanarrosa le hacía decir a Inodoro Pereyra, cuando habla con Mendieta: Sabe lo qué pasa Mendieta, el problema no es la injusta distribución de la riqueza, el problema es la generosa distribución de la pobreza en este país”.
A pesar del diagnóstico sombrío, del drama real que acontece en cada hogar de pobres, de la clase trabajadora, el cierre del discurso de Juan Carlos Schmid fue un llamado a no darse por vencido, a tener esperanza. Una constante que se repitió en otras intervenciones discursivas: “Les pido a todos ustedes que tengan fe porque esta pulseada la va a ganar el pueblo trabajador”.
Hay, aunque cueste creerlo, advenedizos morales en el campo popular que insisten en retratar la actualidad desde la tapa de los diarios que odian. De esa manera suelen perderse en un laberinto de retórica sin rumbo, sin apreciar la importancia de estas luchas, de estas resistencias. Sin mirar los ojos humedecidos de los trabajadores que piensan, sienten y actúan, subestiman a la clase trabajadora y se dejan ganar por un escepticismo funcional y conformista. Pero los pobres, las clases populares en Argentina tienen una larga tradición de lucha apuntalada, históricamente por el Movimiento Obrero peronista. Son los que no se entregan y marcan el camino.