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“Pelear con coraje”

*Por Gustavo Ramírez

El territorio se manifiesta en el territorio. Los trabajadores de la economía popular y las organizaciones sindicales se movilizaron al centro porteño para reclamar por Tierra, Techo y Trabajo. Las columnas desbordaron la Avenida 9 de Julio y a cada paso, en sus cánticos y sus charlas demostraban el malestar que se vive en los barrios y en los puestos de trabajo, con el modelo económico.

Hay bronca y crece de abajo hacia arriba. Horas antes de la movilización grupos de periodistas serviles editorializaban con diatribas contra los Movimientos Sociales. La receta discursiva es siempre la misma, seguir el libretito redactado por la retórica de Carolina Estanley, Ministra de Desarrollo Social: Victimizar  al gobierno,  demonizar a  las organizaciones sociales, acusarlos de extorsionadores y de planeros.

Alguien que sabía bastante de política dijo en cierta ocasión que la única verdad es la realidad. Las calles hablan, cuentan, sienten. Por momentos son de carne y hueso. Aunque el gobierno de la alianza Cambiemos pretenda tapar el sol con los dedos. Los trabajadores, informales y formales, no piden limosna. Reclaman trabajo, salario social complementario, que se declare la emergencia alimentaria, que se discuta en el Congreso Nacional la ley de Adicciones que presentaron el año pasado.

“Hay situaciones dramáticas, difíciles de contar, hay miles y miles de pequeñas y medianas industrias que están cerrando las persianas. Ahí, en ese lugar, donde hay la mayor posibilidad de trabajo, ahí están cerrando las persianas. Este es un proyecto de ajuste, es un proyecto de hambre y lo vamos a combatir todos juntos”, expresó Esteban “Gringo” Castro, Secretario General de la CTEP,  en su discurso. El sol acicateaba su rostro rosado pero no impedía que pudiéramos ver la territorialidad de su indignación.

Dirigentes como Castro están día tras día, palmo a palmo, en la confrontación con el drama que ha producido el modelo neoliberal en los barrios. No es una crónica de la exageración. Es el pulpo de la crisis que extiende sus tentáculos sobre los más pobres y cuando los tiene entre ellos los aprieta hasta sacarles el aire. Esos mismo pobres serán luego acechados por el aparato represivo del neoliberalismo para terminar de expulsarlos de la geografía del sistema.

El “Gringo”, como lo llaman sus compañeros de lucha, aseveró que las tarifas son “imposibles de pagar para la clase media, imagínense lo que pasa con nuestras compañeras y nuestros compañeros en los barrios de la periferia. La única salida que tenemos es engancharnos de la luz y eso nos pone en el lugar de la marginalidad. Nosotros queremos pagar las tarifas con nuestro trabajo y con nuestro salario y eso es por lo que vamos a pelear”. 

Tal vez lo que mas moleste, en las huestes de las política oficial, tenga que ver con lo que se construye en torno a estas movilizaciones: “Venimos trabajando desde una experiencia de unidad histórica los Movimientos Populares, la CGT, la CTA.  Todas las corrientes de trabajadores y trabajadoras de este país nos apoyaron en la ley de emergencia social y fue ahí, en ese contexto de unidad, que planteamos que cada uno y cada una de los compañeras y compañeros de la economía popular tenían que recibir un salario social complementario, que no se llama plan social, se llama salario, eso es lo que queremos”. 

“Como cristiano y peronista quiero hacerle un pedido a un presidente que dice que el problema empezó hace 70 años, que no vaya de visita a un comedor. Nosotros, si quiere,  lo invitamos a que pase no una hora, dos días, tres días, una semana. Que le saque una semanita a las vaciones y venga a un barrio nuestro, y después que se ponga a la par, que se siente con los pibes y con las pibas a tomar la leche, a compartir un cuento, que los mire a la cara y que les pida perdón”, manifestó Castro y repitió casi sin voz: “Que les pida perdón, que les pida perdón”, una mezcla de rabia y emoción que le hizo erizar la piel a más de uno.

Un poco más recuperado el “Gringo” Castro cerró sus discurso con varias afirmaciones: “Nosotros tenemos tres premisas para este momento: Una, aguantar, aguantar la misera, aguantar la pobreza aguantar los conflictos, seguir peleando, aguantar las enfermedades de nuestros compañeros y compañeras. Dos, pelear con coraje, luchar con coraje, rezar con coraje. Tres, nuestra mirada es la mirada de la periferia esa es la mirada que tiene que tener nuestro pueblo. Así y solo así transformaremos la Argentina”. 

El acto acabó con la entonación del Himno Nacional. Las columnas se desconcentraron con lentitud y calma. El calor apretó ya pasado el mediodía. Un millón de personas se movilizaron en todo el país, lo confirmaron los organizadores de la Jornada Nacional de Lucha. Niños, mujeres, hombres. La patria está donde están los trabajadores reza el dicho peronista. El dato curioso es que no hubo operativo policial descomunal como en los últimos tiempos, claro, al menos no de manera visible. Y lo cierto es que no no existió un solo desmán. Lo cual dejó expuesto quienes son los verdaderos violentos.

¿Empezó el año? Todo es cuestión desde donde se pretenda observar el paso del tiempo. Para la clase trabajadora, para los pobres, el tiempo siempre puede ser relativo. Lo que permanece es la esperanza. Quizá por eso la imagen de la Virgen acompañó, en el escenario, a los protagonistas de los discursos. El pueblo es un pueblo de fe. Cree. Sueña. Se aferra a los sueños para tomar de ellos la esperanza. Y aguanta. Y resiste y a lo largo de la historia no se rinde y eso enfurece a la oligarquía neolliberal. Porque eso, eso no se vence.

 

*Director periodístico de AGN Prensa Sindical

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