Opinión

Tiempos sociales vs tiempos electorales

*Por Juan Manuel Martínez Chas

Este año 2019 es un año electoral en la República Argentina, sin embargo desde hace largo tiempo venimos sufriendo una política económica, social, laboral que agrede a las mayorías populares y apuesta a un perfil de Nación absolutamente dependiente, sin industria y con una preeminencia de la economía primaria sobre la posibilidad de manufacturar nuestros productos y fundamentalmente, donde el capital financiero, los grandes conglomerados multinacionales hacen sus pingües negocios como consecuencia de un staff político que se instaló en la Casa Rosada para gerenciar los intereses de los países centrales.

Quienes primero entendieron esta situación fueron el Movimiento Sindical y los Movimientos Populares. Aquellos que, de alguna manera, organizando su resistencia organizaban un estadio para luchar por una Argentina con soberanía política, independencia económica y Justicia Social.
Quizá estos tres emblemas, que motorizó el justicialismo en sus inicios, sean hoy un propio plan de gobierno para recuperar lo que alguna vez fuimos.

La unidad en acción es el compromiso para restablecer una democracia que de cuenta de que la misma no se constituye, en un calendario electoral, para poder cumplir con la renovación de autoridades parlamentarias y ejecutivas, cada dos o cuatro años. Es la participación del gobierno del pueblo, de las mayorías populares y de los trabajadores, en la cosa pública. Así siempre hemos entendido a la democracia social, como una democracia emancipadora que cumpla los sueños, en el día a día, de las mayorías populares. Aquella que expresó un proyecto de Nación, cuando el 11 de marzo de 1949, hace casi ya setenta años, la Revolución Justicialista abrazaba para el pueblo y para la Argentina, con la pluma clarividente de Arturo Sampay, un país con capacidad de movilidad ascendente y donde el trabajo era el elemento principal, integrador, de la sociedad.

Por ello es de vital importancia la convergencia en búsqueda de estos objetivos y trascendiendo el calendario electoral, los Movimientos Populares – quienes tuvieron su aparición pública en la jornada histórica de San Cayetano en la marcha desde la basílica del patrono del trabajo hasta el Congreso de la Nación – y las organizaciones sindicales que luchan y han comprendido que solo el pueblo puede realizarse en un país donde todos, y cada unos de los ciudadanos, puedan realizarse.

Esta cuestión tiene mucho más actualidad que la agenda que nos proponen algunos sectores. Se trata de buscar hoy y ahora UN FUTURO PARA EL TRABAJO, un futuro donde todos tengamos cabida, donde podamos enfrentar la grave precarización de nuestros empleos, donde tengamos las herramientas para enfrentar la crisis de la industria, donde podamos enfrentar esta verdadera emergencia laboral, social y alimentaria que viene castigando a nuestros trabajadores y a las empresas del complejo industrial en su conjunto.

Tal vez, este Movimiento, a pesar de los coros oficiales, los simposios y congresos que se hagan, ( tomando el Futuro del Trabajo como un eje de moda) sea el actor al que le toque rescatar no sólo al futuro, sino al presente del trabajo. El presente de un trabajo que debe ser reivindicado, debe ser reinventado, como lo hacen desde hace mucho tiempo los trabajadores de la economía popular, para lograr un país donde el trabajo y la dignidad social sean los elementos estructuradores de una Patria con igualdad, sin discriminación y con paz.

El Papa Francisco le ha dicho a los Movimientos Populares y a las organizaciones sindicales, en reiteradas oportunidades, que no debemos dejar que nos roben la dignidad. Esa dignidad que expresa el trabajo, el pan de cada día y que implica además una sociedad que nos incluya y nos dé cuenta, como Nación, de aquella Patria Grande que, con fuerza histórica y con convicción, nos legaran quienes trazaron los rumbos de esta América Latina morena, cruzada por un crisol de razas, y que está destinada a vivir mejores momentos.

En suma momentos expresados por una política donde la liberación, no solamente expresada en términos económicos, sino en términos humanísticos sea el norte a seguir.

 

*Abogado Laboralista. Docente. Doctor en Derecho del Trabajo (UNTREF). Master en Empleo, Relaciones Laborales y Dialogo Social (UCLM) Asesor Legal de Sindicatos.

Fotografía de ilustración de tapa: CTEP

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