*Por José Luis Ponsico
Lo primero es lo primero: César Luis Menotti, fallecido hace unas horas a los 85 años, mantuvo vigencia en el fútbol argentino casi 65 años. No es poco. Desde su debut en Rosario Central, junio del ’60 en Arroyito contra Boca. El “Flaco” elegante de la 3a que le pegaba con “un fierro” gran pinta, 1.90 y junto a Marcelo Pagani los “mimados” del club “canalla”, contra Boca sometió a Antonio Roma, arquero de la selección nacional faltando un minuto.
Tiempos del “Gitano” (Miguel Antonio) Juárez, “9” suplente de Antonio Angelillo en el inolvidable seleccionado de “Los Carasucias” de Lima, marzo del ’57 y el “10” José Antonio Castro, goleador del año con el gran Ernesto Grillo en el ’56. Menotti iba a entrenar en una motoneta Vespa, previo paso por el billar y rato amigos en el barrio “Pichincha” especie de Barracas en Rosario, empezó un largo camino. Con su pegada, su juego elegante y una “cruz” corría poco.
Un metro noventa, piernas largas, tranco, las manos como luego serían las imágenes de “Rojitas” (Angel Clemente Rojas) y el “Bambino” Héctor Rodolfo Veira, los movimientos que suponen llevar la pelota con arte. Con amistosos Menotti entre 1961/63 estuvo cerca del medio centenar de goles en 85 partidos oficiales. No bajaba de 15 goles por temporada. En el ’64 Racing lo pagó casi 20 millones de pesos. No fue un buen año para el “Flaco”.
Sin embargo alcanzó un récord: clavó dos tiros libres al gran Amadeo Carrizo en el Monumental, primavera del ’64. River ganó 4 a 3 en gran partido de Ermindo Onega el mejor atacante de la época para todos. Talento, velocidad, pegada. Un año antes Menotti le había convertido un golazo al “1” histórico de River en Arroyito. Central bajó al equipo de José María Minella, puntero tras 16 fechas. Un bombazo del “Flaco” desde afuera del área. Tres a Amadeo en un año. Mucho.
Lo que siguió es conocido. DT con su amigo el “Gitano” Juarez en Ñuls, una gran contradicción de ambos -hoy imposible- en el ’71. El “Rojinegro” hizo gran campaña con un ataque de lujo: se lucieron el zurdo Alfredo “Mono” Obberti y dos brasileños. Marcos Pereira Martins y el infortunado Heraldo Bezerra fallecido en un accidente. Lo mejor estaba por llegar: Luis Seijo presidente de Huracán lo fue a buscar. “Tenía confianza en el buen gusto del Flaco” dijo el empresario de negocios de vestir.
El “globito” tenía a dos notables promesas, Miguel Angel Brindisi, “crack” y el zurdo Carlos Bábington, otro delantero de lujo. Llegó Roque Avallay y más tarde Omar Larrosa y en el ’73 René Houseman. Cartón lleno. Huracán no ganaba torneos de AFA desde 1928, tiempos de la Asociación de Footbal entidad con nombre colonizado. Tiempos de Guillermo Stábile, el “Filtrador” goleador y titular de la selección mundialista en el ’30. Transferido al Genoa, Italia.
La gloria con Huracán, equipazo, lo llevó a la AFA y a la selección. El presidente ya no era Seijo. Había asumido el Dr. David Bracutto, médico de la UOM Unión Obrera Metalúrgica, en el ’74. Había muerto el Gral. Juan Perón.
El Poder en el sindicalismo peronista lo ejercía Lorenzo Miguel, pope de la UOM en el ’75 con algo más de 420 mil afiliados. El Poder en medio de un gobierno de Isabel Perón observado como “débil”. La AFA y la UOM un solo corazón. El dirigente Paulino Niembro, padre del periodista Fernando, titular interino en la AFA llevó al Flaco a la selección. Menotti muy lejos de suponer que pasaría en el país a partir del 25 de marzo del ’76. Se dice que no quería seguir. Pero siguió.
“El Mundial que ganamos lo manchó la dictadura” afirmó Menotti a la revista “Humor” mucho después. Las polémicas futboleras quedaron atrás. El DT del Proceso que resultó tildado de caprichoso dejó afuera a JJ. López, el conductor de River. “El Negro López, siete veces campeón con el River de Labruna nunca se quejó”, dijo su amigo Reinaldo “Mostaza” Merlo, ambos con más de una década y 500 partidos en el “millonario”. Otro que quedó afuera -nada menos- Diego Armando Maradona.
“Tenía 17 años pero la estaba rompiendo toda. Menotti lo dejó afuera en mayo, a poco contra Chacarita Jrs. “Pelusa” hizo los cuatro goles en un alarde maravilloso”, comentó Domingo Tesone presidente de Argentinos Juniors. La Paternal casi de duelo.
El periodismo se dividió para siempre. En el medio Juan Carlos Lorenzo el popular “Toto” en la revista “Goles”, nuevo apogeo, Boca Jrs. campeón “Copa Libertadores” le puso humor: “Si tengo a Ardiles, Valencia y Villa pongo empresa de transporte”.
Lorenzo había ganado con San Lorenzo Metro y Nacional ’72, llevando a Hugo Gatti, Rubén Suñé y Ernesto Mastrángelo, todos con el “Toto” a Boca. Además de Roberto Telch y el zurdo Miguel Tojo en el “tatengue” peleó el torneo a River en el ’75. River había aportado cinco jugadores a la selección entre el ’76 y ’77, Ubaldo Fillol Daniel Passarella, JJ. López que luego quedó afuera, Norberto Alonso, Leopoldo Luque y se sumó Oscar Ortiz. El “Negro” en el ’77.
Alberto J. Armando contrató a Lorenzo y curiosamente Menotti no llevó a ningún jugador de Boca para el Mundial ’78. En mayo, un mes antes, convocó a Mario Kempes. En el medio, el capitán Jorge Carrascosa se bajó. Renunció.
El gobierno militar sabía que el “calor popular” del fútbol sería motor para lo que venía: el exterminio de la militancia política. La guerrilla, según historiadores, no tenía más de 2 mil “combatientes”. La dictadura, en el Mundial ’78, había ejecutado a 7 mil: “No nosotros, los jugadores, estábamos ajenos a todo lo que pasaba. Quizá Jorge Carrascosa intuyó. El Flaco no hablaba de todo lo que estaba sucediendo. Con el tiempo supimos del horror. Detenidos, secuestrados, arrojados al mar” (Jorge Olguín).
El Mundial ’78 tapó la tragedia. El genocidio estaba consumado. Sin embargo, durante el mes de junio hubo 70 secuestros. Los “desaparecidos” superaban los 8 mil a dos años del gobierno militar.
En el ’82, Menotti sabía que no iba a zafar de los milicos. El periodista Rodolfo Baltiérrez del diario “La Nación”, cercano al gobierno del general Leopoldo Galtieri, lo convenció, antes de Malvinas, de visitar en Villa Marista a Menotti y sus muchachos. “En el rostro del Flaco, cuando Galtieri bajó del helicóptero, se veía lo molesto que estaba”, siguió Olguín, uno de los favoritos del DT. El defensor que ganó títulos con San Lorenzo, la selección, Independiente y Argentinos Jrs. El más ganador.
El periodismo quedó partido: la revista El Gráfico y Clarín con César Menotti. De la vereda de enfrente, Víctor Hugo Morales con Fernando Niembro y Marcelo Araujo. El más prestigioso, Enrique Macaya Márquez, se “abstuvo”. No votó. En 45 años, la polémica que sobrevino -Clarín contra Carlos Bilardo antes del Mundial ’86- el conflicto entre los dos ganadores se agudizó. Menotti atacaba con los medios afines. Bilardo desde la AFA cada tanto respondía ironizando.
Los dos tuvieron aciertos y errores. A Menotti no le fue bien en Boca, River e Independiente. A Bilardo tampoco en Boca ni en el Sevilla de España. Entre ellos quedó un amigo de ambos, luego solo del Flaco, Roberto Saporiti. El popular “Sapo” había sido compañero del “Narigón” en Deportivo Español en el ’63, en Primera B. Luego compañero de Menotti en la selección. En el medio, Talleres de Córdoba, con ocho, eliminó al Rojo con once. Bilardo nunca dijo nada.
Cuando la vigencia supera seis décadas, no caben demasiados juicios de valor. Apenas el repaso de lo que hicieron bien y lo que no les salió. “En el fútbol, son 11 contra 11. Los de afuera son de palo”, decía Ángel Labruna, otro notable en el tiempo.
Bilardo sobrevive a una enfermedad degenerativa en el orden cerebral. El síndrome Akim Adams, el médico que hace casi un siglo supo que de cada 100 mil, luego de los 70 años de edad, algunos pueden contraerlo. Menotti, que se mostró conmovido cuando supo de la enfermedad del “enemigo”, dejó de lado todo antagonismo. Ninguno estaba en condiciones de pelear más. El final nos llega a todos.
Menotti admiraba a Adolfo Pedernera. En la otra vereda, Bilardo admiraba a Osvaldo Zubeldía. Estilos opuestos. En los gustos futbolísticos. “Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio”, de Joan Manuel Serrat en Barcelona, 1971. En rigor, lo tomó del poeta Miguel Hernández, fusilado al final de la Guerra Civil en España, por el franquismo, en 1942.
Menotti, amigo de Serrat. Alguna vez Bilardo, cuando el “Flaco” decía que alguien que alababa a “Los Wawancó” en los ’60, famosos por “la cumbia” colombiana -Bilardo había dirigido al Deportivo Cali en el ’77-, contestó: “Me hubiera gustado conocer en persona a Serrat. Al que le gusta mucho el fútbol argentino. Pero debo conformarme con la amistad del barrio con Juan Carlos Calabró. De adolescentes íbamos juntos a bailar a ‘Dominó'”.
Final con algo de humor. Los dos jugaron con el “8” en la espalda. Ambos fueron campeones del mundo. Fueron célebres y ganadores. Estarán siempre en el corazón futbolero de todos los argentinos. De un lado y del otro.
*Columnista La Señal Medios, Mundo Amateur, Agencia Nacional y Popular y AGN-Prensa.
7/5/2024