Por Redacción
Desde el inicio del Aislamiento Social Obligatorio, resuelto por el Gobierno Nacional en el marco de la pandemia de COVID-19, miles de trabajadores llevan adelante tareas encomiables aún a costa de exponer su propia salud. Ellos fueron categorizados como trabajadores esenciales.
Existe un relato que pone a estos sectores en el ámbito del anonimato, de esta manera se construye una épica de la crisis pero, a su vez, se desvincula al hombre y a la mujer de trabajo de su identidad colectiva, política, cultural y social. Sobre todo en la medida que esa cultura mira al trabajador como un recurso humano más que como a una persona que habita una comunidad.
Una de las actividades que se ha mantenido con firmeza es la que realizan los trabajadores y trabajadoras del Correo Argentino, quienes no han dejado su puesto de trabajo y que llevan adelante con dignidad, conciencia y orgullo, la tarea imprescindible de intercomunicar a la población, así como también, posibilitan que muchos compatriotas accedan al cobro de asignaciones familiares, provistas por el Estado, en este dramático contexto.
En el barrio porteño de Monte Castro el centro de distribución del Correo cuenta con una planta total de 300 trabajadores que, a partir de los cuidados necesarios, día tras día permiten que miles de paquetes lleguen a las manos de los consumidores de manera eficaz y sin fisuras.
En diálogo con AGN Prensa Sindical, Adrián Pandolfi, jefe de la planta, representado por AJEPROC Buenos Aires, indicó que “hoy por hoy el volumen de trabajo es altísimo. Todo lo que es comercio electrónico viene creciendo desde momentos ordinarios, pero en este memento extraordinario está creciendo muchísimo más desde que se habilitó la compra por Mercado Libre, internet y todo tipo de redes sociales por haber. Nosotros nos vimos afectados en el buen sentido de la palabra”.
En tal sentido, el trabajador jerárquico, destacó que “el acompañamiento del sindicato es completo, desde el primer momento. A ver, antes de arrancar con esto siempre estuvieron acompañando, cuando se declaró esta situación y se decidió que éramos trabajadores esenciales, a la noche recibí el mensaje que me preguntaba en que nos podían ayudar y que necesitábamos y al otro día, los referentes estaban acá. Es lo que los dirigentes sienten y es lo que transmiten. Al trabajar así, junto a nosotros, entendemos que esto es lo que tenemos que transmitirle a los compañeros”.
Bajo estrictos protocolos de seguridad, para cuidar la salud de los trabajadores, tal cual como demandó el gobierno nacional y la propia empresa, se despachan más pedidos que en períodos de normalidad. En esa línea, Pandolfi explicó: “Nosotros incrementamos la producción un 300 %, tenemos una planta para 3.500 envíos diarios y hoy producimos casi 10 mil”.
El jefe de la planta operativa afirmó que la mayoría de sus compañeros tomaron con tranquilidad la resolución que los designó como trabajadores esenciales, al respecto puntualizó que “nosotros hace tiempo, digo nosotros porque acá habla todo el equipo de trabajo, tenemos la suerte de ser compañeros y amigos de trabajo y siempre preponderamos el lugar en el cual debe estar el trabajador del Correo. Por eso el esfuerzo que hacemos a diario”.
“Cuando nos enteramos que íbamos a estar dentro de los trabajadores esenciales nos pusimos contentos, porque entendimos que ese era el lugar donde teníamos que estar y es el lugar que tenemos que venir a defender día a día”, resaltó Pandolfi.
Los trabajadores y trabajadoras del Correo cumplen distintas funciones. Son importantes en la organización de operativos al servicio de la comunidad. Uno de ellos es la tarea que implica el pago de asignaciones familiares, de las ayudas económicas implementó para darle un salvoconducto a quienes más lo necesitan en medio de esta crisis.
En la sucursal de atención al público en Ezeiza esto se evidencia, se hace palpable. Leticia Lugones contó que hace 24 años que trabaja en el Correo y que nunca vivió algo parecido. No obstante señaló que para ella ser nombrada como personal esencial “fue raro al principio, pero nos dimos cuenta que sí éramos necesarios”.
El local, que funciona en uno de los distritos importantes de la Provincia de Buenos Aires, nuclea a dos localidades más como Tristán Suárez y Carlos Spegazzini. Lugones, también ella afiliada a AJEPROC, sindicato que lidera Ángel Savino, especificó que “todos atendemos acá porque Tristán Suárez, en este momento, está cerrado por el tema de la pandemia. Acá el trabajo es tranquilo pero continuo. Como el jefe de la sucursal está de licencia, quedamos a cargo de supervisora, Viviana y yo”.
En este distrito lo que se destaca es la articulación, en un contexto extraordinario como de la pandemia, entre policía, municipio y ANSES. Esta colaboración permite que la organización tenga un desarrollo óptimo para no alterar el contexto. Existe un importante número de trabajadores en actividad como los atienden por ventanilla, personal de base. Claro que no siempre esto fue así, sin embargo, se comprendió lo que demandó la actual coyuntura.
“Nosotros somos totalmente conscientes de lo que implica nuestro trabajo en estos momentos. Por eso asumimos la responsabilidad que tenemos. Acá nos encargamos de que no falte el dinero para pagar las asignaciones, de que no haya problemas en el salón, que la gente esté cómoda, más allá de que el municipio nos ayuda”, manifestó Lugones.
Para la organización de estas operaciones especiales el personal jerárquico, por su experiencia y compromiso, es prácticamente insustituible. Esto explica que no exista modificación en la plantilla de estos trabajadores y trabajadoras.
Las puertas de la sucursal abren a partir de las 8:00 hs, el horario de atención al público se extendió hasta las 18:00 hs. Para evitar las aglomeraciones las tareas se dividen en dos turnos, con menor carga horaria. Nadie sufrió descuento salarial por ello.
Lugones resaltó que con la implementación del pago del IFE nuevos “compañeros y compañeras se sumaron a ayudarnos”. Asimos añadió que “hay mucha afluencia de gente. Vale aclarar que los chicos tienen en cada posición alcohol en gel y le proveen guantes”.
Un vez más se ratifica que en tiempo de crisis son los trabajadores y las trabajadoras quienes comprenden en profundidad que “nadie se salva solo”. No hay anonimatos. Cada trabajador esencial tiene una historia individual y colectiva que los identifica. No son héroes anónimos, son forjadores de la Patria solidaria, comunitaria, que piensa en el otro. Ese, sin dudas es el camino que inequívocamente conduce a la Justicia Social.
26/05/2020