*Por Daniel Capa
Solía decir Nestor Kirchner que el peronismo es un rumbo. Y es una gran definición para caracterizar a la coalición gobernante que tiene, en el peronismo, su eje fundamental.
También es la voluntad de “comerse la cancha”, como dijo Alberto hace pocas horas.
Pero además es la mega estrategia de unidad y articulación que nos hace disfrutar Cristina.
Y la marcha hacia la “nueva mayoría”, de la que habló bastante Sergio Massa.
Todo esto y mas es el Frente de Todos.
El movimiento obrero organizado con el mayor grado de articulación de los últimos 8 años. Y el movimiento social. Y los gobernadores e intendentes. Y el bloque único en cada Cámara.
¿Sin contradicciones? Por supuesto que no. Hay muchas tensiones, miradas distintas, egos, disputa de espacios.
Como debe ser en una articulación gubernamental que se reúne luego de traumáticos desencuentros.
¿Entonces esto es un quilombo? Si, pero que se resuelve, justamente, al definir el rumbo.
Y no cualquier rumbo, sino un rumbo basado en la emergencia global que heredamos del gobierno de mierda que se va.
El rumbo tiene contexto. Los rumbos siempre tienen contextos. Y ese marco determina los acuerdos políticos y estratégicos.
Recuperar el trabajo, con todo lo complejo que eso implica, es un rumbo.
Reimpulsar el empleo significa reconstruir la industria nacional. Y el gobierno popular lo hará aplicando la teoría del derrame. Pero al revés.
Como lo explicó tan sencillamente el general Perón aquella vez.
La urgencia, el ingreso, el consumo popular, los créditos pymes, el vigor del mercado interno, las exportaciones de valor agregado, la renegociación de la deuda.
Tremenda tarea para revertir la porquería que nos dejan.
Pero a la vez, y como si esto fuera poco, ya comenzó el hostigamiento del poder económico que aborrece las políticas distributivas, porque las hace ceder.
Lo hicieron históricamente.
No nos quieren. Ni aún si el derrame al revés también los beneficia. Por eso están enojados con Macri. Fue Chispita hasta con ellos.
Por eso es importante agrandar la articulación, ensanchar relaciones de fuerzas a nuestro favor, aislar minorías restauradoras.
O sea, agregar al rumbo, a la voluntad, a la unidad y al crecimiento de mayorías, otro valor popular: “aguantar los trapos”.
Esta etapa, que será prolongada, tiene este rumbo reparatorio. Discutiremos entre nosotros posiciones geopolíticas y aún domésticas.
Pero si dijimos que vamos a ir a Mar del Plata, vayamos por la ruta 2.
Carguemos el tanque y recarguemos en el camino si es necesario.
Acordemos si paramos en Atalaya, en Minotauro o no paramos .
Y muy atentos a que nos tiren desde el costado, de atrás o de frente. El sur arde.
Manejan Alberto y Cristina. Un lujito.
*Periodista/ Productor de AGN Prensa Sindical
Fotografía de Tapa: Redes Sociales de Cristina Fernández de Kirchner.
07 /12/2019