*Por Daniel Capa
Se va un gobierno que tuvo el accionar político de 1955, el dispositivo represivo de 1966, el plan económico de 1976 y las consecuencias sociales de 2001.
Es decir, se va un gobierno que tomó lo sustancial de cada etapa donde se atacó al pueblo argentino.
Seguramente, el personaje mas vinculado al espíritu de la Libertadora haya sido Lombardi (repetí conmigo, Hernán: el Centro Cultural Kirchner es el Centro Cultural Kirchner).
Como lo fué Patricia Bullrich de Juan Carlos Onganía. O Dujovne de Martinez de Hoz.
Mauricio Macri, tan De la Rúa. Tuvo su 20 de diciembre, el 27 octubre. No se va antes de terminar su mandato (modestísima meta), se va antes de terminar su sueño reeleccionista. Es bastante.
Se van. El gobierno macrista centró su proyecto de país en tres grandes objetivos, entre otros. Bajar salarios. Imponer reformas estructurales y hacer desaparecer el peronismo.
Se va un gobierno duro. Pero un gobierno a medias. Aplastó el salario de los trabajadores, liquidó el consumo y con ello desarticuló el entramado industrial nacional. Pero no pudo concretar ninguna de las reformas estructurales que se propusieron: ni la laboral, ni la previsional, ni la impositiva. No pudieron. El movimiento sindical argentino se distingue en América Latina, aún con sus naturales contradicciones.
Y hoy (hoy, principio de diciembre 2019), el peronismo, el Frente de Todos, es aún mas amplio que en octubre pasado. La coalición gobernante a partir del 10 es mas grande que la que triunfó en las elecciones.
Digno de observar la conducta histórica del pueblo argentino frente a los intentos restauradores y neoliberales, ¿no?
La Libertadora, que golpeó con persecución, bombas y fusilamientos, duró tres años. El “orden” de Onganía también tres, y no se fue por relevo natural sino por los “azos” populares. Lanusse otro tanto, no le dió el cuero. Siete años de dictadura cívica-militar a partir del 76 pero a los tres años ya tenía huelgas generales.
Es verdad que el neoliberalismo de los 90 fue extenso. Tan extenso como abrupto y contundente su cierre. Y dió paso a una década de recuperación y ampliación de derechos.
Se van. En cuatro años, se van.
Deberá ser bien explicada la herencia de catástrofe global que dejan. Todos deberemos entender de que se trata el paso de las bestias por el Estado argentino. El peronismo comenzará a gobernar en un país en emergencia.
Vendrá la puja por la escritura de la historia y la batalla por dejar al macrismo restaurador en la mínima expresión posible.
Es clave la inteligente estrategia que el peronismo ya está activando para alentar el aislamiento de un núcleo de poder político y fáctico que hostigará (y ya hostiga) al próximo gobierno.
(Estoy tentado en hablar de radicalismo racional. Je).
Se van. Y el Movimiento Nacional tendrá una oportunidad histórica de revertir el ciclo de grandes avances pero también de grandes retrocesos. Gestión, construcción de correlaciones de fuerzas y consensos mayoritarios.
Se van. Macri se va. Podemos putearlo y lo haremos. Podemos bailar de alegría y lo haremos, pero nada es producto del voluntarismo. O solo del voluntarismo.
Se van, pero nunca es definitivo. Hay que gobernar. Y bien.
*Periodista, productor / AGN Prensa Sindical
Fotografía de tapa: Redes Sociales Frente de Todos.
04/12/2019