Por Redacción
El Frente Sindical para el Modelo Sindical se reunió este miércoles en la sede del SMATA para definir una agenda propia de cara al futuro cercano. Del mismo modo, las organizaciones sindicales que lo componen decidieron que concurrirán al plenario de Secretario Generales convocado por la CGT, el próximo 8 de noviembre.
Las diferencias con la actual conducción del Confederación General del Trabajo persisten desde el sector que se referencia en Hugo Moyano y Ricardo Pignanelli consideran que el binomio de la Central de Trabajadores hizo muy poco para confrontar con el gobierno de Mauricio Macri así como miembros del Consejo Directivo no “militaron ” la campaña a favor de Alberto. No obstante, los dirigentes sindicales coincidieron en señalar que brindarán su apoyo al presidente electo.
Más allá de la necesidad de unidad el camino no es lineal pero si sinuoso. Hay diversos sectores, dentro de la CGT, que pugnan por una transformación de la Central donde, en la actualidad, las correlaciones de fuerzas son desparejas y no favorecen a ninguno de los segmentos en debate. Sin embargo, la trascendencia del acto obliga a la dirigencia a ser orgánica y a trabajar, en primera instancia, para favorecer el mandato de Alberto Fernández y generar instancias de bienestar para los trabajadores.
El gesto del presidente electo no es menor por varios motivos. Su alianza con el Movimiento Obrero es clave para lo que se viene. La complejidad del país amerita, para el nuevo mandatario, un entorno de estabilidad social que permita sobrepasar los momentos de conflictividad en una mesa de dialogo tripartito. Del mismo modo todos los sectores sindicales de la CGT coinciden en la importancia del rol que debe tener el sindicalismo en esta etapa, no solo como contenedor social sino también como constructor. Por otro lado, desde el gesto simbólico por el momento, Alberto Fernández emite un mensaje contundente al resto de las Organizaciones del Pueblo al erigirse como conductor del proceso que se avecina.
Aun así deberá hacer equilibrio en la interna cegetista que irá abriéndose paso en la medida que se acerque el mes de agosto del 2020. Quien, por el momento, ostenta cierta cuota de poder es Héctor Daer, al ser elegido por su amigo Alberto como el interlocutor sindical. No son pocos los dirigentes, sobre todo del moyanismo, que ven esta elección de Fernández con recelo. En un futuro no muy lejano esta posición podría tornarse en un dolor de cabeza para el presidente electo si no tiene la muñeca necesaria para manejar la disputa interna dado que puede, en su momento, quedar en medio de fuego cruzado.
Por primera vez en mucho tiempo el conjunto de los gremios volverán a congregarse en la CGT. La distancia ha marcado un rumbo en el último período. Allí volverán a estar todos los sectores. Está claro que será un encuentro distendido, por lo menos a priori. Es probable que Fernández explique en profundidad su idea sobre el pacto social, lo que dejará al menos por un tiempo, las diferencias fuera de la mesa de discusión. Se espera también que desarrolle su plan de gobierno para los trabajadores.
Para la Confederación General del Trabajo se abre una nueva etapa que tendrá como protagonistas a viejos conocidos. Un gran interrogante se presenta en ese sentido. Habrá que ver cuanto margen existe para llevar adelante un acuerdo que le permita al presidente tener espacio para las maniobras sin dañar a los trabajadores. La gran mayoría de los dirigentes coincide en que es un tiempo de construcción. Todo está por hacerse.