*Juan Manuel Martínez Chas
El 17 de noviembre de 1972 Perón regresó al país después de largos años de exilio, el pueblo peronista y las organizaciones sindicales habían logrado, mediante la lucha y la resistencia, que su líder volviera a nuestro país para encabezar el proceso de reconstrucción Nacional, luego de largas luchas, de períodos de Dictaduras militares con sus consecuentes represiones y persecuciones a los trabajadores, a sus organizaciones y el ataque a la legislación protectora.
Por entonces hacía falta el Perón de la pacificación nacional, el Perón de la reconstrucción, el Perón de la unidad de los argentinos. El 17 de noviembre representa un día de alegría, un día de reencuentro entre el pueblo peronista y su líder. Un día de esperanza. Un día en el que celebramos el compañerismo, los sueños y proyectamos un camino en común de liberación nacional y de felicidad de nuestro pueblo.
Es el día en el que el Movimiento Obrero y los trabajadores dan cuenta de sus carácter revolucionario y de su centralidad para la reconstrucción de nuestra nación. Así como el 17 de Octubre 1945 el pueblo rescató a su líder del confinamiento en Martín García y comenzó el proceso político más importante de nuestro país y de latinoamérica, con la centralidad de los ejes que vertebraron a nuestra Patria.
El 17 de Noviembre de 1972 fue un hecho clave en la fidelidad y la lealtad del pueblo con su líder. No con ese líder descrito por la historia liberal cons rasgos personalistas, sino como el constructor que fue la metáfora que encarnó un proceso de soberanía política, independencia económica y justicia social.
En estos momentos, por los que atraviesa el país, resulta necesario realzar el rol de la militancia.
La militancia, el pueblo peronista, son los que a través de la unidad, volverán a plantar los cimientos de la reconstrucción de nuestra Patria.
Esa reconstrucción que tiene que iniciarse ya con vistas a los recambios institucionales que se avecinan en nuestro país para devolver aquellos sueños y la dignidad a quienes son oprimidos por el neoliberalismo salvaje y un capitalismo del descarte.
Como afirmó el Papa Francisco “este sistema no se aguanta”.
La militancia, en cada uno de los barrios, en cada uno de los sindicatos, en cada uno de sus lugares lo sabe.
Por eso está trabajando hoy más que nunca para tratar que esos sueños, esas verdades, que ese Proyecto Nacional de desarrollo pero con la centralidad puesta en el hombre que trabaja, sea el destino inexorable que nos espere en el 2019.
Sin dejar de estar presentes en cada lucha debemos pensar estratégicamente que solo el pueblo salvará al pueblo.
*Abogado Laboralista. Docente. Doctor en Derecho del Trabajo. (Universidad de Tres de Febrero ). Master en Empleo, Relaciones Laborales y Dialogo Social (Universidad de Castilla La Mancha). Asesor de Organizaciones Sindicale