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Sudán: Darfur, el déjà vu de un genocidio

En estos dos años de guerra, poco o nada le quedaba por mostrar sobre la capacidad de crueldad al grupo paramilitar Fuerza de Apoyo Rápido (FAR), a las órdenes del seudo general Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemetti. Aunque, con el ataque al campamento de desplazados de Zamzam del pasado once de abril, parecen aspirar a romper todos los registros.

No es un secreto para nadie que lo que están ejecutando las FAR en Darfur, desde el comienzo de la guerra civil, es un etnocidio en toda línea. Intentando terminar el trabajo, ejecutado a medias entre 2003 y 2008. Ejecutado por las mismas fuerzas, que en aquel momento se los conocía como los Janjaweed (Jinetes endemoniados), en el que asesinaron a cerca de quinientos mil darfuries (masalit, fur y zaghawa), etnias que no son ni árabes ni musulmanes. De origen africano, son cristianos, animistas y agricultores.

Por lo que el ataque del día once, a los campamentos de desplazados Zamzam, el más poblado y uno de los más antiguos, que funcionaba desde principios de siglo del país. Se estima que, de las setecientas mil personas que vivían en él, más de la mitad ya lo han abandonado después de los ataques, sin que mucho se conozca de los que han permanecido allí.

Estas acciones van en línea con el genocidio de veinte años atrás y que, a pesar de conocerse quiénes y cómo lo han realizado, sus responsables, todavía nadie ha pagado.

A medida que pasan los días, se conocen los detalles del crimen, que dejó más de quinientos muertos, otros tantos heridos y forzó a la fuga a casi medio millón de personas, que abandonaron los campamentos, escapando hacia la nada, con solo alejarse de las FAR.

Rápidamente, una columna de desangelados, a pie, desarmados, sin protección ninguna, cargando lo poco que pudieron recoger sobre sus espaldas. Los más afortunados, en burros o camellos, dibujaron enseguida una línea en el desierto pedregoso, extremadamente seco, con temperaturas variables de entre treinta y ocho y cuarenta y cinco grados.

Intentando alcanzar la ciudad de El Fasher, la capital de Darfur del Norte, a catorce kilómetros de distancia. La última de las ciudades darfuries bajo el control de las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS), que se encuentra asediada desde mayo pasado por los paramilitares.

Imágenes satelitales tomadas entre el diez y el quince de abril, en el marco de la misma campaña de ataques contra los campamentos de Zamzam y Abu Shouk, se encontraron en el interior de la ciudad, con una población cercana a los dos millones y medio, columnas de humo en diferentes barrios de la ciudad, debido a ataques de artillería y drones de los paramilitares.

Miles de refugiados, que escaparon de la matanza de Zamzam y Abu Shouk, se dirigieron hacia el campo de desplazados de Tawila, a sesenta kilómetros al oeste, con una población de 120 mil almas. Temiendo a cada paso caer en una nueva emboscada de los hombres de Hemetti.

Los paramilitares habían comenzado a agruparse en torno al campamento de Zamzam, de aproximadamente doscientas hectáreas, que ocupaban unas ochenta mil familias, para iniciar la operación, irrumpir con camionetas cuatro por cuatro, en cuyas cajas llevaban montados cañones antiaéreos, con los que dispararon contra la población inerme. Lo que finalmente se terminó convirtiendo en una cacería: repitiendo las consignas del genocidio 2003-2008. “Muerte a zurga” (azules), manera peyorativa con la que se refieren a las etnias negras, o “Darfur, tierra árabe”.

Los milicianos de las FAR recorrieron el campamento, exterminando a los civiles que no habían conseguido escapar. Por lo que el número de muertos, que hasta ahora rondaría los quinientos, podría ser de varios centenares más. Aunque será prácticamente imposible verificar la cifra final, ya que las FAR suelen hacer enterramientos masivos después de este tipo de matanzas.

También, imágenes satelitales han mostrado la destrucción producida en Zamzam tras los ataques de las FAR: centenares de viviendas arrasadas, el último hospital destruido y sus nueve trabajadores muertos. Lo que deja este campamento en condiciones imposibles de seguir albergando desplazados. Al igual que en el campamento de Abu Shouk, que albergaba entre ochenta y ciento veinte mil desplazados.

Por lo que son más de un millón de personas abandonadas en una de las geografías más hostiles del mundo, con un sol inclemente, temperaturas que superan los cuarenta grados, donde sufren la falta de víveres y agua. Lo que está provocando más muertes, no solo por sed, hambre o enfermedades, sino también, después de matar a sus propios hijos o a los ancianos de sus familias, para después suicidarse.

Una semana después del ataque a Zamzam, la entrada para periodistas y trabajadores de la ONG sigue siendo imposible, al tiempo que prácticamente no hay posibilidades de establecer comunicaciones para confirmar desde el terreno lo que están mostrando los satélites. Según lo poco que se ha podido conocer, los milicianos de las FAR siguen en el área para impedir el acceso a los campamentos y exterminar a los sobrevivientes.

La tierra de las herejías

Nada de lo que ocurre en Darfur ha sucedido antes, e irónicamente con los mismos protagonistas: las etnias negras fur, masalit y zaghawa, denominadas peyorativamente zurgas (azules).

Las víctimas propiciatorias de los Janjaweed, militantes de origen árabe, de las tribus Baggara, Rizeigat, Habbaniya, musulmanes y criadores de ganado vacuno y camélido. A los que el general al-Bashir utilizó para reprimir los levantamientos armados de organizaciones como el Ejército de Liberación de Sudán (ELS) y del Movimiento Justicia e Igualdad (MJE), que reclamaban las postergaciones en los planes de desarrollo del régimen de al-Bashir.

En mérito de su efectividad, a lo largo del genocidio que se extendió desde 2003 a 2008 y dejó medio millón de muertos, a los que el presidente al-Bashir acusaría en su mayoría de ser “agentes extranjeros”, les otorgaría a los milicianos en 2013 rango militar. Utilizándolos en diferentes oportunidades, como una fuerza policial, para extinguir protestas en Darfur y también en la región de Kordofán.

Las tácticas de exterminio aplicadas por los Janjaweed, entonces, hoy se reproducen como en un calco, en la guerra civil, entre los paramilitares y el ejército.

Las FAR continúan bombardeando aldeas, secuestrando, obligando a cualquiera, realizando reclutamientos forzosos, ejecuciones masivas, torturas, violaciones, saqueos, envenenamiento de pozos de agua, bloqueos a la llegada de ayuda humanitaria para las comunidades afectadas. Lo que demuestra, claramente, que, entre los Janjaweed y las Fuerzas de Apoyo Rápido, hubo solo un cambio: el nombre.

Reeditando masacres como la de Tawila (Darfur del Norte), a mediados de febrero de 2004, que se extendió por un mes y dejó más de quinientos muertos; y se registró el espeluznante récord de cien mujeres violadas en un solo día. En agosto de ese mismo año, la aldea de Abu Gamra (Darfur Occidental) fue atacada por una partida de Janjaweed, en la que murieron cerca de setecientos civiles, y se llevaron secuestrados para su posterior reclutamiento a unos cincuenta niños. O la masacre del campo de desplazados de Kalma (Darfur Sur) en agosto de 2005, en la que fueron ejecutadas a golpes de machete unas cien personas.

En octubre de 2023, en Bindisi (Darfur Occidental), un ataque combinado entre la aviación de Omar al-Bashir y la caballería Janjaweed contra una aldea masalit dejó cerca de ochocientos muertos y la totalidad de sus mil doscientas viviendas destruidas; en El-Geneina, capital de Darfur Occidental, días después del ataque a Bindisi, la barbarie de los jinetes provocó mil muertes, después de haber quemado varias mezquitas y mercados. En Darfur Central, en la aldea de Deleig, en marzo de 2005, se generaron otras quinientas muertes.

No sabemos en cuánto tiempo más se volverán a contar los muertos provocados por las FAR en Darfur desde abril de 2023, hasta que el conflicto se extinga, hasta que se provoque el siguiente déjà vu.


*Escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asía Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.
22/4/2025

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