*Por Daniel Capa
Desensillar hasta que aclare, decía uno, y en eso está el Frente de Todos por estas semanas. Con mas convicción acerca de lo que se viene, y a partir de un diagnóstico imaginable pero aún atravesado por zonas oscuras que el macrismo se encargará de dejar en su despedida.
Convencido de que la primera etapa del gobierno popular será decisiva para el futuro de mediano y largo plazo, Alberto Fernández encarará su presidencia en el marco de un diciembre en situación “gravísima”, tal lo anticipa a menudo.
Podrá parecer un juego de palabras, pero la Argentina pasará de aquel fatídico “segundo semestre” que inició el rumbo de la catástrofe social, a este “primer semestre” que abrirá las puertas a la reconstrucción de la industria nacional a partir del ingreso y la creación de empleo. La teoría del derrame, pero al revés.
Camino difícil si lo hay.
El resultado electoral del 27 incidirá en la fuerza del comienzo. La legitimidad popular ofrece espacios que los “círculos rojos” deberán atender.
De a poco, la coalición electoral del movimiento nacional-popular se va configurando en coalición de gobierno.
El eje del dispositivo es inmenso: Alberto en la Rosada, Cristina en el Senado, Sergio en Diputados, una quincena de gobernadores (algunos en distritos claves), centenares de intendentes en todo el país, el movimiento obrero en proceso de unidad incluidos los movimientos sociales.
Serán seis meses (o los que fueran) vitales. Sujeto a presiones de todo tipo, y con coordenadas esenciales.
1) Urgencia
El Plan contra el Hambre presentado por el FdT hace pocos días y que será puesto en marcha el mismo 10 de diciembre, es de una trascendencia suprema. No solo va a parar la caída de los sectores que hoy están expulsados de lo principal, sino que será base de una Política de Estado que logre el Hambre Cero en la Argentina.
Medidas como la de garantizar la canasta alimentaria, promover regulaciones de precios básicos por ley, desendeudar a las familias en las que hoy pesa el desastre de una cuota morbosa, generar empleos inmediatos de mano de obra intensiva y local, entre otras, se verán desde el principio.
La desdolarización de precios elementales de la economía como tarifas, pan y combustibles, acompañarán la tendencia a salir del pozo.
2) FMI
La decisión política que ya muestra el próximo gobierno ante el Fondo Monetario, es crucial para la primera etapa que viene. Tanto Alberto Fernandez, como Cristina Kirchner, como Sergio Massa, han dicho con firmeza que no hay cumplimiento sin crecimiento argentino. Y dejaron bien claro que el FMI es responsable junto a Macri de los resultados desgraciados que dejan.
Nada de reformas estructurales como la flexibilización laboral y la jubilatoria. Hay señales mas que suficientes que esto no va a ser así.
3) Salarios
Junto a las políticas para frenar el hambre, la recomposición salarial y de ingresos es condición necesaria para iniciar un proceso de construcción de un modelo basado en el mercado interno y la producción.
Ya fue anunciado: habrá un aumento salarial, un aumento de jubilaciones, un aumento de ingresos sociales, que promediará el 20 por ciento por fuera de las paritarias convencionales.
El salario y el ingreso en general, es el punto de comienzo de la reconstrucción del mercado interno. Se estima que en enero se hará efectiva esta medida.
4) Pymes
Las pequeñas y medianas empresas explican el 70 por ciento del empleo nacional. El ritmo de destrucción del sector es trágico. En las primeras semanas del próximo gobierno habrá una fuerte ofensiva de reactivación (y en algunos casos de salvación) de las pymes, con leyes que buscaran una reforma impositiva de salvataje.
La disposición del Estado a ofertar créditos productivos con tasa subsidiada sumado a una política tarifaria amigable, crearán contextos de alivio real.
5) Pacto
El acuerdo económico-social (que ya está dando sus primeros pasos previos) va a requerir una fuerte convicción gubernamental que sea capaz de disciplinar a los poderes económicos que pugnarán por sus conveniencias. Esto ya sucedió en experiencias anteriores.
El Pacto Social (o como se llame) será un marco necesario para la convergencia de fuerzas que busquen el bienestar del pueblo.
Algunos estarán sentados allí por convencimiento, otros por conveniencia. Pero lo cierto es que se buscarán ejes básicos para poner en el centro de las decisiones al trabajo y a la producción. Y desplazar firmemente a la especulación financiera.
6) CGT
El Movimiento Obrero no tiene que ver solo con un rol, es mas que eso. Reducirlo a una tarea es ofrecer un flanco de debilidad frente a poderes que van a conspirar como siempre lo intentaron hacer ante un gobierno popular.
La CGT, la CTA, los Movimientos Sociales, son la base real para garantizar un proceso de industrialización que va a ser sometido a la necesidad de cambios estructurales y culturales.
La discusión ante la aplicación de nuevas tecnologías en el empleo, el contrapeso a poderes fácticos que actuarán como siempre, la vigilancia de los acuerdos a que se arribe, la puja distributiva que se abrirá, requerirán de sindicatos y organizaciones sociales fortalecidos. Alli la unidad es indispensable.
En fin, seis meses, seis ejes. O el tiempo y los ejes que fueran. Lo real es que lo que se avecina no es terreno fácil de transitar.
El primer semestre de un gobierno popular empieza antes: el resultado electoral del 27 de octubre. El apoyo masivo será trascendental.
*Productor, periodista/ AGN Prensa Sindical