Opinión

Scaloni y la Tercera Revolución en la Selección Nacional tras el tiempo de Menotti y Bilardo

*Por José Luis Ponsico

Lionel Scaloni, el “Flaco” de Pujato, exfutbolista profesional iniciado en Newell’s hace treinta años, luego partícipe de la inolvidable Selección Juvenil que armó José Pekerman y más tarde destacado en España. Hasta ahí, aquel Scaloni.

Desde la frustración de la Argentina en el Mundial de Rusia 2018 y tras la renuncia obligada de Jorge Sampaoli y Sebastián Beccacece, era como si hubiera nacido “otro” Scaloni. En una emergencia en AFA, mientras parte del periodismo vernáculo hacía parodias televisivas, gente grande, con el minuto de silencio y una especie de marcha fúnebre del rico fútbol argentino, la resurrección tuvo al DT protagonista.

Ahora, el “Flaco de Pujato” es ídolo nacional, filma publicidades, y la gente se pone de pie para aplaudirlo cuando viaja por línea aérea de España a la Argentina en la visita familiar. En Mallorca residen su esposa e hijos. En un paseo reciente por Rosario, la ciudad que lo tuvo en tiempos de los sueños con la pensión de Newell’s —allí crecieron Batistuta, Berizzo, Zamora, Gamboa, entre otros, bajo la tutela de Jorge Griffa y Marcelo Bielsa—, Scaloni vivió la fama.

“Estaba con mi esposa en el shopping”, dijo el DT, “en los días libres en Rosario, de pronto una multitud nos rodeó. Íbamos a estar una hora para comprar algo y al cabo de dos horas y media recién pude dejar de firmar autógrafos”, comentó.

Tras el Mundial de Qatar 2022 y la Copa América 2023, Scaloni rindió todos los exámenes. Muy atrás quedó aquella desconfianza. Uno de los diarios más leídos valoraba poco los comienzos: “Una selección sin identidad”, se leía. Cuando Uruguay cortó una de las dos rachas de la “Scaloneta” —el equipo de Scaloni perdió dos veces en casi 60 partidos—, al cabo de cuatro años, el gran Marcelo Bielsa, en el abrazo —dos ex-Newell’s— expresó: “Te felicito. Equipo de autor”.

En el álbum de figuritas de la mayoría de los argentinos hace cuatro años, pocos sabían de Emiliano “Dibu” Martínez, Christián Cuti Romero, Nahuel Molina, Nicolás González, algo conocidos Rodrigo De Paul, Leandro Paredes. Asimismo, el “gladiador” Lisandro Martínez, algo olvidados Nicolás Tagliafico, “Nico” Otamendi, Gonzalo Montiel, al tiempo del impacto con Lautaro Martínez, Julián Alvarez y Enzo Fernández, además de Giovanni Lo Celso. Todo Scaloni.

Hace medio siglo, César Menotti se hacía cargo de la selección nacional en la primavera de 1974. Llevado por la Unión Obrera Metalúrgica de Lorenzo Miguel, cuando la UOM con Paulino Niembro, padre del periodista Fernando, estuvo al frente de la AFA. Puesto por el titular de la UOM.

Menotti había logrado el Metropolitano de 1973 con Huracán con un fútbol de lucimiento, pero que duró poco: entre febrero y junio del mismo año. ¿El secreto? Juntar a Miguel Brindisi y Carlos Bábington con Roque Avallay y los que llegaron, Omar Larrosa y especialmente René Orlando Houseman.

La selección conducida por Enrique Omar Sívori, gloria del fútbol argentino a fines de los 50, luego la Juventus de Italia, siempre campeón. En River y la selección inolvidable de Lima 1957. Luego Botín de Oro en Europa.

Menotti produjo una revolución con apoyo de la AFA al conseguir que la selección fuera “prioridad número uno”. Dos Mundiales, 1978 y 1982, con resultados opuestos. Tras España 1982, Julio Grondona no renovó el contrato de Menotti y designó a Carlos Bilardo, DT campeón con Estudiantes entre 1982 y 1983, y siguió ganando el “Pincha” con Eduardo Manera, sucesor del “Narigón”.

Otra revolución hasta el Mundial de Italia 1990. El repaso da a Menotti campeón en el Mundial 1978, undécimo en España 1982, y a Bilardo campeón en México 1986 y subcampeón en Italia 1990. Los antecedentes como futbolistas ubicaron al “Flaco” Menotti figura en Rosario Central (1960-1963), no tanto en Racing (1964) y Boca (1965). Un paso por la selección nacional, interinatos de Néstor “Pipo” Rossi y José María Minella. César le pegaba con un fierro. Un metro noventa de estatura.

Algo lento de movimientos. Sus críticos lo tildaban de “cafishio”. Sin sacrificio, Boca basaba su juego en la clase de Silvio Marzolini y la habilidad de Ángel Clemente Rojas. El juego aéreo del “Tanque” Alfredo Rojas. Pero especialmente en una gran defensa. Con el “Tarzán” Antonio Roma en el arco y los “duros”: Ubaldo Rattín, el uruguayo Alcides “Cacho” Silveira, el temperamento de Carmelo “Cholo” (auténtico) Simeone sin olvidar al recio correntino José María Silvero.

Boca ganó en 1965 con la defensa y goles decisivos de los delanteros del mismo apellido. Escasa participación de Menotti que emigró al exterior. El Flaco pasó por el Santos de Brasil y 20 “The Generals” de Nueva York.

Carlos Bilardo, lo contrario. De su transición en San Lorenzo, promesa en la Tercera que ganó el certamen de 1959, cuando el Ciclón ganaba el torneo de AFA con el “Nene” José Sanfilippo, “la estrella”: 200 goles entre 1955 y 1963. Bilardo en 1960 estaba “tapado” por la llegada de Oscar Pablo Rossi. Exídolo en Huracán. Hoy, hubiera sido imposible. El delantero Bilardo pasó a Deportivo Español. Estaba estudiando medicina.

En 1965 llegó a Estudiantes de La Plata por expreso pedido de Osvaldo Zubeldía, uno de los vanguardistas de los tácticos. Hoy, el 90% remite a la legión de “los tácticos”. Muchas veces negados por los “sabios”.

A todo esto, Lionel Scaloni, el “Flaco” de Pujato, localidad santafesina de 2.400 habitantes hace medio siglo, ni siquiera había nacido. Pasado en Newell’s, igual a Marcelo Bielsa y Lionel Messi, “La Pulga” en fútbol infantil. El fenómeno Scaloni no tiene muchos antecedentes. Como futbolista participó en los Juveniles de José Pekerman por su potencia física y juego de ataque como lateral-volante por derecha.

Llegó a los primeros planos en Newell’s y luego saltó al fútbol de España. El apodo en su mejor ciclo, Mundial 2006 en Alemania, siendo suplente por entonces, no lo ayudaba. Le decían “El caballo”. Fuerte, tranco. Casi español, Scaloni se formó como DT en la camada de sus excompañeros Pablo Aimar, Wálter Samuel, Roberto Ayala, sin olvidar a Diego Placente. Todos en este tiempo formando parte del Cuerpo Técnico.

Se conocen como “integrados” desde los años 90. No es poco. Equipo que sale de memoria. Lo demás es conocido: Claudio Tapia, ante el fracaso de Jorge Sampaoli en el Mundial de Rusia 2018, necesitaba ganar tiempo. Los técnicos “del pueblo” Marcelo Gallardo y Diego Simeone no estaban para “agarrar”. Debieron irse Sampaoli y Sebastián Beccacece, ayudante de Scaloni de buena relación con el plantel, Messi y amigos del “crack”.

En la órbita de la “task force” del DT sin antecedentes ni trayectoria. Apenas su pasado cercano a Pekerman y Hugo Tocalli empezó “la aventura”. Mientras tanto, “Chiqui” Tapia contrataba a Menotti como “mánager”, el histórico crítico de AFA.

Scaloni y los suyos sabían que la mano sería de Los Apeninos a Los Andes. Una fantástica aventura. Pujato, pequeña localidad al norte de Santa Fe, zona rica, vive la gloria de su hijo pródigo. Hoy, Ciudad Eterna. Cuando empezó la historia de los Scaloni futbolistas —el hermano jugó en Estudiantes—, el condado apenas superaba los 3 mil habitantes. Hoy, todos de fiesta.

 

 

 

*Columnista de La Señal Medios, Libre Expresión, Agencia Nacional y Popular y AGN Prensa.

 

 

 

9/8/2024

Subir