Por Lucas Schaerer
Pignik hace referencia al árbol Ñandubay, que significa madera dura, como referencia a “la resistencia, fidelidad y nobleza por las que esta comunidad se caracteriza”. Pignik así se llama la comunidad indígena al norte de la provincia de Santa Fe, que acaba de recibir la titularidad de las tierras donde vivían, un total de 3,5 hectáreas, por parte de la iglesia católica.
“Guadalupe norte, a 20 kilómetros de Reconquista, es una pequeña población creada alrededor de una fábrica tecnológica. En su momento Cáritas adquirió el terreno para cuando tuvieran personería traspasarlo como tierra comunitaria. La comunidad Pignik la integran unas 50 familias. Nosotros en ENDEPA (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen) decimos que están en el periurbano, fuera de pueblito, pero cerca, y es más bien un barrio popular”, explicó para este artículo Ángel “Coché” Macín, el obispo de Reconquista, la máxima autoridad de la iglesia católica en la diócesis y uno de los más avezados en Argentina desde la mirada ambiental-eclesial, ya que en su momento fue convocado por el Papa Francisco al Sínodo Amazónico de los obispos en Roma, en octubre de 2019.
Monseñor Macín junto a Cáritas diocesana y pastoral aborigen ya habían entregado, en el mes de mayo, unas 70 hectáreas a la comunidad mocoví.
La firma de las escrituras de las tierras, en las cuales actualmente vive la comunidad Pignik, se realizó en las instalaciones de la curia diocesana en las calles Chacabuco esquina Habegger de la ciudad de Reconquista. Allí estuvieron el referente de la comunidad indígena, Orlando Sánchez junto a otros miembros de esa comunidad. Quien realizó la escritura fue la escribana Nilda Natalia Guedez, quien dio lectura al acta de viva voz, explicando cuál era la finalidad y los alcances del acto, como también de las diferentes instancias por las cuales se ha tenido que atravesar para que finalmente la titularidad de esas tierras pasara del obispado de Reconquista a la comunidad Pignik.
Por su lado, monseñor Macín explicó cómo fue el procedimiento por el cual se adquirió específicamente esa parcela, indicando que es resultado del aporte de fondos de Cáritas, como también de diversos fieles, marcando el camino pretendido por la Iglesia en la diócesis, “en lo referente al reconocimiento y a la reparación histórica para con las comunidades preexistentes”.
Asimismo, Macín anticipó la voluntad de crear un fondo para donaciones y así poder continuar la entrega de tierras a comunidades que no tienen la titularidad de donde viven.
El referente de la comunidad Pignik destacó el significado de este momento “histórico”, indicando que ellos siempre “han estado esperando y trabajando para poder llegar a esta instancia, a obtener la titularidad del territorio, ya que en general, a muchos les cuesta entender los derechos que tienen como pueblos aborígenes”.
También agradeció la labor mancomunada de los distintos actores en este camino recorrido, por el trabajo humano y de hermandad para con ellos, y a quienes los acompañan en esta difícil tarea. Monseñor Macín explicó que a la entrega de tierras le sigue el diálogo intercultural y el compartir una ceremonia interreligiosa en esos terrenos, porque “es Dios el que inicia y lleva a término nuestros proyectos”.
El obispo Macín tiene además dos grandes tareas que atender. Por un lado, la Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní. Es el encargado de coordinar a las comunidades criollas e indígenas vinculadas a la iglesia en Paraguay, Bolivia, Uruguay y Argentina, para la preservación de la casa común y sus poblaciones. Por otro lado, está a cargo de la Comisión Episcopal de Migrantes Itinerantes.
En un encuentro reciente que tuvo con el Papa Francisco, en su residencia comunitaria Santa Marta, le preguntó Macín como atender la Diócesis combinando con lo nacional y lo regional. “Él me dijo que siga adelante con estas actividades, sobre todo con esta red por el cuidado de la casa común, y que me apoye en los laicos para seguir adelante”, reveló el obispo a este medio.
18/10/2023