Por Redacción
El Puerto de Buenos es epicentro de una disputa política que se repite a los largo de la historia. En este caso, el gobierno nacional promueve un escenario de infraestructura mercantil que poco tiene que ver con el afianzamiento de la Soberanía Nacional. El juego implica montar operaciones que sostengan unidades de negocios que, a su vez, incluyen el desmembramiento de puerto más importante del país y de la región.
Con la licitación prácticamente caída y sin política efectiva para el sector la situación del Ejecutivo es, al menos, incómoda. Por estos días el Partido Justicialista denunció la posibilidad que el oficialismo retome la vieja idea de traspasar el Puerto a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires. Esta maniobra no solamente encubre una matriz de desarrollo inmobiliario para la continuidad de Puerto Madero, sino también una jugada política que tiene que ver con cerrar el círculo de desestructuración que comenzó con la destrucción de la industria naval y el agotamiento del recurso itícola de las aguas nacionales.
De esta manera el gobierno, en franca retirada, maniobra para completar un circuito de entrega de soberanía productiva. La descentralización del Puerto de Buenos Aires, pensada desde ka ideología neoliberal, se aventura en un juego peligroso que el gobierno desconoce en el plano de la geopolítica. En una suerte de ludismo semántico el oficialismo suele confundir modernización con entrega de los recursos productivos nacionales a manos del capital transnacional.
En ese juego se animan a jugar los distintos operadores del ejecutivo, como el Ministro de Transporte, Guillermo Dietrich; el interventor de la Administración General de Puertos, Gonzalo Mórtola y el empresario inmobiliario, hoy Cónsul en Singapur, Nicolás Caputo, entre otros. El olor a dinero los atrae como la carroña a los buitres. Ciegos pero no tontos, los funcionarios de Cambiemos despliegan estrategias que en nada benefician a la Nación pero sí a sus cuentas corrientes. El impacto de sus maniobras puede ser irreversible para la política de comercio exterior pero resulta peor para los más de 3.500 trabajadores que hoy desempeñan tareas en las distintas terminales portuarias.
Si bien los títulos mediáticos cerraron filas en torno al negocio inmobiliario, que podría ejecutar el actual Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, la transferencia del Puerto de Buenos a la Ciudad dejaría al país huérfano de Puertos nacionales. De esta manera se le abriría la puerta a los parásitos empresariales que en diversas partes del mundo explotan puertos trascendentes con bandera de conveniencia. Esto es letal para los trabajadores dado que en esos establecimientos lo que fluye, además de la ganancia empresarial leonina, es la precarización laboral más extrema.
Más allá del análisis informativo y de la especulación gubernamental, fuentes sindicales consultadas por AGN Prensa Sindical señalaron que si el gobierno avanza en su decisión se chocará contra una pared. En la actualidad el gobierno carece de potestad constitucional para imponer su deseo.
Por otro lado, tal como nos confió dicha fuente, ¿es posible tapar el escándalo de Singapur con otro escándalo más grande? Larreta, que se juega su destino presidencialista con miras al futuro en una elección que aun no está definida, ¿pagará lealtad con lealtad comprándose una maniobra turbia de su socio político? Con este escenario ¿le dará a su viejo aliado asilo en la Ciudad?
La reacción de la oposición fue inmediata. No obstante, el juego es una invitación para que Alberto Fernández se inmiscuya en la cuestión portuaria. Se necesita una política efectiva para el sector que también ha sido golpeado por la crisis. Una posible desestructuración del Puerto de Buenos Aires beneficiaría al principal competidor en la región: el puerto de Montevideo. Sobre todo porque los puertos del interior del país carecen de Estado e infraestructura para contener la posible carga que ya no estaría dirigida a la capital.
El gobierno parece manejarse, una vez más, bajo la política del ensayo y error. Sin tiempo, acelerar una cuestión compleja y sensible como la portuaria podría significar poner en actividad un volcán que puede explotarle en la cara al oficialismo. En este contexto eso implicaría sumarse un problema demasiado pesado en un escenario de derrota acentuada.
Mientras tanto, los gremios del sector comenzaron a reaccionar. El Secretario General Adjunto Ferroportuario e Interior de APDFA, Leonardo Salom, le expresó a AGN Prensa Sindical que “es inadmisible, que en medio de las elecciones, sin buscar dialogo con el sector, las autoridades nacionales tomen decisiones que hipotequen el principal puerto del país, único en manos del Estado Nacional, con la relevancia que eso tiene para un justo balance del federalismo”.
“En las condiciones que se conocieron en los últimos días, la transferencia del puerto a la Ciudad, como la entrega de terrenos portuarios con fines inmobiliarios, avasallan un sin número de normativas y procesos administrativos, y la propia Constitución Nacional, lo que siembra dudas respecto de su real finalidad y deja abierta las puertas a todo tipo de procesos penales”, precisó el dirigente sindical.
En ese orden, Salom, subrayo que se deben tener en cuenta “las consecuencias negativas sobre las fuentes de trabajo de los trabajadores de las terminales portuarias, del sector marítimo y logístico, que a diario ponemos el hombro para hacer del Puerto de Buenos Aires un líder regional y un salida que le de competitividad a las economías regionales”.
Macri suma escándalos con su vicio de promocionar negocios espurios que atentan contra la soberanía económica y productiva del país. Su desesperación lo torna débil, su debilidad lo hace aun mucho más peligroso. Sus socios actúan de la mimas manera. Larreta, ¿le dará asilo en la ciudad a su hermano del alma?.