Por Redacción
El Fondo Monetario Internacional (FMI) insistió en que Argentina mantiene un nivel insuficiente de reservas internacionales y que debe incrementar sus esfuerzos para fortalecerlas, condición clave para asegurar el pago de la deuda externa. El organismo publicó este martes su Reporte Sobre Sector Externo, donde marcó la línea que el gobierno de Javier Milei debe seguir.
El FMI afirmó que “es fundamental realizar esfuerzos adicionales para reconstruir las reservas, permitiendo al mismo tiempo una mayor formación de precios y compras de divisas para cumplir con las obligaciones del servicio de la deuda en divisas”. Esta definición refuerza la presión para que Argentina priorice la deuda sobre sus necesidades económicas internas.
En el informe, el organismo reconoció que “los fundamentos económicos han mejorado sustancialmente desde finales de 2023”, pero alertó que “las reservas internacionales netas siguen siendo críticamente bajas y los diferenciales de la deuda soberana, aunque han disminuido drásticamente, siguen siendo elevados”.
El FMI evaluó que la reciente adopción de un régimen monetario y cambiario más firme ofrece un tipo de cambio más alineado al mercado, aunque remarcó que “siguen siendo necesarias políticas macroeconómicas estrictas para lograr una balanza comercial sólida y una acumulación de reservas”.
El reporte explicó que “la situación de las reservas se ha estabilizado desde la implementación del nuevo programa y el establecimiento de nuevas bandas cambiarias a mediados de abril”, pero indicó que “la cobertura de las reservas sigue siendo inadecuada”. Según los cálculos del Fondo, las reservas actuales alcanzarían apenas el 23% del nivel necesario hacia finales de 2024.
Estas exigencias ponen de manifiesto la continuidad de un modelo económico subordinado a las políticas coloniales del FMI, que condicionan la soberanía argentina a un ajuste fiscal y monetario que golpea a la población. Con la política de endeudamiento para sostener el poder del capital financiero, Milei se lineó con la política de dependencia que impone el organismo internacional y sacrifica el bienestar material del conjunto de la población.