Mientras la CGT es un hervidero y no se sabe a ciencia cierta cual será el futuro de la Central a corto plazo, la mayoría de la dirigencia coincide en que el mandato del Triunvirato terminó y en la necesidad de reorganizar la institución madre del sindicalismo.
Roberto Pignanelli, titular del SMATA, aseguró que “la CGT debe tener proyectos de trabajo y tiene que buscar nuevas formas de hacerse escuchar. El problema es que la forma que estamos adoptando no da su resultado porque nadie escucha y la realidad del país nos pasa por arriba”.
“Para ir a solucionar los temas fundamentales del país, el dirigente de la CGT no puede tener el saco, un chaleco y una camisa, tiene que tener la gente atrás, y no para parar el país, extorsionar y hacer maldades, sino para tener la firmeza que hay que tener y poder abrir los oídos de quienes nos conducen”, expresó el dirigente de los mecánicos a FM La Patriada.
Pignanelli destacó que “ser favorito del Gobierno no es la base fundamental para que se conduzca una CGT. No sirve un enroque de dirigentes ni la bendición del gobierno, la bendición tiene que ser de la clase trabajadora para poderla conducir”.