Opinión

Peronismo y doctrina social de la Iglesia.

*Por Juan Manuel Martínez Chas

Desde hace largo tiempo venimos discutiendo sobre parámetros meramente coyunturales, acerca de la religiosidad que el pueblo, el más humilde, el trabajador viene desarrollando en Argentina.

Seguramente las raíces del humanismo, que se fundaron a partir de 1890 y que fueron realzadas desde el proceso revolucionario de 1945, que implicaba, además de constituir la Comunidad Organizada, mirar al país desde los más necesitados, vierte sus raíces en lo que se denomina la doctrina social de la Iglesia. Esto es: La visión de la Iglesia sobre la cuestión social.

Peronismo y Doctrina Social de la Iglesia han entendido, desde su largo recorrido, al trabajo como elemento de inclusión social más importante. Sobre todo, en el sentido de que el trabajo nunca puede ser considerado una mercancía. Es el elemento dignificador de una persona y la importancia de este va más allá de su contenido económico. Es un bien cultural y social central para nuestra sociedad.

Por otro lado, debemos recordar la tarea que a partir de la década del ’60 el denominado Movimiento de los Sacerdotes por el Tercer Mundo con su trabajo en las villas, entre los cuales debemos mencionar fundamentalmente a Carlos Mujica, trazaron un elemento cultural y una relectura del Evangelio desde el punto de vista de una teología que liberaba al hombre. Liberaba al hombre de las esclavitudes y del contenido de un capitalismo que se hacía más globalizado y más injusto, que castigaba a los más humildes, a los que menos tenían.

Con el correr de los tiempos el peronismo y la doctrina social de la iglesia convergieron en lo que  fue la teoría, de los por entonces, maestros de Jorge Bergoglio, hoy del Papa Francisco: Lucio Gera y Juan Carlos Scannone, quienes denominaron su nueva visión “teología del pueblo”. Es la conversión de las ideas políticas del mismo, su sensibilidad, en un proyecto de desarrollo nacional y en un proyecto de inclusión social, justamente, para la liberación. No sólo para la liberación de los hombres y de las mujeres argentinos, como contenido específico ontológico, sino como concepto de Patria y de Nación.

En ese marco las organizaciones sindicales de trabajadores fueron parte esencial de esta comunidad organizada. Esta comunidad que se desarrolló en la década de los ´70 a partir del concepto del movimiento de los trabajadores. Aquel que incluía a todos los hombres que trabajan en pos de la dignidad de su fuente de trabajo y aquellos, que como hoy, relacionados a los trabajadores de la economía popular tratan de desarrollar e inventar nuevas fuentes de trabajo para ser ejes articuladores, de la nueva composición de la clase trabajadora, en los  nuevos cambios que implica el modelo laboral vigente. Un modelo cultural, un modelo que proyecta el individualismo y proyecta, obviamente, la destrucción del modelo sindical como alternativa de esa humanización, necesaria, del capitalismo.

Por eso, cuando se quiere atacar a la figura del Papa Francisco desde los centros de poder internacional y desde algunos sectores del periodismo, sectores que no conocen su historia, su formación, que ignoran su compromiso, están olvidando que no se ataca a una figura, sino que se está atacando, quizá hoy, al líder más importante en esta cruzada mundial por la humanización, por la dignificación y la Justicia Social.

Lo que más les duele de Francisco es que mira a la cara a los poderosos y los compele a tomar decisiones en el marco de un mundo más humano. Lo que no le perdonan a Francisco es su lucha a favor de los desposeídos, por los migrantes, por hacer carne el evangelio en los que menos tienen. Lo que no le perdona el liberalismo es que haya desentrañado su falacia, es un sistema que mata. Por eso debemos ser claros y conscientes: Humanismo, liberación, sindicalismo y religiosidad popular son las bases que van a sustentar la conformación de la nueva sociedad, donde el pueblo vuelva a ser protagonista de las grandes decisiones de nuestra Patria.

 

*Abogado Laboralista. Docente. Master en Empleo, Relaciones Laborales y Dialogo Social (Universidad de Castilla La Mancha). Asesor de Organizaciones Sindicales.

 

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