Pensamiento Nacional

Oscar Smith presente

Un par de Falcon de color blanco interceptaron su marcha por las calles de Villa Domínico. Los miembros del “Grupo de Tareas” lo arrancaron con violencia de su auto para depositarlo en el baúl de uno de los Falcon. Nunca se supo más nada de él.

Aquel 11 de febrero de 1977, Oscar “el Gato” Smith, Secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza, pasó a ser un desaparecido más en la tenebrosa noche de la Dictadura. El aguerrido gremio de Luz y Fuerza venía enfrentando los embates del régimen desde octubre del ’76, cuando el Contralmirante Interventor de SEGBA anunció que provocaría 264 despidos, en su gran mayoría delegados y activistas de base.

Luego vendría el ataque al convenio colectivo, la ampliación de la jornada de trabajo y la eliminación de otras viejas conquistas. El trabajo a desgano y las huelgas fueron las principales medidas de lucha, junto a algunas otras acciones ejercitadas en anteriores resistencias; la intimidación represiva de los uniformados en los lugares de trabajo, la detención y el secuestro de compañeros fue la respuesta.

En el mes de enero del ’77, un Decreto secreto de la Junta Militar ordenaba acciones selectivas sobre los establecimientos industriales y empresas del Estado para “neutralizar situaciones conflictivas de origen laboral provocadas o que puedan ser explotadas por la subversión, a fin de impedir la agitación y acción insurreccional de masas y contribuir al eficiente funcionamiento del aparato productivo del país”.

Santos, Giordano, Piñeyro, Ciao, Bertucci, Pardo… algunos de los apellidos de los lucifuercistas detenidos-desaparecidos, producto de aquellas heroicas jornadas de lucha en medio del terror que se extendía por todo el territorio argentino. Schmit fue consecuente hasta el final con el mandato que le conferían sus compañeros trabajadores: encabezar la defensa de sus derechos; pensó quizás —al igual que otros sindicalistas— que se podía lograrlo forzando la mediación de un Ministro de Trabajo o de algún otro funcionario racional del gobierno, en los que tal vez confió.

No había margen: el mismo día que lo desaparecían, el Gobierno dictó un decreto que derogaba la retención automática de aportes de los trabajadores y trabajadoras a los sindicatos. El Proceso de Reorganización Nacional tenía como objetivo fundamental suprimir definitivamente a las Organizaciones Sindicales fortalecidas por el Peronismo cuando fue gobierno, y más aún cuando se convirtió en principal fuerza de resistencia.

El verdadero enemigo de aquella tiranía criminal no era la “subversión”, era el Movimiento Obrero Organizado.

 

 

*Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense

 

 

 

11/2/2025

 

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