Por Redacción
La Oficina Regional de la Organización Internacional del Trabajo presentó este martes una nueva edición de su informe Panorama Laboral. En el mismo se sostuvo que América Latina y el Caribe enfrentan en 2023 un universo laboral “altamente complejo y cargado de incertidumbre” producto de la crisis que afecta al trabajo. La OIT reclamó la aplicación de políticas gubernamentales para crear empleo formal y digno.
Claudia Coenjaerts, Directora Regional de la OIT, sostuvo que “en este momento es urgente la implementación y fortalecimiento de diferentes tipos de políticas que contribuyan a la creación de empleo formal y al sostenimiento de los ingresos laborales”.
Si bien los datos generales vertidos en el informe evidenciaron un descenso en la tasa de desocupación regional hacia fines del 2002 del 7,2 %, en relación a los índices de 2019 que fueron del 8 % en pleno proceso de la crisis sanitaria de COVID-19, la desaceleración económica, pronosticada a nivel global para el año en curso, tendrá un impacto negativo sobre las fuentes de trabajo.
El informe destacó que “esta baja en la tasa de desocupación fue impulsada por la creación de empleo que en el tercer trimestre de 2022 había recuperado los niveles prepandemia, sumado a una recuperación aún incompleta de los niveles de la tasa de participación laboral, que siguen siendo levemente inferiores a los de 2019”.
Asimismo, “la recuperación del empleo en 2022 fue más intensa entre mujeres que entre hombres, y entre jóvenes que entre los adultos. En ambos casos se trata de grupos que habían sido ferozmente impactados en la crisis laboral por COVID-19. Por otra parte, las brechas estructurales por género y por edad siguen presentes en los mercados laborales”.
Para Coenjaerts, la baja de los índices “es una noticia positiva en especial tras la crisis de grandes dimensiones que provocó la pandemia”. Sin embrago, añadió que “el escaso dinamismo de la economía pronosticado para 2023 afectará negativamente la generación de nuevos empleos y eso hará que en 2023 la desocupación registre variaciones”.
Por otro lado, según los datos estimados por la OIT, “en 9 de 15 países la tasa de ocupación aún era inferior al registrado tres años antes, mientras que solo en 2 de 15 países la tasa de participación superaba niveles prepandemia. La tasa de desocupación bajó en 10 de 15 países al tercer trimestre de 2022”.
El documento, Panorama Laboral, precisó que “la región es afectada por la conjunción de múltiples crisis a nivel global, como la persistencia de la pandemia o la guerra entre Rusia y Ucrania, y al mismo tiempo enfrenta la perspectiva de un crecimiento económico bajo, las secuelas de una elevada inflación, limitado espacio fiscal y altos niveles de endeudamiento”.
Al respecto, la Directora Regional de la OIT, explicó que “en este escenario económico el problema laboral más urgente para la región es el de la calidad del empleo y los insuficientes ingresos laborales y totales generados por los trabajadores y sus familias”.
Por otro lado, el informe confirmó que la “recuperación laboral ha sido fuertemente traccionada por el aumento de las ocupaciones informales, que representaron entre 40 y 80 % de los empleos generados. Aunque en los últimos meses esta tendencia se atenuó a favor de empleos formales, la tasa de informalidad regional ya llegó a 50 % como era antes de la pandemia, aunque en algunos países es mucho mayor”.
Coenjaerts, remarcó: “La realidad es que una de cada dos personas trabajan en la informalidad, que suele estar acompañada inestabilidad laboral, bajos ingresos, sin protección social. Los trabajadores informales tienen entre 3 y 4 veces más probabilidades de ser pobres que los trabajadores formales, a la vez que explican entre 70 y 90 % de la pobreza laboral total”.
A ellos debe añadirse, siempre según el informe de la OIT, que “los ingresos reales de personas trabajadoras en la región están siendo afectados por una tasa de inflación regional que se habría ubicado por encima del 8 % en 2022 y que causó una pérdida del poder adquisitivo de los salarios medios y los salarios mínimos”.
Por ejemplo, en el caso de los salarios mínimos en 9 de los 17 países estudiados “el valor real era inferior al de antes de la pandemia”. Roxana Maurizio, economista laboral de la Oficina Regional de la OIT, aseguró que “el impacto de la informalidad, sumado al de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, es fundamental para entender por qué debemos estar alertas al ‘fenómeno del trabajador pobre’, es decir de aquellas personas que aún teniendo un empleo, incluso un empleo formal, pueden encontrarse en situación de pobreza”.
Del mismo modo, precisó que “los ingresos laborales representan 80 % de los ingresos de las familias, por eso son esenciales para entender las entradas y salidas de personas en situación de pobreza. Son necesarias las políticas de sostenimiento y creación de más y mejores empleos, especialmente de empleos formales”.
Por último, Coenjaerts manifestó que “si queremos avanzar hacía una región con mayor justicia social y menor desigualdad, será necesario adoptar medidas contundentes para generar más y mejores empleos”.
7/2/2023