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Nuestros Programas Puerto Base y Palabra Sindical fueron distinguidos con el premio el Quijote de Oro

*Por Gustavo Ramírez

Es cierto, no hay una sola manera de hacer periodismo. Tampoco hay un solo modelo de periodista. Hace más de 15 años que la profesión viene vapuleada por la mala praxis. El eufemismo de la pos verdad abrió las puertas a fantasías que el oficio acuñó como propias sin importar demasiado la información. Para el núcleo neolibral del universo informativo la verdad dejó de ser importante, en la medida que se profesó un culto individualista como exaltación de la cultura narcisista del  Yo.

En este contexto, que nuestros programas: Puerto Base y Palabra Sindical hayan sido premiados con el Quijote de Oro como mejores programas de Información Sindical, representa una motivación extra. Porque el periodismo no puede estar del lado de los que aceptan y propagan el colonialismo cultural de los enemigos del pueblo, ni puede militar la cultura de la indiferencia. El periodista no debe ser el el carcelero de la voluntad popular en nombre de una Patria falsa o en defensa del cautiverio de la palabra.

No se hace periodismo en la comodidad ideológica. Romper los muros culturales del neoliberalismo se transforma en una batalla ética, al menos debería serlo para los periodistas que no se atan al servilismo editorial. Es necesario que para combatir  al poder económico, para los soldados de la dictadura financiera, los trabajadores de prensa seamos aquello que Günter Wallraff llamó “el periodista indeseable”. Romper con el paradigma actual del periodista neoliberal tiene muchas implicaciones, sin embargo, la primera es quebrar  las cadenas del sometimiento intelectual y la precarización laboral.

Desde diciembre del 2015 hasta nuestros días hubo 4.500 despidos en los grandes medios de comunicación. El 90 % de los periodista freelance trabaja en condiciones absolutamente precarias, ello incluye cobrar salarios por debajo de la canasta básica de alimentos. ¿Que ve un trabajador de prensa cuando se mira al espejo? Sin dudas a una persona.  No obstante, ¿todos pueden ver a un trabajador allí donde la mirada fija se pierde?.

A Günter Wallraff, periodista alemán, alguien lo bautizó el “escritor del mundo industrial y obrero”. ¡Mierda! Tal vez ni siquiera Walsh llegó a tanto. Lo nuestro va por otro vía, es cierto, pero tiene referentes que signan la iluminación del camino por el cual transitamos. Uno no cree que llegará a ser el escritor de los trabajadores, en todo caso lo que hacemos en AGN Prensa Sindical es narrar la actualidad junto a la clase trabajadora.

Con 16 millones de pobres y 2,2 millones de desocupados lo inmediato, desde nuestras premisas y valoraciones éticas como periodistas, es testimoniar el padecimiento del pueblo,  que en definitiva es nuestro dolor y sacrificio también. No solamente como denuncia, sino como fundamento histórico para impulsar la derrota social, política, económica y cultural del neoliberalimso. Ante lo que nos muestra la realidad, frente a lo que nos cuentan los trabajadores, no podemos ser indiferentes, mucho menos pasivos.

La comunicación neolibeal ha puesto en crisis al periodismo en general. Como tantas otras cuestiones, esta se ha naturalizado. El común denominador es creer que el relato hiper realista del capitalismo puede convertirse en una verdad incuestionable y que esa verdad reside en la flaca y angustiada liberta de expresión. Por el contrario, si uno bucea con profundidad en el discurso dominante solo va a encontrar ficciones ostensibles que fueron construidas para satisfacer la demanda de una narrativa social.

No hay manera. Son tiempos donde los trabajadores necesitamos contarnos a nosotros mismos. No podemos dejar que nos cuenten tipos que buscan mercantilizar el rol periodístico en detrimento de la clase trabajadora. Contrario a ello, nosotros entendemos que los medios tienen que conformar una parte sustancias de las Organizaciones Libres del Puerto para que la comunicación sea puesta al servicio del bien común en el marco de la comunidad organizada. Ello debe comprenderse en profundidad como un quiebre significativo de la batalla cultural, que es en esencia una lucha política.

La democratización de la comunicación llegará cuando alcancemos la consagración de la democracia popular. Cuando, desde los medios  nacionales, reconozacamos que, como afirmamos en casa oportunidad que tenemos, nosotros celebramos la cultura del encuentro y con ella estamos mandados éticamente a hacer lío. No desde el papel mesiánico que se quieren arrogar determinados medios populares, sino desde el mismo barro de la historia junto a sus protagonistas: Los pobres y la clase trabajadora.

Ganamos un premio. El Quijote de Oro. Lo ganamos todos, ustedes y nosotros, nuestro equipo y cada uno de los 16 millones de pobres, cada uno de los 2,2 millones de desocupados. No lo ganamos solos. Eso sería imposible. Nadie es en soledad. Solo podemos realizarnos en una comunidad que se realiza. Es juntos como quebramos los pliegos informativos de aquellos que usan la confusión como herramienta de propaganda neoliberal. Lejos del individualismo se edifica nuestro medio.

“Si yo no hubiera llegado a ser lo que soy, toda mi vida hubiera quedado sin explicación”, dijo Evita. Esta frase tal vez justifique estas líneas. Está claro: Uno no se refleja en personajes como Zoe Barnes, la periodista de la serie House Of Cards que se prostituye con el poder político para ser parte de un zoológico social que no logra comprender. Ese estereotipo de periodismo es el que hay que rechazar en todas sus formas. Sin periodistas libres no hay libertad de expresión.

Es cierto. Ganamos un Quijote de Oro. Celebramos. Festejamos. Estamos contentos. Somos felices y lo compartimos con todos y cada uno de los trabajadores de nuestra Patria. Pero quiero hacer un mención especial y  compartir este, nuestro premio, con los trabajadores y familiares de los buques Rigel y Repunte, con los compatriotas del Ara San Juan y con la familia de José Bulacio.

Si. Estamos convencidos que queremos ser ese periodista indeseable que inquieta al poder neoliberal. Somos parte de las Organizaciones Libres del Pueblo, somos trabajadores que luchamos contra el colonialismo cultural porque creemos fervientemente en la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social. Sí, somos incorregibles.

 

*Director periodístico de AGN Prensa Sindical

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